Capítulo 11 Acercándose una a la otra

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Iban las dos mujeres en silencio hasta que subieron las dos al coche y Lorena puso el coche en marcha. Al principio Lorena se dio cuenta que Martina no quería mirarla y seguramente quería evitar hablar de lo que había pasado esa mañana en la clase. La joven se puso a mirar por la ventanilla del coche mientras Lorena conducía, pero la profesora sabía que ese era el momento perfecto para hablar de lo sucedido esa mañana. 

-Martina…

,-Dígame, profesora…-La joven seguía sin mirarla. 

-Me gustaría hablar de lo que pasó esta mañana. Ahora que estamos solas. -el corazón se le iba a salir por la boca a la más mayor. Tener tan cerca a Martina le provocaba taquicardia. 

-No se preocupe, profesora. Ya buscaré yo la manera de comunicarle a mi tía que me han expulsado de la Universidad.

-¿Qué? Martina...Nadie te ha expulsado.-La profesora se vio en la obligación de parar el coche. Necesitaba hablar cara a cara con la joven y que ésta la mirara a los ojos.

Y cuando oyó que nadie la había expulsado, vaya si la miró. 

-¿Qué no me han expulsado? Pero sí estuve a punto de agredir a ese imbécil de mi compañero.

-Lo sé...Martina. Sé por qué estuviste a punto de agredirlo. 

De repente Martina se percató de que la profesora había parado el coche hacía ya unos minutos. Y que ésta la miraba fijamente a los ojos, sin ni siquiera pestañear. Joder, tenía unas ganas locas de bajarse del coche. No era capaz de tener a esa mujer tan cerca y mirándola tan fijamente a sus ojos. Con todas las chicas con las que había estado y no era capaz de relajarse con esa mujer al lado suyo. 

Lorena se animó a poner sus dedos en el muslo de la joven. Solo quería tranquilizarla,  o eso pensaba ella. Ya que se dio cuenta que en su vida había tocado un muslo tan duro. No le importaría para nada acariciarlo en toda su totalidad. Lorena no pudo evitarlo y se mordió el labio inferior al pensar en sus dedos cerca de la entrepierna de la joven. Joder, ¿Cómo sería acercar su mano a esa parte de la anatomía de la joven?¿y acariciarlo?. Lorena tragó saliva. Y se perdió en sus pensamientos con Martina de protagonista.

Martina estaba directamente bloqueada. Ni era capaz de bajarse del coche, ni de retirar la mano de la profesora de su muslo, ni de mirar a esos preciosos ojos color azabache que tanto le gustaban y que en ese momento la estaban torturando. 

-Martina, me gustaría que me dijeras por qué estuviste a punto de agredir a ese chico.

-Yo...Usted ha dicho que ya sabía por qué hice lo que hice. No es necesario que yo le dé mi versión. 

-Martina, necesito que me digas por qué lo hiciste. 

-No quiero decírselo.-Martina iba a colapsar. 

Entonces la profesora decidió deslizar la palma de su mano por casi todo el muslo de la joven. La mujer estaba tan sumamente excitada que su cerebro dejó de pensar y se dejó llevar por lo que sentía en ese momento por Martina. Ésta miraba expectante los movimientos que hacía la mano de la profesora sobre su muslo. Creía que estaba en uno de sus sueños húmedos con su profesora. Y menos mal que llevaba unas mallas encima, porque llega a tocarle directamente con la palma de su mano y con sus dedos su piel y entonces seguro que se hubiera vuelto loca. 

-Profesora, pare…- En realidad Martina no quería que parara de tocarle el muslo con esa deliciosa mano, pero Lorena aún fue a más. Decidió llevar su mano al interior del muslo de la joven. Martina gimió y a la profesora ese gemido la excitó como pocas cosas la habían excitado. 

-Pare por favor- Martina cerró sus piernas, para evitar que la mano de la profesora se acercara más a su entrepierna. Ésta era imposible que estuviera más húmeda. Y eso que sólo se estaba aproximando a sus partes…

Lorena se acercó todo lo que pudo a Martina. Sus alientos se mezclaban, como también sus aromas corporales. Unos labios estaban muy cerca de los otros. Entonces Lorena llevó sus dedos al abdomen de la joven y comenzó a arañarlo. Joder,¿Como estaba tan sumamente dura? La tocaras donde la tocaras Martina era pura piedra.

-Martina...por favor...Dime por qué estuviste a punto de agredir a tu compañero.- Lorena ya estaba al borde del colapso así que volvió a llevar su mano de nuevo al muslo de Martina y ésta volvió a gemir. Pero ahora en vez de cerrar las piernas, hizo todo lo contrario, las abrió. Le resultaba imposible luchar contra sus propios impulsos. Y Lorena dirigió sus dedos al interior del muslo acercándose peligrosamente a la entrepierna de Martina. Con la punta de sus dedos rozó la humedad de los genitales de Martina y se quedó atónita cuando sintió a la joven tan mojada. 

-Ya lo sabe por qué lo hice.-consiguió decir  Martina con la voz totalmente ronca por el deseo que sentía por esa mujer. Joder, lo que daría por tenerla totalmente desnuda encima de ella. Primero la abrazaría y luego le haría el amor suave y lentamente, para poder recrearse con la mujer que tendría encima de ella. Eso era un sueño que esperaba poder cumplir algún día.

De repente a Lorena le vino a la cabeza Marta, y costándole un mundo entero, acabó sacando su mano de la entrepierna de Martina. Si Marta se enteraba de que le gustaba su sobrina, ésta seguro que la dejaría de hablar.  Y ahora mismo no podía permitirse el lujo de perder a la única amiga que tenía en la ciudad. Joder, siempre pensando con la cabeza y Martina le había hecho perder completamente el control. 

Pero Martina estaba tan sumamente excitada que volvió a coger la mano de Lorena y la acercó de nuevo a su entrepierna. Necesitaba correrse con esos dedos tocándola aunque fuera por encima de las mallas. Llevaba ya varias noches soñando con correrse con los dedos de la profesora en su clítoris y hoy por fin se iba a hacer realidad uno de sus sueños más húmedos. 

-Vamos profesora... tóqueme...no tenga miedo.-Martina mientras, gemía y gemía. Iba a tener el mejor orgasmo de su vida. Gracias a la diosa que tenía al lado. Y Lorena no se quedó atrás, sintiendo en sus dedos los labios vaginales de la joven debajo de las bragas y de las mallas, y cómo sus dedos estaban bien mojados por la humedad de Martina, acabó teniendo un orgasmo espectacular, pero la joven no se dio cuenta de ello. En la vida se había excitado tantísimo. Lorena  acariciaba el clítoris de Martina, primero de arriba a abajo y luego en círculos hasta que la joven ya no pudo más y explotó en un orgasmo como pocos. A Lorena le encantó sentir en sus dedos el palpitar de los genitales de la joven.

Mientras las dos estaban jadeantes, Lorena se arrepintió al momento de hacer lo que hizo.  Y se lo hizo saber a Martina. 

-Lo siento, Martina. No sé qué me ha pasado...Joder, he perdido el norte. Lo siento de verdad. 

-¿Qué? ¿Por qué dice eso?¿Acaso no le ha gustado lo que ha sentido?-Martina no sabía qué pensar ni qué más decir sobre lo que acababa de decir Lorena. Ella misma estaba paralizada con lo que había ocurrido. Todavía no se podía creer que lo que acababa de pasar hubiera sido real. 

¿Qué si le había gustado?¿Cómo le podía preguntar eso Martina? Si había conseguido tocar el cielo sólo con acariciar las partes íntimas de la joven. Ni siquiera se habían besado ni estaban las dos desnudas, ni siquiera la joven la había tocado a ella. Pero sí tenía que reconocer que era lo mejor que había vivido en su vida. Así de simple. Nunca antes se había sentido tan viva como se sentía ahora con Martina. Y lo peor de todo es que tenía que rechazarlo e ignorar lo que sentía por esa preciosa joven. Si se enteraba Marta seguro que ésta se llevaría una gran decepción con ella. Y a Lorena le aterraba que su amiga se sintiera decepcionada con ella. 

Lorena puso el coche en marcha y siguió el camino sin mirar a la joven y sin dirigirle la palabra. 

Detrás de la coraza (3°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora