Capítulo 56. En la universidad.

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La mañana del lunes llegó. Lorena quería ver a Martina pero sabía que ésta se iba a mostrar fría y distante. Así que ella tendría que intentar pasar de la joven si no quería sufrir más de la cuenta, ya que la actitud de Martina la estaba exasperando. No podía evitar que le doliera en todo su alma que la joven pasara de ella e incluso la rehuyera. Eso sí no se lo esperaba. Estaba claro que se había dejado llevar por algo que no era, pero visto lo visto, si lo pensaba fríamente, era lo mejor que les podía pasar a las dos, ya que ella por voluntad propia sabía que le resultaba imposible rechazar a Martina. 

Esa mañana salió de casa sin ganas de ir a trabajar, sabía que le esperaba una mañana dura. Ojalá Martina hubiera decidido dejar de ir a sus clases y así se lo pondría todo más fácil. 

Martina debía haber ido a entrenar antes de ir a la universidad, pero había dormido tan mal esa noche que cuando sonó el despertador sólo pudo apagarlo y seguir durmiendo. Así que una vez que se levantó, y después de mal jurar durante un buen rato, decidió que iría a entrenar por la tarde. Aunque no sabía cuándo empezaría a estudiar para los exámenes que ya se iban acercando. 

La joven se vistió rápidamente, desayunó algo rápido y se llevó a sus hermanos al colegio. Esa mañana pasó a buscarla Sofía al colegio de sus hermanos. 

-Hola guapa, ¿Qué tal ayer la resaca?-Le preguntó Sofía a Martina nada más se subió al coche. 

-Uf, pues ayer dormí toda la mañana, y luego por la tarde llevé a mis hermanos al parque. La verdad que lo pasé bien con ellos. Me ayudan a distraerme. Y además, mientras Cristina patina y Diego monta en bici, yo aprovecho a correr. 

-¿Y cómo acabaste la noche con Claudia?

-Bien, Sofía. La acompañé a casa y poco más. Ella me dijo de quedar esta tarde, pero me he dormido esta mañana, así que iré a entrenar esta tarde. Que el campeonato de Madrid está al caer. 

-Joder, ahí nos tendrás animándote como locas. Pero no esperes que nos pasemos por el ring medio desnudas, ¿eh?.

-Jaja, no digas tonterías anda.

-Y por cierto, ¿pasó algo con Claudia?digo cuando la acompañaste a su casa. 

-Mira que eres cotilla. No, no pasó nada de nada. Si no podía quitarme de la cabeza a Lorena, cómo quieres que haga algo con Claudia…

-Tranquila, eso le dije a Carmen, que con lo enamorada que seguías de Lorena, no podrías hacer nada con Claudia. Pues a Claudia se le ve que le gustas mucho, guapa. Así que imagino que seguirá pico y pala.

-Sí, lo sé. Me lo dijo el sábado, que quería salir conmigo...

-¿Y por qué no le das una oportunidad? Tal vez saliendo con Claudia, te ayuda a olvidar a Lorena. Es verdad que un clavo no quita al otro, pero tenemos que reconocer que Claudia es espectacular. 

-Joder Sofía, no me lies. Sí, Claudia me gusta, es preciosa, lo sé, pero tengo a otra persona en mi corazón. Y creo que no es justo ponerme a salir con Claudia estando como estoy. 

-Bueno, Claudia sabe lo que sientes por Lorena. No la estás engañando en realidad. No sé, eso lo tienes que ver tú. Y yo sólo quiero lo mejor para ti. Ya lo sabes. 

-Lo sé. Y por eso te valoro un montón y te quiero todavía más. No sé qué haría sin ti. 

-Yo sí lo sé, te morirías de pena sin mí…-Le contestó Sofía riéndose. 

Ya en la universidad, las dos jóvenes fueron directas a la clase que tenían con Lorena. Ésta aún se retrasó unos minutos. Siempre era muy puntual. 

Martina y Sofía pudieron sentarse en la segunda fila, como solían hacer ya de normal. Martina estaba muy nerviosa, no atinaba ni a alzar la cabeza. Sacó rápidamente unos apuntes para así tener algo que mirar sobre su escritorio, cuando de pronto el ruido del taconeo de la profesora llegó a sus oídos, su cuerpo terminó por enderezarse. 

Lorena entró al aula como siempre hacía, muy segura de sí misma, aunque esta vez los nervios la estaban carcomiendo por dentro. Intentó no mirar a los alumnos porque no quería encontrarse con Martina. Prefería pensar que ella no estaba en el aula.

La profesora pasó lista y cuando llegó al nombre de Martina, prefirió no quitar la mirada de la lista. Martina hizo lo mismo cuando escuchó su nombre, simplemente contestó a la profesora y ésta cuando escuchó su voz casi se desmorona. Joder, un escalofrío le recorrió todo su maldito cuerpo. Tenía que ser fuerte y dar la clase como siempre había hecho. No podía ser que una cría de diecinueve años la trastocara tanto. A lo que había llegado…

Así pasó la clase, evitándose una a la otra. Y cuando por fin terminó la hora, Lorena prefirió esperar a que todos los alumnos dejaran el aula para luego poder salir ella. Joder, era una tortura dar clase a Martina. 

Martina agarró su mochila y salió a paso ligero de la clase, acompañada de Sofía. Las dos se dirigieron a la cafetería. 

-¡Qué, Martina!¿Cómo ha ido la clase?.

-Joder, ha ido fatal. Lo he pasado francamente mal, Sofía. No he mirado a Lorena ni una sola vez. No sabes el esfuerzo que he tenido que hacer para no mirarla. Porque sé que si la miro, lo voy a hacer con deseo, y no quiero que ella vea que aún le voy detrás. 

-Ya, Martina, pues debéis estar las dos igual porque ella tampoco te ha mirado ni una sola vez. Yo sí la he mirado pero ella ha evitado mirar hacia nuestro lado. Ni cuando te ha nombrado cuando ha pasado lista, ha levantado los ojos del papel...Joder, estáis muy mal las dos, qué quieres que te diga. 

-¿Y qué quieres que haga yo si para ella he sido un puto pasatiempo? Mi tía me lo dejó claro cuando hablamos. Y sinceramente, yo pensaba que le importaba más y que sus sentimientos eran sinceros. Así que por mí, se puede ir a la mierda. La cabrona me está haciendo sufrir pero bien. Sólo espero poder superarla pronto y así seguir con mi vida de antes. Haciendo lo que me daba la santa gana. 

-Si, ya, igual para eso te puede ayudar Claudia…

-Ya veremos, Sofía, ya veremos. 

Cuando todos los alumnos salieron del aula, Lorena seguía sentada en su silla. Ni se había movido esperando a quedarse completamente sola.  Entonces apoyó los codos en el escritorio, llevó las manos a su rostro y suspiró pensando en la maldita joven que la tenía totalmente loca. Así no podía seguir. Aún le quedaba curso por delante y si todos los días que iba a dar clase, iban a ser como el de hoy, la llevaba clara. Además aún tenía una última tutoría por el maldito trabajo que les pidió a los alumnos. Sólo esperaba que fuera Sofía y Martina decidiera no acudir. 

Cuando Sofía y Martina acabaron las clases, Sofía llevó a Martina a su casa. Le dijo de tomar algo por ahí pero Martina quería irse a entrenar. Necesitaba relajarse y el único sitio donde lo conseguía completamente era en el gimnasio. Menos mal que boxeaba, menos mal que le servía de válvula de escape. 

-Bueno Sofía, gracias por traerme. 

-Tranquila, yo me iré a ver a Carmen, así me invita a un café. 

-Mañana espero ir a entrenar por la mañana así por la tarde podemos quedar si queréis. 

-Muy bien. Pero también tenemos que empezar a estudiar. De todos los apuntes que tengo, aún no he tocado ninguno.

-Estoy contigo. Cuando quieras nos vamos a la biblioteca a estudiar. 

-Cuenta con ello. Nos vemos mañana.

Martina se bajó del coche y se dirigió a su casa. Saludó a sus hermanos, estuvo un rato con ellos y luego se fue a cambiar para irse al gimnasio. Estaba deseando ponerse los guantes y subirse al ring. Sólo ahí se dejaba llevar por todo lo que la atormentaba, y podía descargar la energía negativa que la estaba sobrepasando y atormentado.

Detrás de la coraza (3°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora