Esa tarde Martina y Sofía habían quedado en pasarse por el Momo, y así hacer compañía a Carmen. Martina se tomaría una cerveza y se iría a entrenar.
Estaban tan tranquilas hablando las tres cuando entró la profesora con el estúpido profesor con el que había estado en la cafetería de la universidad. Lo que le faltaba a Martina. Estaba quedando con él fuera de la universidad. El verlos juntos la dejó descolocada.
Martina se tensó cuando los vio juntos. Lorena fue a pedir a la barra y se encontró de bruces con sus dos alumnas. No se esperaba ver a Martina en la cafetería.
-Hola chicas ¿Qué tal?, ¿Qué hacéis por aquí?-Preguntó la profesora sin quitar sus ojos de los de la joven. Pero ésta prefirió desviar la mirada.
-Pues parece que usted mejor que nosotras…-Contestó con sarcasmo Martina.
-Martina, ¿A qué viene esa contestación?- le preguntó la profesora. No le gustó nada el tono que usó la castaña cuando le contestó.
-A nada, déjelo, y váyase a divertir con el soso del profesor.
-¿Qué?¿Qué has dicho?
Martina se fue directamente a la salida de la cafetería. No quería seguir hablando con la profesora. Y Sofía fue detrás de ella.
Lorena no entendía a qué había venido esa reacción de Martina. La había dejado totalmente descolocada. Parecía que la joven estuviera celosa.¡Pero eso era imposible!¿Cómo iba a estar celosa si en realidad ellas se llevaban como el perro y el gato?Además, se sacaban muchos años y la misma Marta le dijo que ella no era su tipo.
Ya fuera del local, Sofía increpó a su amiga por cómo se había comportado en la cafetería.
-Joder Martina, ¿Qué coño ha sido eso?Te has pasado con la profesora. Verás en clase. Con el carácter que tiene te va a coger por banda y se te va a caer el pelo.
-¿A mí? Veremos lo que se me cae, pero te aseguro que el pelo no.
-Reconoce que te has pasado, vamos. ¿A qué ha venido eso? La profesora se habrá quedado muy sorprendida por tus contestaciones. Joder, a veces se te va la cabeza, Martina, debes controlarte.
-¿Y tú te crees que yo no me he quedado sorprendida cuando la he visto con ese estúpido hombre?joder, no sé qué coño me está pasando con esa mujer, pero no quiero verla con ningún hombre.
-Pero, joder, Martina,tú te estás enamorando de la profesora. Nunca antes te había visto así. Estás celosísima. Pues creo que ahora por fin vas a saber lo que es el amor, y lo que es estar enamorada. Y tiene pinta de que te va a doler, no es por nada. Porque además todo ésto es nuevo para ti y no tienes ni puta idea de cómo llevarlo.
A Martina le cayó una lágrima. Le daba pavor sentir algo por esa maldita mujer. No quería sentir absolutamente nada por ella, pero estaba claro que algo estaba creciendo dentro de ella por esa preciosa mujer. Era algo incontrolable pero a la vez muy bonito. No sabía que nombre ponerle, pero sabía que cada vez que la veía, su cuerpo reaccionaba de alguna manera ante ella. Y esa reacción, aunque la sacaba de sus casillas, tenía que reconocer que le gustaba, y mucho.
Sofía la abrazó. Sabía que su amiga se había puesto una coraza para no sufrir. Le pesaba mucho el sentirse abandonada por sus padres. Y ella misma pensaba que valía tan poco que nadie la querría de verdad. Tenía mucho miedo a darlo todo en el amor y no sentirse correspondida. Le aterraba que la abandonaran. No estaba todavía preparada para sentir nada por su profesora y se daba cuenta que sus sentimientos iban por libre, y ella no podía hacer absolutamente nada por controlarlos.
-Gracias Sofía...Sabes qué, creo que me va a venir muy bien irme a dar cuatro puñetazos al gimnasio. Mi entrenador está allí y seguro que me recibe con los brazos abiertos.
-Está bien. Ves. Sí te vendrá bien, seguro que cuando acabes estás ya relajada. Pero,¿Quieres que te acompañe?
-No, que va. Iré sola. No sé a qué hora saldré. Ahora mismo tengo que sacar la ira que llevo dentro. Y tengo tanta que tal vez necesite más tiempo de entreno. Bueno, seguro que necesito más.
-Si, te conozco, tranquila. Bueno, si después de entrenar necesitas algo, llámame.
,-Gracias Sofía. No te merezco.
-Claro que me mereces, tonta. Con todos los años que llevamos juntas y que ahora me vengas con esas.
Martina la abrazó fuerte. No quería soltarla.
-Eh, Martina, no te emociones tanto, que me vas a romper alguna costilla…
-Perdona, es que siento que te quiero mucho.
Martina se fue directa a su entreno. Tenía razón cuando le dijo a Sofía que necesitaba mucho tiempo para sacar todo lo que llevaba dentro. Se quedó dos horas y media. Al final acabó reventada y con su mente libre de pensamientos hacia su profesora.
-Joder Martina, ¿Por qué hoy has venido con tantas ganas?- Le preguntó su entrenador.
-Hoy necesitaba desahogarme y ya sabes que para eso necesito boxear.
-Te conozco desde hace ya muchos años.¿Has discutido con alguien o qué?
-No…¡Qué va!. Creo que me gusta una persona, y esa persona estaba con otro.
-Vaya, eso es muy nuevo para ti. ¿No?
-Totalmente, Carlos. No sé cómo gestionarlo y eso que estoy estudiando psicología. Tal vez tendría que dedicarme a otra cosa, si ni yo soy capaz de saber cómo hacer para no sufrir. ¿Cómo voy a dar consejos si no sé aplicarlos para mí?- ese pensamiento la dejó muy apagada. Le hizo pensar que tal vez eligió mal los estudios por los que se había decantado e igual estaba perdiendo el tiempo.
-Vamos Martina, no vayas por ahí. Sabes perfectamente que es más fácil ayudar a los demás que ayudarnos a nosotros mismos. Además, yo estoy muy seguro de que vas a ser una muy buena psicóloga.
-Tú me lo dices porque te importo. Por nada más.
-Para nada, Martina, y estás muy equivocada en eso. Tú vas a triunfar en todo lo que te propongas. Mira en boxeo, te dejas la piel en cada entrenamiento y luego en cada pelea. Entrenar a alguien como tú es una gozada. Hazme caso. Sabes perfectamente lo que es el esfuerzo y la lucha por lo que quieres. Te digo yo que en tus estudios serás exactamente igual. Tú no sabes hacer nada a medias. Y estoy también seguro que cuando te enamores y seas correspondida, esa persona va a tocar el cielo a tu lado, porque también lo vas a dar todo.
Martina sólo pudo abrazarlo. Ese hombre era como un padre para ella. Siempre la animaba y nunca la dejaba caer. Sacaba lo mejor de ella. Encima lo tenía siempre que ella quería para ella. No podía pedirle nada más.
Martina acabó de estirar y se fue directamente a la ducha. Mientras se duchaba, no dejó de pensar en las palabras de su entrenador. Y tenía razón cuando dijo que ella no sabía hacer las cosas a medias. Tal vez en el amor fuera igual. Eso lo tendría que descubrir cuando fuera correspondida por la otra persona. Pero fue pensar en eso y comenzó a llorar. Su profesora nunca sentiría nada por ella. Estaba claro que era heterosexual y que además estaría saliendo con el estúpido de ese profesor. Y para colmo se encontraba su tía. Ésta nunca le permitiría sentir algo por su amiga.
Salió del gimnasio y se fue hacia su casa más triste que nunca. Desde luego no había servido de nada la coraza que ella misma había creado para no sufrir. Esa mujer se había metido en su corazón sin pedir permiso y sin ella esperarlo. Y ahora ya era tarde para poder hacer algo al respecto. Estaba más que perdida, y más que pillada por alguien que de seguro no le iba a corresponder como ella esperaba.
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Detrás de la coraza (3°Historia)
RomanceMartina, una ruda, rebelde e impulsiva joven, que se dedica al boxeo para canalizar sus impulsos agresivos, y que tiene sexo esporádico con la primera mujer que se le insinúa porque es incapaz de comprometerse con alguien, comienza un nuevo curso de...