Capítulo 77. Juntas y revueltas.

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Cuando ya era por la tarde, Lorena recibió un mensaje de Marta. Ésta quería saber cómo le había ido con su sobrina. Se moría de ganas por volver a verlas juntas. Quería enmendar su error y vaya si lo había conseguido. Mejor no había podido irles a las dos mujeres.

Se estaba acercando la noche y el miedo de Lorena a que Martina quisiera irse de su casa. Aún no habían salido de la cama de la profesora. Ella quería que la joven se quedara a dormir con ella. Así que se armó de valor y se lo pidió a Martina. 

-Martina, cariño, estoy pensando que puedo hacer algo para cenar y me preguntaba si me harías el honor de quedarte a dormir conmigo. 

Martina la miró a los ojos tiernamente. 

-¿Dormir contigo?. Me encantaría Lorena. De hecho no quiero salir de entre tus sábanas. Sólo para cenar, eso sí. Pero tendría que hablar con mi tía.

-Tranquila, ahora le escribo yo. Me ha estado mandando mensajes y aún no le he contestado. Vaya vergüenza. Se estará pensando que estamos follando como animales. 

-Bueno... follando no lo sé, pero amándonos,sí,y no como animales, sino como personas- le contestó la joven en tono burlón. 

Lorena se estiró para coger el móvil que tenía sobre una mesita de noche. Y se dispuso a escribir a su amiga. 

"Marta, ha ido muy bien con Martina. Que lo sepas. Muchas gracias por tu apoyo. Y bueno...Como veo que nos apoyas totalmente, me preguntaba si hoy te importaría quedarte a dormir con tus sobrinos. A Martina y a mi nos encantaría dormir juntas esta noche"

Marta estaba en línea, por lo que no tardó en contestar a Lorena. 

"Cariño, ¿piensas que no lo tengo todo controlado?. Ya suponía que querríais recuperar el tiempo perdido, así que he llevado a Cristina y Diego al cine, y ahora iremos a cenar por ahí. Y por supuesto que me quedo con ellos.  Así podéis dar rienda suelta a vuestro amor. Eso sí, te voy a pedir un favor, no quiero detalles de lo que haces con Martina. Es lo único que te voy a pedir".

Lorena, cuando leyó el mensaje de su amiga, sólo pudo sonreír.

"Sabía que podía contar contigo. Eres la mejor, que lo sepas. Y por cierto, no entraré en detalles, pero tu sobrina es un portento sexual. Sólo te diré eso. Te quiero. Mañana hablamos".

-Vaya, Lorena, ¿Qué te decía mi tía para que sonrías de esa manera?.

-Me ha dicho que se queda con tus hermanos, se iban ahora a cenar. Y bueno, yo le he dicho que eres un portento en la cama. Me gustaría ver la cara que pone cuando lea eso…

-¿Ah, sí? ¿Me consideras muy buena en la cama?- le dijo Martina sensualmente mientras ponía su cuerpo sobre el de su profesora. 

-Uy, no sólo eres un portento, amor, eres la mejor amante que una puede tener. Y tú sabes lo buena que eres. Has tenido muchas amantes y se nota que tienes muchísima experiencia. Y yo no sé cómo he vivido tanto tiempo sin saber lo que es hacer el amor como dios manda o follar también como toca. No sabes la vida que me das cuando nuestros cuerpos se dejan llevar y se fusionan. 

Martina se incorporó y se dejó caer suavemente sobre el cuerpo desnudo de Lorena. Llevó sus labios directamente a los labios de la mujer y los saboreó como si hiciera un siglo que no lo hiciera. Lorena no cabía en sí de gozo y de placer. Sólo pudo abrir las piernas para dejar a Martina que le enseñara lo buena amante que era. En la cama se cambiarían los roles. Martina sería la experta profesora, y ella, por supuesto, la alumna más aplicada de todas. 

Más tarde, las dos se levantaron de la cama para cenar algo. Martina no quería quedarse sola en la cama, por lo que acompañó a Lorena a hacer la cena. Quería estar todo el tiempo que pudiera con ella. Lorena se puso una bata por encima y Martina sí se puso su ropa interior. 

Hicieron la cena juntas, entre risas y confesiones. Hacía mucho tiempo que las dos no disfrutaban tanto haciendo algo tan simple y cotidiano como era hacer la cena. Pero lo disfrutaron porque estaban compartiendo dicho momento.  

Cuando terminaron de cenar, Lorena se dispuso a fregar la vajilla que habían empleado. Martina, se levantó y se acercó a su profesora por detrás. Ésta, de sólo sentirla detrás de ella, comenzó a excitarse. 

Martina puso sus manos en la pila del fregadero aprisionando a Lorena contra él. Introdujo su rostro en el denso cabello de la mujer, y presionó su entrepierna contra las nalgas de su profesora. 

Lorena comenzó a gemir. Le encantaba que Martina tomara la iniciativa de esa manera con ella. 

-Ummm…¿sabes qué me apetece hacer ahora, Lorena?...

-Sí, me lo imagino…-Lorena se abrió la bata y cogió las manos de Martina para llevarlas por debajo de ésta. Posó las manos de la joven en sus pechos, poniendo sus pezones erectos al instante. Luego deslizó una mano de Martina por su abdomen y su vientre, mientras con la otra mano Martina seguía acariciándole el pecho y apretándole suavemente el pezón. Después de acariciarle todo el busto, deslizó por fin sus dedos por las partes íntimas de la mujer, y no le sorprendió para nada toda la humedad que ésta desprendía. 

-Lorena, anda, date la vuelta…

Estaban las dos totalmente descontroladas y llenas de deseo la una por la otra. Lorena consiguió darse la vuelta, mientras Martina la llevó a la isla de la cocina y cogiéndola de la cintura, la alzó, y la sentó encima de ésta. 

Lorena abrió las piernas para darle a Martina vía libre para que hiciera lo que quisiera con ella. Ésta se colocó entre sus piernas y mientras la besaba con una descomunal pasión, decidió directamente pasar sus dedos por la vulva de la mujer. 

-Joder Lorena...Me vas a volver loca con tanta humedad-Le dijo mientras no paraba de acariciarle por sus partes íntimas. 

Lorena, entre gemido y gemido, consiguió decirle que todo eso lo provocaba ella. Y mientras Martina metía y sacaba dos dedos en la vagina de su profesora, no quitaba los ojos del perfecto movimiento de los pechos de ésta mientras no paraba de penetrarla. Así pues, las dos volvieron a tocar el cielo al mismo tiempo. 

Esa noche durmieron poco pero consiguieron descansar más de lo que solían descansar, ya que las relajaba sobremanera el estar bien juntas, desnudas y abrazadas. 

A la mañana siguiente, a pesar del combate del día anterior, milagrosamente Martina estaba algo dolorida, pero se sentía con más energía que nunca. Y sabía que Lorena tenía mucho que ver en ello. Habían dormido las dos mujeres desnudas y abrazadas. Y habían conseguido descansar como hacía tiempo que no lo hacían. 

Se despertaron casi a la vez. Lorena tenía tanta hambre de la joven que nada más abrió los ojos se colocó encima de Martina mientras no dejaba de besarle todo el rostro. 

-Umm...Amor...Este es el mejor despertar que he tenido en mi vida-Le dijo Lorena al oído a Martina. Ésta llevó sus largos dedos a los muslos de la mujer y comenzó a acariciarlos con dulzura. 

-Joder, yo puedo decir exactamente lo mismo. Abro los ojos y tengo encima de mí a un monumento impresionante de mujer. Tienes un cuerpo que quita el sentido. Tus pechos me vuelven loca, Lorena, tu cintura y caderas...Eres perfecta. El deseo que tengo por ti a veces me hace hasta daño.

-¿Ah, sí?¿Y por qué te hace daño, cariño?

-Muchas veces cuando estamos en clase, te veo entrar al aula tan despampanante que mi imaginación vuela a la velocidad de un rayo, y el no poder tenerte y poseerte en esos mismos instantes, me hacen sufrir de lo lindo. 

-Vaya, no sabía que tuvieras esos deseos tan libidinosos por tu "profesora".

-Si tú supieras la cantidad de veces que me he masturbado pensando en ti y en tu espectacular cuerpo.

-¿Y qué pensabas mientras te masturbabas, si se puede saber?.

-Que te hacía el amor de muchas formas y posturas posibles. 

-Bueno, nos queda una hora para irnos a la universidad…¿por qué no te dejas llevar por esa divina imaginación que tienes y pasas esos eróticos pensamientos a la realidad, ahora mismo? 

-Me parece una idea estupenda…

Dicho y hecho, de nuevo volvieron a amarse como sólo esos dos cuerpos sabían hacerlo. No existía duda alguna de que estaban hechos el uno para el otro. 

Detrás de la coraza (3°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora