CONFÍA EN MÍ

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Disclaimer: Los personajes de Shingeki no Kyojin no me pertenecen, son propiedad de Hajime Isayama.

Advertencia: Relación Chico x Chico (Yaoi), Lenguaje Vulgar, Universo Alterno (AU), M-preg y Lemmon.

!Gracias por seguir leyéndo!

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La impotencia crecía cada vez más en su interior.

La mirada de Levi no dejaba de inspeccionar meticulosamente a Hannes, atento a cada movimiento que realizaba frente a él mientras esperaba impaciente algún diagnostico que aliviara la preocupación que se apoderaba de él a cada minuto.

Observo en silencio como Eren contenía una mueca, justo cuando doctor del reino comenzó a limpiar las heridas localizadas sobre las palmas de sus manos, tratando de aguantar y reprimir lo mejor posible el dolor que le causaban los pequeños cortes en su piel.

– No dejaran ninguna cicatriz si nos aseguramos de desinfectar la herida constantemente – aviso Hannes con calma, concentrándose en envolver una venda en cada mano con extremo cuidado.

Eren asintió en silencio, sintiendo sus ojos pesados, dejando que las sabanas sobre él le proporcionaran el calor que su cuerpo tanto anhelada, aun adolorido y con unas ganas infinitas de acurrucarse sobre la cama para echar una siesta.

Los moretones en sus brazos hacían que pegara pequeños respingos en cuanto cualquier cosa tocaba su piel. Los había apreciado con claridad cuando, con ayuda de Levi, tuvo que retirarse las ropas humedecidas para tomar un baño caliente de inmediato. La expresión que puso el azabache al ver la tonalidad violeta en su piel lo motivó a cubrirlo en un abrazo, asegurándole de que no le dolían en lo absoluto ante la urgencia de impedir que cometiera alguna locura.

– Levántate un poco, voy a checar tu vientre.

Los ojos de Eren se elevaron en dirección a Hannes, regresando de sus recuerdos ante la petición que inusualmente pidió.

– Necesito que me digas si te duele en alguna parte – le indico el rubio, al tiempo que tomaba el borde de las sabanas para comenzar a retirarlas con cuidado.

Eren entendió de inmediato el motivo de su acción.

Acató la orden en silencio, levantándose un poco sobre las almohadas tras su espalda para hacerle el trabajo más fácil, sintiendo a los pocos segundos como las manos de Hannes se cernían en torno a su vientre, tocando con lentitud y en movimientos pequeños la zona que abarcaba toda su barriga, comprobando visualmente el tamaño que debía de tener a juzgar por los meses de gestación.

Hannes estaba al tanto de la situación a la que se habían enfrentado. Como su profesión se lo dictaba, era estrictamente necesario conocer los motivos que debilitaron a sus pacientes, en especial, cuando se involucraba un embarazo tan especial para todos.

Aunque la idea le causara un nudo en su garganta, era necesario enfrentarse a la peor de las ideas: – ¿En algún momento te golpearon?

Los hombros de Levi se tensaron al instante, concentrando su atención en el castaño.

– Solo el rostro – respondió el menor, recordando la bofetada que había recibido cuando tuvo la intención de gritar.

– ¿Presenciaste algún tipo de sangrado cuando fuiste al baño?

– Ninguno.

PRINCIPE ARROGANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora