Capítulo 25. Tirantez en la Universidad...

4K 333 64
                                    

A la mañana siguiente, como era ya costumbre, Martina fue a entrenar. Había dormido muy mal esa noche porque estaba inquieta por ver a Lorena, y ver qué iba a pasar entre ellas. Aunque por parte de ella ya lo sabía, iba a intentar ignorar a la profesora costase lo que costase. Y se imaginaba que Lorena haría lo mismo. 

Pero Martina estaba triste. Le molestaba tener que negar lo que sentía por su profesora. Cuando tenía cerca a esa mujer su cuerpo reaccionaba ante tanta proximidad poniéndose rígido. Era la primera vez en su vida que le pasaba. Ella pensaba que eso era amor, pero no quería reconocerlo. No quería sentir nada más que deseo por esa mujer. Se tenía que autoconvencer que tal vez sólo la quisiera para tener sexo con ella. Y al principio había pensado en ignorarla completamente, pero ahora se daba cuenta que la deseaba demasiado, y que si se daba el caso, no pasaba nada por tirársela. Sólo sería eso, un buen polvo y nada más. Ya se vería cómo iba la cosa entre ellas.

Esa mañana se entretuvo más de la cuenta con sus hermanos. Aún iba a llegar tarde a clase...Y aún tenía que ir a buscar a Sofía.

Lorena se levantó algo aturdida. Se había desvelado de madrugada y cuando consiguió dormirse de nuevo, ya era casi la hora de levantarse. Fue directamente a la cocina para hacer café. Necesitaba una buena dosis de cafeína y si pudiera se la inyectaría en vena.

No sabía qué ropa ponerse. Inconscientemente se puso ropa que le quedaba excesivamente bien. Una blusa algo transparente y una falda que le marcaban sus prominentes y femeninas caderas. Se abotonó los botones de la blusa pero se dejó varios sin abrochar. Esa mañana se veía sexy y se sentía segura de sí misma. Tenía veintiocho años y tenía un cuerpo muy bonito. Estaba orgullosa de la genética que tenía porque no solía hacer nada de deporte y su cuerpo llamaba la atención. 

Intentó no pensar en Martina, pero le fue imposible no hacerlo. Ya veríamos cómo reaccionaba cuando la viera. Cuando ya estaba lista, se metió en el coche, lo puso en marcha y se dirigió a la universidad. 

Finalmente Martina y Sofía llegaron a tiempo, eso sí, les tocó correr. Y como llegaron de las últimas, no tuvieron más remedio que sentarse en la segunda fila, donde quedaban tres asientos libres. Martina hubiera preferido sentarse al fondo de la clase, pero para eso había que llegar de los primeros. 

Al minuto de sentarse las dos en sus respectivos asientos, oyeron los tacones de la profesora aproximarse al aula. Martina intentó no mirarla cuando entró al aula, pero joder, fue imposible no hacerlo. La mujer lucía espectacular. Tanto que todos se quedaron mirándola y alguno llegó a susurrar algo al compañero de al lado. Y Martina, con sus miradas, no fue menos. La miró de arriba a abajo con un deseo que si pudiera ahora mismo se la tiraría. Joder, de sólo pensar que ella se había follado a esa diosa...Si los demás supieran...Y mientras la miraba, comenzó a sentir cierto cosquilleo y humedad entre sus piernas. Se alegró al momento de no ser hombre. 

La profesora recorrió con su divino contoneo de caderas el pasillo que unía la puerta de entrada del aula con la tarima donde se colocaba el profesor. Y a más de uno se le escapó un suspiro.  Martina estaba llena de ira. No quería que ningún imbécil suspirara por la profesora. Y lo peor de todo es que ya no sólo lo hacían los chicos, sino también alguna que otra alumna. 

Había dos chicas delante de Sofía y de Martina que estaban cuchicheando sobre la profesora. Martina escuchó a una de ellas decir que luego iba a intentar hablar con la profesora con alguna excusa o bien en clase o bien en su despacho, y que iba a intentar algo con ella. Sofía miró a Martina y con la mirada le suplicó que se relajara. Ella también había oído lo que había dicho esa chica y estaba segura que Martina estaba que echaba humo por dentro. Y conociendo lo impulsiva que era su amiga, ésta era capaz de pedirle explicaciones en medio de la clase. Delante de Lorena. Pero a Sofía le sorprendió la reacción de su amiga. Porque a pesar de estar roja por la ira, se contuvo y no hizo nada al respecto ¡Increíble!.

-¡Hola a todos chicos!¿Qué tal vuestro fin de semana? Espero que muy bien. Porque esta semana vais a empezarla con un trabajo y os va a tocar meterle horas o bien en vuestras casas o bien en la biblioteca porque necesitaréis buscar información. Y por cierto, cuando yo entre en el aula no quiero que nadie hable ni cuchichee. ¿De acuerdo? Ya tenéis todos una edad para tener la educación necesaria que se requiere a la hora de estudiar una carrera. Bueno, dicho ésto, empecemos la clase. Os voy a explicar en qué consiste el trabajo que quiero que me hagáis y ya mismo lo podéis empezar a hacer. Será en parejas. Así que id eligiendo con quién lo vais a hacer. 

Lorena intentó no mirar en ningún momento a Martina. Y de momento lo estaba consiguiendo. Pero la que no consiguió su propósito fue Martina. La miraba embelesada. 

Una vez que dio las instrucciones para realizar el trabajo, les dio permiso para comenzarlo. Cuando ya se iba a sentar en su silla, las chicas que tenían delante Martina y Sofía, llamaron a la profesora porque tenían una duda. Joder, la profesora se iba a acercar a Martina, pero lo que era peor para ella, esas babosas iban a deleitarse con la profesora estando al lado de ellas. El cuerpo de Martina se enderezó. 

Lorena se acercó a las chicas. Se agachó un poco dejándoles ver parte de su escote. Y joder, ese escote no pasaba desaparecido para nadie. Martina no sabía dónde meterse de ver a esas chicas sin apartar los ojos del precioso rostro de la profesora y de su divino escote. La entrepierna de Martina iba a explotar y a la joven le entraron los celos de sólo pensar que las entrepiernas de esas chicas también iban a explotar por el deseo que sentían por la profesora. Además ésta fue muy amable con una de ellas y no dejaba de sonreírle. Lo que acabó por enfurecer a Martina. Ésta se levantó bruscamente de su silla y salió corriendo del aula mientras la profesora le llamó la atención. 

-¡Señorita Soto!¿Dónde cree que va?¡Vuelva ahora mismo a su sitio!- pero la joven fue tan rápida que ya estaba más que fuera del aula cuando la profesora le llamó la atención. 

-Por favor, sigan con las indicaciones que les he dado. Yo ahora mismo vuelvo- les dijo Lorena. Y salió detrás de Martina. 

Sofía sólo pudo suspirar y rezar para que su amiga se comportara con la profesora...

Lorena se olía dónde se había metido la joven así que fue directamente a los baños. 

Se encontró a Martina de espaldas con los brazos apoyados en la pila del lavabo.

-¡Señorita Soto!Creo que me debe ahora mismo una explicación de por qué ha hecho lo que ha hecho. ¿Acaso quiere que la expulsen?

-Expúlseme si quiere. 

-Míreme cuando le hablo.  

Martina seguía dándole la espalda a la profesora.  

-¡Martina!Te he dicho que me mires!

Martina por fin se dio la vuelta y lo que vio en los ojos de la profesora la asustó. En cambio, ella no pudo evitar mirarla con un deseo incontrolable. Sus pupilas estaban completamente dilatadas. Casi no se veía el azul de su iris. Y Lorena se dio cuenta de ello, cómo para no darse, y si esa chica estaba excitada, ella no se quedaba atrás.

-Martina, ¿Qué narices pasa contigo?

-¿Y con usted?¿Que va provocando a todos los alumnos por cómo va vestida?

Lorena quiso darle una bofetada a Martina, pero ésta fue más rápida y la agarró de la muñeca. 

-¡Por fin usted muestra lo que quiere darme de verdad!- le dijo Martina a la mujer. Eso era lo que creía que realmente se merecía la joven de la profesora, y no que la amara como le dijo que la amaba…

Martina la soltó con suavidad y se marchó corriendo dejando a Lorena totalmente aturdida y al borde del colapso. ¿Qué acaba de pasar entre ella y su alumna?y ya no sólo su alumna, si no la sobrina de su mejor amiga…

Detrás de la coraza (3°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora