Lorena salió del vestuario peor de cómo había entrado. Ya no tenía ninguna duda de lo que Martina le atraía y le gustaba. Era algo muy obvio y tendría que tener cuidado delante de Marta porque seguro que tarde o temprano ésta acabaría dándose cuenta de lo que sentía por Martina. Estaba jodidamente perdida.
Lorena se acercó a donde estaban Marta, Carmen y Sofía.
-Ya estoy aquí.
-Vaya,Lorena, pensaba que te habías perdido. ¿Quieres tomar algo? Imagino que Martina no saldrá muy tarde.
-Sí. Pediré un café con leche, gracias Marta. ¿Vosotras queréis algo más?
-No, ya estamos servidas.
A los diez minutos salió Martina y se dirigió donde estaban todas esperándola.
Sus amigas iban a abrazarla pero ella se negó alegando que tenía todo el cuerpo mal y le dolía horrores.
-Esto es lo malo de que pelees, Martina, que ahora vas a necesitar unos cuantos días para recuperarte-Le dijo su tía sonriéndole. Sabía perfectamente que aunque luego pasara unos días dolorida, su sobrina era feliz boxeando.
-Lo sé, tía. Pero para mí ya sabes que merece la pena- Le contestó Martina sin retirar su mirada de Lorena. Ésta tenía las piernas cruzadas y la falda la tenía algo subida por lo que se fijó en sus preciosos muslos y no podía sacar la vista de ahí. Como Lorena se dio cuenta que la joven le estaba mirando las piernas, para llamar su atención, decidió abrirlas y volver a cruzarlas pero ahora poniendo la pierna derecha arriba de la izquierda. A Martina ese cruce de piernas le encantó. Sólo pudo sonreírle a la profesora cuando hizo eso sólo para ella.
-Bueno Martina, nosotras nos tenemos que ir. Avísanos a ver cómo te encuentras está tarde para quedar a tomar algo...Porque para salir por la noche creo que no vas a estar.
-Lo sé, Sofía. Yo os llamo y os digo cosas. Espero que se os dé bien el resto de la mañana. Chicas, gracias por venir.
-Gracias a ti por ganar. Nos encanta verte en acción.
Las chicas se fueron porque tenían que hacer cosas durante el resto de la mañana. Así que Martina se quedó con su tía y con Lorena.
-Martina, igual te puedes venir conmigo unas horas y así te tengo controlada, por los golpes digo. Podemos tener un día de "mujeres" tú y yo solas- Le dijo Marta, justo cuando ésta estaba recibiendo una llamada importante y tuvo que alejarse para hablar, quedando Martina a solas con la profesora.
Martina y Lorena se miraron directamente a los ojos. Ninguna de las dos quería retirar la mirada ahora que Marta se había apartado un poco de ellas.
-Martina...Me gustaría preguntarte algo. He visto que no dejas de mirarme las piernas…¿acaso te gustan? Porque te he visto muy concentrada en lo que estabas observando...
Martina tragó saliva. No sabía dónde meterse.
-Usted las abrió y las volvió a cruzar. Sólo me fijé en ese movimiento.
-Si, lo sé. Te fijaste, ¿Porque te gustó?
-Ya sabe que sí me gustó.
-Porque si te gustó, puedo repetirlo de nuevo para ti. Lorena volvió a abrir las piernas mientras puso sus manos en sus muslos, subió un poco la falda y los acarició muy lentamente,y todo sin quitar los ojos de los ojos azules de la joven. Ésta iba a colapsar con lo que le estaba haciendo la profesora. Le encantaría que ésta subiera del todo la falda y pudiera ver las bragas que llevaba. Martina estaba excitadísima, pero Lorena no sé quedó atrás. Nunca antes había jugado de esa manera con un hombre. Nunca antes le salió ser coqueta. Pero ahora con la joven se había despertado una parte de ella que la excitaba mucho y la tenía siempre al límite. Además, hasta se animaba a poner ella las reglas del juego. Y la volvía loca que Martina no dudara ni un segundo en jugar a sus juegos ni pusiera ninguna objeción.
De repente Lorena vio que Marta acabó la llamada e iba a regresar donde ellas estaban, por lo que no le quedó otra que bajarse la falda y cruzar las piernas de nuevo.
-Joder, Martina, lo siento, tengo que ir a los juzgados, un cliente mío se ha metido en un buen lío. No puedo dejarlo tirado. Lorena, ¿Tú podrías llevar a Martina a su casa?
-No te preocupes tía. Lo entiendo. Bastante haces ya.
-¿Llevarla? Mira, con todo lo que Martina me ha ayudado con lo de Marcos, si ella quiere me la puedo llevar a mi casa hasta que tú acabes en los juzgados. ¿Te parece, Martina?- contestó Lorena muy alegre y a la vez excitada de pensar que iba a tener a Martina en su casa.
Martina no podía ni contestar.¿Iba a irse con Lorena a su casa?. Y después de lo que ésta le había hecho con sus piernas…¿Qué podía esperar que pasase en su casa? Marta contestó por ella ya que a la joven no le salían las palabras.
-Lorena, te lo agradezco mucho. No quiero dejarla ahora sola. Así que si te la llevas a tu casa me haces un gran favor. Cuando acabe en los juzgados me pasaré a buscarla,ya que imagino que tú ya tendrás planes para la tarde.
-Cuenta con ello. Yo la controlaré.
-Gracias. Te debo una, Lorena.
-No me debes nada. Lo hago encantada.-Y tanto que lo hacía encantada…
Marta se despidió de su amiga y de su sobrina y se marchó para los juzgados.
Martina se subió al coche de Lorena, y de nuevo tanta proximidad con su profesora no era nada buena, pero no sólo para la joven, sino también para la profesora. Los corazones latían a todo latir mientras Lorena conducía y Martina miraba por la ventanilla del coche.
Se dirigieron a la casa de la mujer en silencio, mientras Martina miraba por la ventanilla las calles pasar. Prefería no mirar a Lorena para evitar entrar en su casa ya caliente por haberla observado durante todo el trayecto.
Cuando Lorena estacionó el coche, Martina pensó que la profesora vivía en una buena zona.
-Es aquí, Martina. Puedes bajar.
Martina bajó del coche y esperó a que la profesora abriera la puerta de la casa. Era un chalet muy moderno y bastante nuevo. Martina se acordó que la profesora llevaba poco tiempo viviendo en él.
-No te asustes, Martina, llevo a penas unos días viviendo aquí por lo que está a medio amueblar. Pero de momento tengo lo básico. Aunque si te soy sincera, podría vivir sólo con lo que tengo.
-Ya veo. Pero es muy bonito. Usted tiene buen gusto.
-Gracias, Martina. ¿Quieres tomar algo?
-Si, por favor. Agua.
,-Claro, me acabo de acordar que no tomabas alcohol después de entrenar, lo que será lo mismo que cuando peleas, ¿no?
-Si, eso es. Ahora mismo no estoy para tomar alcohol.
-Vale. Prepararé algo para comer. ¿Qué te apetece?
-Lo que usted haga estará bien. Como de todo.
-Eso está bien. Eres una chica de gustos fáciles y sencillos.
-Sí, lo soy. Le agradezco que me invite a comer.
-Ponte cómoda, por favor. Ahora vengo yo.
Lorena se fue a la cocina a preparar algo para comer. Aún no se creía que Martina estuviera a solas con ella en su casa. Ella pensó muchas veces en cómo podía tener a la joven en su casa, pero sabía que no habría ningún motivo para invitarla y estar a solas con ella. Y ahora sin comerlo ni beberlo, la tenía toda para ella. El corazón le iba a dos mil por hora. No podía creerse que el hecho de tener en su casa a otra mujer la pusiera tan histérica y descontrolada. De sólo pensar que podía llegar a intimar con Martina, su corazón se le iba a salir del pecho y su estómago estaba totalmente revuelto.
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Detrás de la coraza (3°Historia)
RomanceMartina, una ruda, rebelde e impulsiva joven, que se dedica al boxeo para canalizar sus impulsos agresivos, y que tiene sexo esporádico con la primera mujer que se le insinúa porque es incapaz de comprometerse con alguien, comienza un nuevo curso de...