Capítulo 67. Otra decepción.

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Al día siguiente habían quedado después de la universidad Sofía y Martina en el Momo. Querían ver a Carmen, pero Martina no se quedaría mucho porque debía irse a entrenar. 

-Eh, chicas, dichosos mis ojos.

-Hola Carmen. ¡Qué pasa! qué estás aburrida, ¿No?.

-Bueno, ya veis que la tarde está siendo tranquila. Llegan los exámenes y todo el mundo está estudiando, pero vamos, mejor para mí si me pagan por no hacer nada. 

-Qué bien vives aún trabajando. 

-Si, si no paro de trabajar… Por cierto, ayer fui al centro comercial para comprarme ropa interior sexy. ¿Y a qué no sabéis a quién vi en una cafetería tomando algo?

-¡A quién! Y anda que avisas… Aunque imagino que irías antes de venir a trabajar, ¿No?.

-Sí, vosotras estabais en la universidad. Bueno pues vi a tu tía con la profesora. 

Martina se puso rígida. 

-¿A qué hora fue eso, Carmen?

-Uf la hora exacta no la sé, pero serían las tres y pico…¿Por qué lo preguntas?

-Joder, me está evitando...Lorena, digo. Ayer quedé con ella en que iría a su despacho a las 3pm. Y cuando fui, toda contenta porque por fin íbamos a estar a solas, vi un cartel en su puerta donde ponía que se tenía que ausentar por causas personales. Vaya mierda…

-Martina, lo siento, pero sí tiene pinta de que te ha evitado. Si Carmen la vio con tu tía tomando algo a esas horas, blanco y en botella- le contestó Sofía con un tono de voz muy apagado.

Martina se hizo pequeña en un momento. Joder, Lorena la había mentido y encima la había evitado, seguramente porque no quería quedarse a solas con ella. De puta madre. Se lo había dejado claro con su comportamiento. Y ese desplante le

hizo más daño de lo que ella pensaba. La había dejado descolocada y totalmente abatida. Tenía ganas llorar, pero no le daría el gusto a esa mujer. No se lo merecía.

Entonces Martina pasó en unos pocos segundos de la más pura tristeza a la ira más incotrolable.  Tenía ganas de ponerse a golpear o lanzar cosas. Así que decidió que lo mejor era irse al gimnasio. 

-Chicas, necesito irme con Carlos. Ahora mismo me está costando horrores controlarme. 

-Tranquila Martina. Te entiendo. Anda, ven, dame un abrazo y luego te vas si quieres- Le dijo Sofía a su amiga porque la conocía tan jodidamente bien que sabía perfectamente lo que Martina necesitaba. 

-Si, joder- Martina la abrazó mientras se echaba a llorar sin control alguno. El no tener a Lorena con ella la estaba dejando sumamente hundida. Era un sentimiento muy negativo para ella y no sabía cómo controlarlo ni sabía qué hacer con él. Lo que sí sabía era que se estaba apoderando de ella y eso no le gustaba en absoluto. Se juró que sería la última vez que se iba a volver a enamorar. Con Lorena ya había tenido más que suficiente. Y es que independientemente de lo que ella sentía, su corazón había quedado hecho trizas. 

Después de llevar un buen rato abrazadas, Martina se relajó un poco. Carmen le pasó un pañuelo para que se pudiera limpiar el rostro. 

-Vamos Martina, este viernes tenéis fiesta en la Modo, ¿No? Joder, los cabrones de los estudiantes no sé por qué han tenido que elegir ese local. Va a estar a petar y yo no voy a poder ni relajarme un rato con vosotras. Porque vosotras vais a ir, ¿no?.

-Lo han elegido porque es el local de moda, Carmen. Así que te jodes. Y obligadas no estamos. Pero van a ir hasta los profesores. Es la fiesta de Psicología. Lo suyo es que fuéramos, sí- le contestó Sofía esperando a que hablara Martina. Seguramente esta se negaría a ir y así se evitaría ver a Lorena. 

-Martina,¿Sabes cómo se te pueden ir las penas? follándote a otra el viernes. Verás qué bien te sientes cuando disfrutes de un cuerpazo enterito para ti. 

-Carmen, joder,¿Cómo le dices eso? Que tu amiga está enamorada. Y desde luego ahora mismo un clavo no quita a otro. 

-Sofía, vamos, Martina no era antes así. Siempre ha hecho lo que le ha dado la gana y ahora se ha dado cuenta que enamorarse es una mierda. 

-Es verdad, Carmen. Yo no era así. Pero tiene razón Sofía, yo ahora no puedo pensar en tener nada con otra mujer que no sea Lorena. 

-Bueno, aunque sea para darle celos a tu profesora. Estoy segura que te ve con otra chica y se pone echa una furia. Yo si fuera tú me liaría con otra mujer en toda su cara. 

-Claro, y como me ha demostrado lo que le importo con la nota que ha puesto en la puerta de su despacho, cuando me vea comerle la boca a otra va a venir donde esté yo y me va a pedir explicaciones de lo que estoy haciendo. Joder, Carmen, que básica que eres.

-Bueno... Martina, no sé, igual tiene un poco de razón Carmen. No te digo que le comas la boca a otra, pero que tontees un poco...Igual viendo lo que está perdiendo se espabila Lorena.

-Seguro que sí, seguro que me monta un escándalo cuando me vea con otra, jjoder, ella pasa de mí. Ya me lo ha dejado muy claro. No quiere ni estar a solas conmigo. Pero también os digo una cosa, podía haberse comportado como una mujer y habérmelo dicho a la cara. 

-Sí, ahí te doy la razón. A Lorena no le pega nada hacer lo que ha hecho. O es una cobarde o una inmadura. No lo sé.

-Bueno, Martina, el viernes tienes que espabilar. Tú misma. 

-Paso. Veremos si voy a la fiesta. No me apetece verla. Ella tan feliz y yo amargada…

-No sabes cómo está ella. Igual lo está pasando peor que tú. Que haya tomado la decisión de pasar de ti no quiere decir que ella esté contenta.

-Seguro que está mejor que yo, Sofía. De eso no tengo la menor duda. 

Mientras, Lorena estaba en su casa preparando los exámenes para cada asignatura y para cada curso en los que ella impartía clase. Pero no podía quitarse a Martina de la cabeza. Le había costado muchísimo dar el paso de anular la cita que tenía con la joven en su despacho la tarde anterior. Sabía perfectamente que de haberla visto, a solas, ella habría perdido totalmente el control y se hubiera abalanzado sobre Martina. Su cuerpo le pedía contacto con el de la joven. Se moría por juntar cuerpo con cuerpo para hacerse sólo uno. Noche tras noche era en lo que ella soñaba. Sus pensamientos estaban invadidos por Martina, por su preciosa sonrisa y sus espectaculares ojos azules, por su cuerpazo tan imponente y sensual a la vez. Ese cuerpo la volvía totalmente loca. Era un suplicio para ella que ese maravilloso cuerpo sólo lo pudiera poseer en sus malditos sueños y no en la realidad. Sería un sueño el tener la posibilidad aunque fuera sólo una vez, de poder hacer el amor con Martina durante toda una noche entera. Pero sabía que después de todo lo que habían pasado las dos con Marta, y que además Martina estaba saliendo con Claudia, eso no iba a pasar nunca más. 

Y el saber que no iba a tener a Martina nunca más en su cama, la desesperaba a momentos. 

Martina aún se quedó un rato más con sus amigas. Éstas le servían de terapia y de ayuda cuando se encontraba bloqueada por alguna situación estresante. Y en ese momento estaba viviendo una de esas situaciones. Desde luego se sentía muy afortunada de poder contar con ellas. Como también el poder desestresarse con el boxeo. Esa tarde le iba a dar bien duro a quien quisiera entrenar con ella. 

Detrás de la coraza (3°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora