Capítulo 51. Viviendo sin ganas.

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Finalmente Martina prefirió esperar y no agobiar a la profesora. Ya le escribiría al día siguiente o la vería en la facultad. Seguramente la mujer estaría bien y ella estaba sacando las cosas de quicio. Ya no sabía ni qué pensar.

A la madrugada siguiente Lorena amaneció en su cama a las cuatro de la mañana vestida con la ropa con la que llegó del trabajo. Se debió de quedar dormida después de haber llorado durante casi toda la tarde. Se levantó de la cama, se fue a la nevera a comer algo rápido y regresó de nuevo a la cama. Seguía sin ganas de nada. Sabía que era cuestión de tiempo que Marta se presentara en su casa o en su trabajo pidiéndole explicaciones de lo que había hecho con su sobrina. Y ella tenía que estar preparada para aguantar la avalancha que se le avecinaba.

De hecho no iba mal encaminada. Cuando a Marta le sonó su alarma a las 7am, se desperezó como siempre hacía, y miró su móvil por si tenía algún mensaje o alguna llamada importante. Sólo tenía un mensaje de un número desconocido. Estuvo a punto de borrarlo sin leerlo, pero la curiosidad le pudo y acabó abriéndolo. 

Cuando leyó el contenido del mensaje no se lo podía creer. En el mensaje decía que su mejor amiga se estaba tirando a su sobrina. Y que estaba abusando de ella. ¿Pero cómo iba a abusar Lorena de Martina?¿Qué podía haber de cierto en esas palabras?. Joder, ahora le cuadraban muchas cosas. Lorena le dijo que estaba sintiendo algo por una chica pero que ésta no tenía nada claro. O cuando fueron a ver a Martina pelear, que Lorena le reconociera que a la joven le sobraban agallas. O cuando fue con Álvaro y Víctor a buscar a Lorena a su casa y se encontró a Martina en casa de su amiga. Joder, su mejor amiga y su sobrina habían estado mintiéndole durante todo este tiempo. Y ella como una imbécil no se dio cuenta de nada. Habían jugado las dos con ella en toda su cara, y ella como una auténtica imbécil, no se había dado cuenta de nada. 

Marta tenía muchas ganas de llorar. Tenía una rabia dentro que la estaba carcomiendo. Ahora entendía a Martina cuando se desahogaba dando puñetazos. Era justo lo que ella necesitaba. Pero iba a intentar ser racional. Sabía que necesitaba tiempo para ir a hablar con Lorena para pedirle explicaciones. No quería pasarse con su amiga, pero sí le diría lo decepcionada que estaba con ella y que ya no podría considerarla más su amiga. Y con Martina también iba a hablar largo y tendido. No se esperaba eso de su sobrina. Ésta también la había decepcionado y mucho. Las dos mujeres se habían reído de ella a sus espaldas. Y eso no lo iba a olvidar nunca. Intentó serenarse aunque no lo consiguió del todo. Se metió en la ducha para relajarse un poco. Luego desayunó algo rápido y antes de irse a su trabajo decidió pasarse por casa de Lorena, porque sabía que ésta los martes iba a la universidad más tarde. 

Le costó tocar la puerta. Porque sabía que esa podría ser la última vez que la tocaría. Y de sólo pensar en eso, se entristeció más de lo que ya estaba, porque a pesar del engaño de su amiga, Marta la seguía queriendo y siempre la querría. Esa mujer había significado mucho para ella ya desde que eran pequeñas. 

Contó hasta cinco y por fin tocó a la puerta. Cuando Lorena escuchó que alguien estaba llamando, sabía perfectamente que era Marta. Cuanto antes cogiera el toro por los cuernos, antes respiraría más tranquila. Y nada más abrió la puerta se encontró con una Marta desencajada. Ésta fue al grano.

-Lorena... Pensé que eras mi amiga.¿Cómo has podido hacerme ésto? Que se supone que era tu mejor amiga, con todo lo que hemos compartido juntas…

-Yo...Lo siento, Marta, no sabes cuánto lo siento. Pero las cosas han pasado así...Y si te soy sincera, sólo me arrepiento de no habértelo dicho cuando empezaba a sentir cosas por Martina. 

-Joder Lorena, ella es una niña, y encima es mi sobrina. Y ninguna de las dos habéis sido capaces de decírmelo.

-Porque sabíamos que te ibas a oponer. Y ella ya no es una niña aunque tú la sigas viendo así. Es mayor de edad.

-Me habéis engañado las dos. Y tú la primera. Te has reído en toda mi cara. ¿Qué hacía Martina cuando vine con Álvaro y Víctor a buscarte, y ella estaba aquí?¿Y por qué sabías que ella tenía muchas agallas si apenas la conocías? Joder, me siento completamente estafada. 

-Lo sé, Marta, lo sé, y te pido perdón por ello. Pero no te puedo pedir perdón por haberme enamorado de Martina, porque sí, porque la quiero y la amo. Es lo mejor que me ha pasado en mi vida. Pero no quiero que lo pagues con ella, págala conmigo pero no dejes de hablarle a ella.

-Pues si queréis que algún día os perdone, no quiero volver a veros juntas. Porque de sólo pensar que estáis juntas me vais a recordar lo que me habéis hecho. Y no quiero. Si de verdad quieres a Martina, deja de verla, por su bien y por el bien de todos- le dijo Marta con ira en los ojos.

-Está bien, Marta, aunque sea una decisión que deba de tomar ella y que yo no comparto, dejaré de verla si con eso no vas a dejar de hablarle a ella. Sabes, Martina te necesita, necesita la figura de un adulto a su lado. No puedes dejarla ahora de lado porque la hundirás...- le contestó Lorena con lágrimas en los ojos. Sabía que se iba a morir por dentro por dejar a Martina. Ella ya se había hecho a la idea que iba a tener a la joven siempre a su lado, y lo que acababa de ocurrir le había roto totalmente los esquemas. Aunque también era consciente que ésto iba a ocurrir tarde o temprano. Cuando las cosas empezaban mal, tendían a acabar también mal. Y ahora no iba a ser ninguna excepción. 

En realidad ella se lo había buscado, por no tener el valor suficiente para haberse enfrentado a Marta desde el principio. Pero lo fácil es que de haberla enfrentado, tal vez ahora también estarían enemistadas porque seguramente Marta no aceptaría que su mejor amiga estuviera saliendo con su sobrina. 

-Está bien, hablaré con mi sobrina y estaré ahí para ella. Pero me has prometido que no volverás a verla. Tienes que cumplir con tu palabra. Demuéstrame que aún se puede confiar algo en ti. 

A Lorena se le caían las lágrimas por las mejillas sin poder remediarlo. Sabía que sin Martina iba a estar muerta en vida. 

-Si, tranquila, cumpliré mi palabra.

Marta se dio media vuelta y se marchó con el corazón totalmente roto. Pero Lorena se quedó exactamente igual o peor. Había perdido su amistad con Marta por su culpa, y había perdido a la que creía que era el amor de su vida. Ahora sólo tenía que dejarse llevar por la vida como un alma en pena. 

Esa misma mañana Lorena llamó a la universidad para decirles que se encontraba enferma y que no iría a trabajar. Veríamos cuándo sería capaz de salir de entre las sábanas de su cama. 

Después se tiró de nuevo en la cama. Se le dio por encender el móvil y acabó lanzándolo contra la pared cuando vio unas cuantas llamadas de Martina y un mensaje donde le decía que ya la estaba echando de menos. Sólo quería que la tierra la tragara. Desaparecer para todo el mundo, incluso para la joven. 

Detrás de la coraza (3°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora