Después de dar una vuelta por el parque para despejarse, Lorena se dirigió a su casa. No paraba de pensar en lo que había pasado en su despacho con Martina. No le tenía que haber dicho que aún la amaba. Flaco favor le había hecho a Martina diciéndoselo. Ahora tenía claro que Martina tenía derecho a intentarlo con esa chica, y que lo mejor sería apartarse de la joven. El amor que sentía por ella era un amor mal visto por todos, por ser profesora y alumna, y por ser la sobrina de su amiga. Además quería recuperar la amistad que tenía con Marta, la estaba echando de menos a rabiar y la necesitaba en su vida. Pero también sabía que Martina no iba a salir de su corazón tan fácilmente. Esa chica había sabido llegar a ella sin quererlo y sin esperarlo.
Cuando Lorena iba caminando por la calle absorta en sus pensamientos, sintió que alguien la cogió por detrás y el terror se apoderó de ella. Sabía que era Marcos aún sin verle el rostro. La cogió en brazos a la fuerza y la empotró contra la pared.
-¿Qué cojones haces con ese hombre con el que estás quedando?,¿Y con la sobrina de Marta?¿Te los follas a los dos y conmigo no quieres salir?
-Marcos, suéltame, por favor me estás haciendo daño…-Lorena estaba totalmente bloqueada. Necesitaba un milagro para que el hombre la soltara.
Estuvieron forcejeando hasta que Marcos la tiró al suelo y se abalanzó sobre ella. Por mucho que Lorena se intentara defender, él era más fuerte y estaba furioso, por lo que sabía que no iba a poder quitárselo de encima.
-Si no sales conmigo, no vas a salir con nadie- le gritó el hombre mientras la besaba a la fuerza.
De repente se escucharon unas voces gritarle a Marcos para que la dejara. Éste recuperó la razón, decidió dejar a Lorena ahí tirada y salió corriendo.
Lorena se encontraba aturdida y no paraba de llorar. Ahora sí sabía que Marta tenía razón. Debía denunciarlo.
Los dos señores que pasaron por ahí e hicieron que Marcos saliera corriendo, la ayudaron a levantarse y estuvieron un rato con ella para ver si ésta se relajaba. Como vieron que seguía muy nerviosa, le pidieron llamar a alguien o llevarla ellos al hospital, y Lorena prefirió llamar a Álvaro.
Álvaro se presentó a los quince minutos ahí. Como él era abogado le dijo todos los pasos que tenían que seguir para poner la denuncia. Y lo primero de todo era pasarse por el hospital para asegurarse de que estuviera bien y para que le hicieran un parte de lesiones necesario para la denuncia.
Ya en el hospital, Álvaro estuvo sopesando en llamar a Marta y decirle lo que había sucedido. Finalmente se decidió a llamarla y ésta, como no, se presentó al poco en el hospital.
Marta se encontraba con el corazón en un puño. De sólo pensar que ese animal le había hecho daño a su amiga, y el no haber estado para ella en ese momento, el no haberlo denunciado cuando ella se lo dijo, le hizo darse cuenta lo desprotegida que estaba Lorena cómo también que quería volver a retomar su amistad con ella porque le hacía falta en su vida. No la quería perder por lo que había pasado con Martina. Además con su sobrina había conseguido arreglar más o menos las cosas.
Lorena estaba saliendo del hospital con Álvaro cuando vio de lejos a Marta. No se esperaba para nada encontrarla ahí, pero tuvo que reconocer que se alegró mucho de verla.
Marta fue directamente a abrazar a su amiga, y ésta sólo pudo dejarse abrazar. Llevaba mucho tiempo esperando ese maldito abrazo. Las dos se echaron a llorar. Las dos sabían que se necesitaban y que su amistad era más fuerte que cualquier problema que pudiera surgir entre ellas.
Álvaro se alejó un poco y las dejó a solas. Se alegró mucho de volver a verlas juntas.
-Lorena, ven, sentémonos un momento.
-Gracias por venir Marta, para mí significa mucho que estés aquí conmigo.
-Lorena, hoy dormiremos juntas, o en tu casa o en la mía. Esta noche no quiero que duermas sola,¿o te iba a acompañar Álvaro?.
-No, qué va. Llamé a Álvaro porque necesitaba no sentirme sola en ésto…
-Lo sé, y lo siento. Siento mucho que no hayas podido llamarme a mi la primera. Sólo quiero pedirte perdón por lo que te hice con Martina.
-No te disculpes, hice mal las cosas tanto con Martina cómo contigo. Tú reacción fue la normal.
-Para nada. Con Martina no las hiciste mal. Simplemente te enamoraste de ella. Y conmigo, lo que sí hicisteis mal las dos fue no contármelo cuando empezasteis. Pero entiendo que tuvierais miedo de cómo iba a reaccionar yo. Sinceramente creo que no me lo hubiera tomado muy bien porque de sólo pensar que mi mejor amiga estaba con mi sobrina...pero ahora me doy cuenta que yo no soy nadie para deciros a quién podéis amar y a quién no.
-Gracias Marta por entenderlo. Y por estar aquí conmigo.
-Bueno, sólo espero que tú y Martina podáis hablar de lo vuestro. Que no sea demasiado tarde para hacerlo.
-Marta, Martina y yo no vamos a volver. Ella está conociendo a Claudia, la gogó de la Modo. Así que si ella es feliz con esa chica, yo sobro. Me duele en el alma no estar con ella, pero prefiero verla feliz con alguien más o menos de su edad. Además yo soy su profesora y no podemos salir juntas.
-Joder, no sabía que estuviera con esa chica. Lo siento mucho, porque yo sé que ella te sigue queriendo. Yo, si volvierais, me parecería bien, tendríais mi apoyo.
-Gracias, Marta, pero es mejor dejarlo así.
Lorena se quedó pensando que ojalá hubiera tenido el apoyo de su amiga antes, y ojalá hubieran hecho las cosas de otra manera. Pero ahora estaban como estaban y no se podía volver atrás.
Lorena le pidió a Marta que se quedara con ella en su casa a dormir. Marta y Álvaro la acompañaron para poner la denuncia a Marcos. Ahora la profesora se arrepentía de no haberle hecho caso antes a su amiga. Marcos era capaz de cualquier cosa por conseguir lo que él quería. Ahora no tenía la menor duda de eso. No quería seguir viviendo con miedo, y para ella, para poder vivir tranquila y seguir hacia adelante, Marcos debía estar entre rejas. Sólo así podría salir a la calle sin tener que mirar a todos los lados por si ese monstruo aparecía de la nada para acecharla.
Marta tenía claro que a su sobrina no le iba a decir nada de lo que había pasado con Lorena, porque sabía que la joven podía tomarse la justicia por su mano y no quería que ésta se preocupara más de lo debido. Lorena estaba aterrada y angustiada pero sabía que podía salir adelante perfectamente.
ESTÁS LEYENDO
Detrás de la coraza (3°Historia)
RomanceMartina, una ruda, rebelde e impulsiva joven, que se dedica al boxeo para canalizar sus impulsos agresivos, y que tiene sexo esporádico con la primera mujer que se le insinúa porque es incapaz de comprometerse con alguien, comienza un nuevo curso de...