Martina y Sofía entraron en el aula. Estaba ya medio llena por lo que no les quedó otra que sentarse en la primera fila. Sofía no quería, pero a Martina le vino muy bien porque así podría deleitarse durante toda la clase con su profesora.
El ruido del tacón no tardó en aparecer. Lorena, antes de entrar en clase, cogió aire. No quería ver a Martina, y si la veía, no quería mostrarle absolutamente nada a la joven. Por lo que tendría que ignorarla durante toda la hora. Y le iba a costar mucho hacerlo.
Cuando entró al aula, Lorena saludó a todos y fue directamente a su escritorio. Esa mañana iba preciosa con un traje muy ajustado y una blusa beige que le favorecía mucho. Cuando pasó por Martina, ésta no pudo evitar mirarla de arriba a abajo para luego centrar sus ojos en el espectacular trasero de la profesora. Martina fue tan obvia que Sofía tuvo que darle un codazo a su amiga para que se cortara con esas miradas que hablaban por sí solas.
Lorena comenzó la clase como pudo. Denotaba mucha seguridad en sí misma a la hora de dar la clase, pero en ese momento estaba nerviosa porque sentía los ojos de Martina puestos en ella.
Lorena no miró a Martina ni cuando pasó lista ni cuando dio la clase. Y eso desesperó a la joven. Eso quería decir que seguía arrepentida de lo que pasó entre ellas. La joven aún albergaba la esperanza de que a la mujer le pesara más el deseo que pudiera tener por ella que el arrepentimiento que tenía por estar engañando a Marta. Joder, ¿Y ahora cómo iba a hacer para acercarse a la profesora? Seguro que ésta la rehuiría si intentaba hablar con ella. Pero lo tenía que intentar, y es lo que pensaba hacer.
Cuando acabó la clase, mientras todos recogían sus cosas y se iban marchando, Martina esperó a que el aula se quedara vacía. Pero no contaba con que Lorena saliera rauda y veloz de la clase. No quería tener ningún tipo de contacto con la joven. Tenía que mantenerse fuerte y evitarla a toda costa.
Martina no se lo podía creer. Pero no iban a quedar así las cosas. Iría a su despacho a hablar con ella. Además necesitaba saber qué iba a pasar con ella después de lo que pasó la última vez en clase, porque a pesar de que la profesora le dijo que no estaba expulsada, no sabía en qué había quedado la cosa.
Martina fue a la cafetería con Sofía. Necesitaba relajarse.
-Entonces, Martina, ¿Qué vas a hacer?.
-Me voy a tomar el café e iré a ver a la profesora a su despacho. Yo necesito saber qué va a pasar conmigo. Y bueno...Me apetece mucho verla. Me sabe a poco el haberla visto sólo en clase.
-Vaya Martina, quién te ve y quién te ha visto. Pareces otra. Esa mujer sí ha sabido llegar a ti...
-Si, ha sabido llegar pero ya la ves, no quiere saber nada de mí. Y creo que todo es porque es amiga de mi tía.
-Bueno, si, pero también tendrá que ver que eres su alumna...¿Y esa mujer no era hetero?
-Si, lo era, pero estoy segura que ahora mismo está dudando de su orientación...
-¿Y cómo sabes tú eso?
-Porque pasó algo entre nosotras...Cuando me llevó en su coche.
-¡Joder!¿Y cuándo pensabas decírmelo?
-A ver, Sofía, no te pienso decir lo que pasó. Pero algo pasó. Nos dejamos llevar las dos.
-Wow...Eres una rompecorazones, Martina. Tengo que reconocer que estás muy buena.
-Gracias, Sofía. No esperaba menos de ti.
Martina se acabó el café y se dirigió al despacho de la profesora. Estaba hecha un manojo de nervios, no sabía qué iba a pasar entre ellas en ese despacho. Cuando llegó, tocó dos veces a la puerta y la profesora la hizo pasar.
-Adelante, pase.
Cuando Lorena vio quién era, se quedó helada. No esperaba ver a la joven en su despacho. Intentó centrar su atención en unos informes que tenía en su escritorio. Y sin mirar a la joven, se dirigió a ella de forma ruda.
-¿Qué quiere, señorita?
Martina no se lo podía creer. Esas no eran formas de tratarla después de lo que había pasado entre ellas.
-¿Ahora soy señorita, profesora? Ayer era Martina para usted...
-Mire, vaya al grano porque ahora mismo estoy muy ocupada, por favor- Le contestó sin mirarla todavía a los ojos.
-Muy bien. Ya me ha dejado clara su postura. Me gustaría saber qué va a pasar conmigo con lo que hice ayer en su clase.
Entonces Lorena alzó la mirada y la clavó en la intensa mirada azul de Martina.
-Por eso no se preocupe, los que sí han sido expulsados han sido sus compañeros. En mis clases no voy a permitir ningún tipo de grosería hacia mi persona. En cuanto a usted, será la última vez que le permita tener el comportamiento que tuvo. La próxima vez también será expulsada, como sus compañeros.
-Perfecto. Hasta luego entonces. -Martina salió del despacho dando un portazo y justo se topó con el profesor José. Éste iba directo al despacho de Lorena.- por lo que Martina esperó a que el hombre entrara en el despacho para una vez que éste cerrara la puerta, ella poner la oreja y escuchar lo que iban a hablar en ese maldito despacho esos dos profesores.
Lorena se había quedado muy mal después de haber visto a Martina y encima haberla tenido que tratar con tanta frialdad y dureza. Cuando la miró a los ojos se llegó a perder en ese azul tan intenso y bonito de sus ojos. Toda ella era preciosa. Le encantaba. Sus ojos, su pelo, su cabello y su cuerpo...Era perfecta para ella. Cuánto le gustaría poder dejarse llevar con Martina. Pero ella era como era y eso no podía pasar nunca. Era una mujer muy cabal que siempre pensaba muy mucho el cómo tenía que comportarse. Nunca se dejaba llevar por sus impulsos, y menos si éstos eran sexuales.
-Ah, hola José...Buenos días.
-Hola Lorena. He venido porque me gustaría invitarte esta noche a cenar.
-¿A cenar? La verdad es que estoy muy cansada...
-Vamos Lorena, sólo será cenar. Cenamos y luego cada uno para su casa. Algo rápido.
A Lorena no le vendría mal distraerse para no pensar a todas horas en Martina. Así que finalmente accedió a cenar con José.
-Vale. Está bien. Cenemos. Dime dónde y acudo.
-Tranquila, yo te recojo. Y luego te llevo para tu casa.
-Vale. Me parece bien. A las 8pm?
-Si, esa hora es perfecta.
Martina se alejó de la puerta del despacho porque sabía que José iba a salir ya. Tenía el rostro rojo de la ira que sentía en ese momento. Lorena no quiso hablar con ella pero con José se iba a ir a cenar por ahí...Joder, la mujer estaba jugando con ella, y Martina no lo iba a permitir.
Necesitaba irse a entrenar, pero luego tenía claro que iba a salir por la Modo para liarse con la primera que pillara. Era lo único que ella sabía hacer bien.
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Detrás de la coraza (3°Historia)
Roman d'amourMartina, una ruda, rebelde e impulsiva joven, que se dedica al boxeo para canalizar sus impulsos agresivos, y que tiene sexo esporádico con la primera mujer que se le insinúa porque es incapaz de comprometerse con alguien, comienza un nuevo curso de...