CONFIA EN MI 2

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– ¿De verdad que el bebé está bien?

Hannes detuvo sus anotaciones tras escuchar la pregunta.

Con una mirada triste, dio media vuelta para encontrarse con los ojos atentos de Eren; aquellos que anhelaban una respuesta que ahuyentara todas las pesadillas que inundaban su mente en torno a la cosa más preciada que tenía en la tierra.

Al instante en que Levi abandono la habitación junto a Pixis, la opresión sobre su pecho aumento ante la oportunidad de dejar salir todo aquello que lo ahogaba. Se había obligado a sí mismo a mantener la calma frente al azabache, resguardando en su interior la sensación sofocante y abrumadora que sintió en base a todo lo que estaba pasando.

Necesitaba mantenerse fuerte; si él se derrumbaba, Levi perdería todo el soporte que le ayudaba a seguir adelante.

– He dicho la verdad pero... – respiró profundo, omitiendo la parte donde las manos de Erwin recurrieron su cuerpo con aquellas intensiones que le hacían vomitar – Solo quiero estar seguro.

– Nunca mentiría en un aspecto como este, mucho menos cuando algo tan importante esta en camino – aseguró el mayor, dejando de lado su labor para tomar asiento frente a Eren, sosteniendo su mano en un gesto tranquilizante – Eres la persona más fuerte que he conocido durante toda mi vida y afortunadamente, le has heredado esa gran fuerza al pequeño que crece en tu interior.

Los labios de Eren se elevaron en una triste sonrisa, conmovido por sus palabras y ante aquella sinceridad que percibió con claridad. Aun a pesar de sus esfuerzos por contenerse, sus ojos se tornaron brillosos en un fugaz parpadeo, sintiendo pequeñas lagrimas acumularse por el borde de sus ojos antes de que cayeran por la redondez de sus mejillas, tan rápido que muy apenas pudo pasar el dorso de su mano sobre ellas antes de que resbalaran por su mentón.

Para Hannes, era más que evidente el cambio tan drástico que había tenido el castaño con la partida de Levi. Como si una muralla se hubiera derrumbado en su interior y en consecuencia, un sinfín de emociones se desbordaran entre cada respiración.

– L-lo siento, no puedo evitarlo – su voz dejaba en claro la vergüenza de su reacción, tratando de limpiarse la cara aun a pesar de que el llanto involuntario no tenía indicios de detenerse.

– Has tenido muchas emociones fuertes estas últimas horas, descansa un poco – estiro su mano para colocar un mechón castaño tras su oreja, despegando su cara, en una acaricia paternal que lleno de calidez el corazón del menor – No te hace bien, Eren. Entiendo que la situación no es de las mejores, pero necesito prevenir que te agobies demasiado.

No quería entrometerse más allá de lo que su profesión le dictaba, sin embargo, la preocupación por Eren fue el motivo suficiente para cruzar aquella línea invisible que separaba su trabajo laboral con la relación personal que mantenía con el castaño.

En ocasiones, era rotundamente necesario hacer algunas excepciones.

– ¿Por qué te guardas tus sentimientos frente a Levi?

Eren contuvo la respiración, mordiendo su labio inferior mientras su mirada se elevaba en dirección a Hannes, incapaz de replicar en contra cuando su expresión le indicaba que no era una simple idea; ambos sabían que aquello era todo un hecho.

– No quiero que me vea así – hizo referencia así mismo, sintiendo su pecho temblar – Ya tiene suficiente con todo lo que ha pasado como para agregarle una preocupación más. Levi esta mostrándose fuerte frente a todo esto y sobre todo, frente a mí. Yo también quiero serlo y convertirme en su apoyo – no había ninguna pizca de duda en sus ojos – Si ve que estoy triste solo ocasionare que se preocupe innecesariamente y no quiero darle más motivos para sentirse abrumado.

PRINCIPE ARROGANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora