Capítulo 36. El enfado de Martina

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Cuando Martina salió de la biblioteca, fue directamente a los baños. Tenía que tirarse agua en la cara para despertar del sueño que acababa de hacer realidad. Esa mujer era pura dinamita y una auténtica caja de sorpresas. No se esperaba para nada que hubiera hecho lo que había hecho con ella en la biblioteca.

Martina escribió a Sofía para encontrarse con ella en la cafetería. Quería comer algo rápido porque en una hora tenía otra clase. 

Ya en la cafetería, Sofía notó muy contenta a su amiga. 

-Vaya Martina, luces exultante. ¿Ya has visto a Lorena?

-Sí, la vi.

-¿Dónde la has visto?

-La vi en la biblioteca. Ella estaba haciendo cosas. Yo me senté enfrente de ella y me limité a observarla.

-¿Y por eso luces así?.

-Sí, ¿Qué pasa? Lorena me alegra la vista y los sentimientos. No puedo evitarlo, cuando la veo estoy muy contenta. 

-Ya veo. Esa mujer te tiene bien cogida. Por cierto, tenemos que seguir con el trabajo. Después de la clase que tenemos ahora, podríamos ir a la biblioteca y seguir con el trabajo.

-Sí, creo que tienes razón, Sofia. Y en cuanto al trabajo, me parece bien. Tenemos que avanzar. 

Justo cuando se iban a levantar para ir a clase, apareció Lorena con José. Éste la había esperado para comer con ella. El profesor iba muy contento al lado de Lorena, y de hecho hubo un momento que la tomó por la cintura. A Martina ese agarre no le gustó nada. Se le veía muy confiado con la profesora y se notaba a distancia que ese hombre sentía algo por su compañera. 

Lorena le estaba sonriendo a José cuando vio a lo lejos a Martina y enseguida se puso seria. No quería que la joven pensara lo que no era, porque reconocía que su compañero se tomaba mucha confianza con ella. 

Cuando Martina cruzó su mirada con la de Lorena, la retiró enseguida y le dijo a Sofía de irse ya pitando de la cafetería. Sofía se percató de todo y salió rápidamente con su amiga de allí.

La joven no sabía qué pensar al respecto. Tal vez Lorena se dejaba tocar por su compañero para que nadie pudiera sospechar de lo que la mujer sentía por otra mujer. O tal vez estaba jugando con ella y quería dejarse llevar también con José. Ahora Martina estaba llena de dudas y le entró el miedo a que Lorena estuviera jugando con ella. De ser así, eso la destrozaría. 

Sofía la notó apagada y algo triste cuando entraron al aula. 

-Vamos, Martina, que hace nada estabas muy feliz, y hasta me has dicho que ver a Lorena te pone contenta.

-Si, tienes razón, el verla sola sí me pone contenta, pero verla con ese profesor poniendo una mano encima de ella, me pone de muy mal humor, Sofía. Ese hombre le va detrás, hasta un ciego se da cuenta de eso. 

-En eso te voy a dar la razón. Se nota que a él le gusta mucho ella. Tiene que ser Lorena la que le pare los pies, porque no es normal las confianzas que se coge con ella. Cualquiera puede pensar que esos dos tienen algo…Lo que puedes hacer es hablar con ella y decirle que no te gusta que ese profesor se sobrepase con ella,¿no te parece?.

-Sofía,¿y quien soy yo para decirle a una mujer de veintiocho años cómo tiene que comportarse?

-Ya, tienes razón. Perdona, pero en verdad Lorena tiene que pararle los pies. 

-Si, en eso pensamos igual. Pero tiene que salir de ella. Yo no le pienso decir nada. Ella sabrá lo que hace o deja de hacer.

-Pero estás conmigo que a ti no te ha gustado lo que has visto. De hecho hemos salido rápido de la cafetería por lo que has visto. 

Detrás de la coraza (3°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora