Después de salir de la biblioteca, Lorena se fue directamente a la clase que tenía que dar. A esa clase fue casi sin ganas porque aunque disfrutara mucho desempeñando su trabajo, desde que había conocido a Martina, ésta era para ella la principal motivación a la hora de ir más contenta a dar sus clases. Para Lorena la joven era el estímulo necesario para ir feliz a la universidad.
Cuando acabó la clase, atendió algunas dudas de algunos alumnos y luego se marchó a su despacho. Necesitaba estar tranquila, sola, y pensar en lo que le había hecho a Martina en la biblioteca. Le encantaba poner al límite a la joven. Nunca antes se había comportado así, pero Martina sacaba su parte más indecente y pícara, si es que la tenía, porque ella ya pensaba que se había vuelto una mujer muy aburrida e insípida en el terreno sexual. Era tenerla cerca y necesitaba tener contacto físico con ella. Su cuerpo se lo pedía a gritos, que se acercara, tocara, rozara, acariciara, a Martina. Y le encantaba sentir todo eso por esa joven. Ella reconocía que Martina era tosca, ruda, poco fina, pero a la vez era muy guapa, con unos ojazos azules que la volvían loca cuando la miraban y un cuerpazo que le pedía hacerlo suyo cada vez que la veía o la tenía cerca.
Justo cuando estaba pensando en todo eso y mucho más sobre Martina, tocaron a la puerta. Era la alumna de la clase de Martina, la que se sentía atraída por la profesora. Ésta iba a aprovechar para preguntarle dudas sobre el trabajo que tenía que hacer para acercarse a la profesora. Esa mujer la ponía muy cachonda y tenía que ver si era lesbiana o heterosexual. Y si le gustaban las mujeres, no dudaría en intentar algo con su profesora.
-¡Pase!- Dijo la profesora cuando escuchó que alguien tocaba la puerta.
-Hola profesora, ¿Puedo pasar?.
-Sí, claro. Pasa.
-Soy Eva, alumna de su…
-Sé que eres mi alumna. ¿Necesitas algo del trabajo?¿Alguna duda?
-Sí, tengo más de una. ¿Le importa si me siento y le pregunto?-Le dijo la joven sin retirar su mirada de la profesora.
-No, claro. Siéntate- Lorena estaba algo incómoda por cómo la miraba esa alumna.
La alumna no quitaba su mirada del escote de la profesora. Ésta se dio cuenta y se sintió algo molesta con dichas miradas, por lo que se levantó de su asiento, hizo como que iba a coger un libro de una estantería, y mientras le daba la espalda a su alumna, se abrochó dos botones más de la blusa que llevaba. No quería que esa joven la mirara con deseo. Se sentía rara y le desagradaba a la vez. Sólo le gustaba que la mirara ahí Martina. Así que cuando se dio la vuelta para estar cerca de la joven, le explicó como pudo las dudas que ésta tenía. Intentó ser amable pero sin pasarse de la raya, ya que no quería que esa chica viera algo que no era. Cuando acabó de explicarle a Eva, ésta parecía que no se quería ir del despacho de Lorena.
-Bueno, señorita…¿Necesita algo más?-Le preguntó Lorena con la idea de que dijera que no y se marchara.
-En realidad, profesora... Sí- ésta se acercó a la mujer intimidándola- me preguntaba si podríamos tomar algo juntas.
-¿Qué?Perdone joven pero soy su profesora. Y no tengo ningún otro interés más que enseñarle mi asignatura. Nada más.
-Ya...Bueno, si es así, ya hablaremos. No suelo aceptar un no por respuesta,que lo sepa.
-Ya, pero cuando yo digo no, es no.
Lorena se sintió halagada, tenía que reconocer que la chica era muy mona, pero no quería liarse más de lo que ya estaba. Ya tenía suficiente con lo que sentía por Martina. Además esa chica no era Martina. Y sólo tenía ojos para ésta.
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Detrás de la coraza (3°Historia)
RomanceMartina, una ruda, rebelde e impulsiva joven, que se dedica al boxeo para canalizar sus impulsos agresivos, y que tiene sexo esporádico con la primera mujer que se le insinúa porque es incapaz de comprometerse con alguien, comienza un nuevo curso de...