Capítulo 59. La conversación de Marta y Martina.

2.4K 222 53
                                    

Martina pasó corriendo por el hall y cuando Sofía la vio salió corriendo detrás de ella. Le angustió ver a su amiga como la vio. 

-Martina, espérame por favor, deja de correr. 

Martina se paró en seco cuando salió del edificio. Necesitaba que su amiga la abrazara.

Sofía ya la conocía perfectamente y fue lo que hizo, tirar la mochila al suelo y abrazarla.

-Cariño, ¿Qué ha pasado?, ¿Qué te dijo Lorena para que salieras así del despacho?. 

-No me esperaba para nada lo que me dijo. No entiendo nada Sofía...Se está riendo de mí otra vez. Quiere jugar conmigo. 

-Pero…¿Por qué piensas eso?Dime qué te ha dicho,anda..

-Qué aún seguía enamorada de mí.¿Cómo va a seguir enamorada si mi tía me dejó claro que Lorena se iba a apartar? Ella no quiso enfrentarse a mi tía por mí. Me lo dejó muy claro. Cuando mi tía se enteró de lo nuestro, Lorena desapareció.

-Vaya, yo tampoco esperaba que Lorena te soltara eso. Si encima te vio con Claudia en la cafetería. 

-Es que vino todo por ahí. Me pregunto si estaba enamorada de Claudia. Le dije que todavía no podía enamorarme porque aún tenía a otra persona en mi corazón.

-Creo que ya es hora de que vuelvas a hablar con tu tía. Tienes que tener una conversación con ella y creo que ha llegado el momento de que te diga qué narices habló con Lorena. 

-¿Y eso en qué cambia las cosas?

-No lo sé si las puede cambiar o no. Pero has estado rehuyendo a tu tía y no sabes qué hablaron ella y Lorena. Además, tú tía por muy mal que le haya sentado, no es quién para meterse en vuestro amor, así de fácil. O por lo menos lo veo así. Si tú y Lorena os queréis, ¿Quiénes somos las demás para meternos donde no nos llaman?.

-Si, creo que tienes razón. Ya va siendo hora de que hable con mi tía. Tengo diecinueve años y aunque ella aún me vea como una cría, ya soy mayor de edad y a ella no tengo por qué rendirle cuentas. 

-Estoy de acuerdo en eso, pero no te olvides que tu tía quiere lo mejor para vosotros. Y se ha podido equivocar, todos nos equivocamos muchas veces.

-Lo sé Sofia.

Sofía tenía razón, desde que Marta descubrió lo de Lorena y ella, no había vuelto a hablar con su tía. Ésta la había llamado varias veces pero Martina nunca le devolvió la llamada. Quizás ya había llegado el momento de dejar las cosas claras con su tía. Aunque a decir verdad, no sabía en qué podía cambiar esa conversación las cosas, ya que ella ahora estaba empezando a salir con Claudia. 

Martina fue a entrenar esa misma tarde. Y luego decidió pasarse por casa de su tía. No sabía si la iba a encontrar en su casa si ahora estaba saliendo con el tal Víctor ese, igual estaba por ahí con él. Igualmente quería hablar con ella y la casa de su tía estaba muy cerca del gimnasio. No le costaba nada pasarse y prefería no llamarla por teléfono. 

Cuando tocó a la puerta y a los segundos su tía le abrió, parecía como si su corazón se fuese a desbocar de su pecho. Le iba muy rápido por lo nerviosa que se encontraba. 

Cuando vio a su tía le sorprendió lo desaliñada que se encontraba ésta, además de tener unas ojeras muy marcadas debajo de sus bonitos ojos azules. Desde luego parecía otra Marta y de pronto Martina se preocupó por su tía. 

-Vaya, Martina...Dichosos mis ojos... Pensé que no querías verme más.

-Hola tía, he estado ocupada estos días. 

-Ya, poco te costaba devolverme las llamadas que te hice. 

-Si, tienes razón. He venido porque me gustaría hablar contigo. 

-Perfecto, entra entonces y siéntate, ¿Quieres tomar algo?.

-No, gracias. Vengo de entrenar. 

-Ya lo veo. 

Martina se sentó en un sofá y Marta lo hizo en otro. 

-Tú dirás Martina.

-Verás tía, quiero que hablemos de lo que pasó con Lorena. 

-Bien, entonces cuéntame tú qué es lo que pasó. 

-Pues pasó que acabé enamorándome de ella. Así de simple. Yo no esperaba sentir eso por ella porque al principio me cayó fatal y no era mi tipo de mujer ideal, para nada, pero poco a poco la fui conociendo y su forma de ser me empezó a atraer. Y ya era verla en la universidad, y no he podido evitarlo, acabé sintiendo más de la cuenta por ella. Sé que es mi profesora, y para más inri tu amiga, pero el amor no entiende ni de posición, ni de sexo, ni de edad, ni de nada que se interponga entre dos personas que se aman. 

-Lo sé... Martina, y lo siento. Siento haberos ocasionado el daño que os he hecho. Sé que en realidad no soy quien para meterme entre vosotras dos. Pero entenderás que fue normal que me doliera que estuvierais teniendo algo a mis espaldas. Si por lo menos me lo hubierais dicho, pero tener que enterarme por un anónimo de que mi sobrina se estaba acostando con mi mejor amiga, entenderás que no es plato de buen gusto. Y bueno, reconozco que os echo mucho de menos, a ti y a Lorena. 

-Tía, yo también te echo de menos, necesito que vuelvas a mi vida. 

Las dos mujeres se abrazaron. Era verdad que se habían echado mucho de menos. Para Martina su tía era como su propia madre, y para Marta, Martina era la hija que no tenía. 

-Por cierto tía...Necesito saber qué le dijiste a Lorena. Porque cuando te enteraste de lo nuestro, ella no quiso saber nada más de mi. No sé si es por algo que tú le dijiste, o si ella ha preferido no luchar por lo nuestro. 

-Martina, lo siento mucho. Ella me pidió que no me enfadara contigo, que no te dejara de lado porque me necesitabas. Entonces yo le dije que si tanto le importabas y ella quería que yo estuviera ahí para ti, le pedí que se alejara de ti. Y por lo que se ve, cumplió su palabra. 

Martina no se lo podía creer. Entonces quizás era verdad cuando Lorena le dijo esa mañana que aún seguía amándola. Y que había preferido no luchar por ella porque prefería que Marta estuviera ahí para ella. Joder, le iba a dar algo de sólo pensar que Lorena había pensado antes en ella y en su relación con su tía, que en sí misma. 

Martina no dejaba de llorar mientras su tía la abrazaba. Ahora no sabía qué podía hacer con respecto a Lorena. Ahora había comenzado a salir con Claudia y no quería jugar ni con ésta ni con Lorena, aunque sabía perfectamente a quién pertenecía su corazón. 

Martina salió de casa de su tía peor de lo que entró, porque sabía que había recuperado a su tía pero a la misma vez había perdido a la mujer de su vida. Se fue corriendo hasta su casa mientras lloraba y lloraba. No podía dejar de pensar en Lorena y en lo que había hecho ésta por ella.

Y mientras, Marta, cuando salió su sobrina de su casa, se quedó más hundida de lo que ya estaba. El haber visto así a su sobrina le había partido el alma. No se esperaba que ésta estuviera tan enamorada de su amiga. Y aunque no había vuelto a ver a Lorena, se podía imaginar que su amiga estaba igual que su sobrina. Desde luego había metido la pata con su sobrina y con Lorena. En realidad ella no tenía porqué haberse metido entre lo que tenían las dos mujeres, por mucho que le doliera que ambas se lo hubieran ocultado. Sus motivos tendrían. En ese momento le pesaba mucho el haberse tomado así las cosas dándose cuenta del daño que había hecho tanto a su amiga como a Martina. 


Detrás de la coraza (3°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora