XXXVI.

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-Familiares de Lalisa Manoban-.

Aquella oración se sintió como un déjà vu.

Chitthip había corrido hasta la enfermería de la escuela, y después había conducido hasta el hospital, pasándose los semáforos en rojo. A las tres chicas que iban en el asiento trasero del auto con ella no les importó.

-Soy su madre -se acercó al doctor. No era el mismo que Jennie vio la primera vez que estuvo en ese hospital. -¿Cómo está mi hija? -jugaba con sus dedos, atenta a cualquier gesto o expresión que ese hombre hiciera.

El trío de jóvenes que habían permanecido sentadas en la sala de espera se puso de pie.

-Señora, antes de dar un diagnóstico debo preguntar, ¿Lalisa experimentó dolores de cabeza, problemas de visión o debilidad en los últimos días? -habló con tranquilidad.

Chitthip lo pensó por un momento, buscando algún indicio de esos síntomas en el comportamiento de su hija.

-No -frunció el ceño, luciendo exactamente igual a Lisa cuando lo hacía- bueno, en una ocasión la vi perder el equilibrio, pero se excusó diciendo que eran efectos secundarios de la medicina-.

-¿Me permite hablar a solas con usted un momento? -vio de reojo a las chicas que estaban atentas a cada palabra.

La mayor asintió y se alejaron varios metros para mantener una charla privada.

-¿Creen que sea muy grave? -Moonbyul rompió el silencio.

-Espero que no. Tal vez se vio presionada en la escuela y el estrés la sobrepasó -Dua intentó creer sus palabras, pero en el fondo sabía que su amiga estaba mal.

Cada día se notaba más delgada e intentaba ocultarlo con ropa holgada, y cuando hablaba parecía olvidar las cosas, lo cual desconcertaba a la inglesa, ya que a Lisa nunca se le escapaba ningún detalle.

Por su parte, Jennie permanecía callada, sumida en sus pensamientos.

El doctor comenzó a caminar de vuelta a la habitación donde se encontraba Lisa, con Chitthip siguiéndole hasta que desaparecieron detrás de la puerta.

-¿Cómo está? -los gemelos llegaron corriendo, hablando al mismo tiempo.

-Todavía no tenemos noticias -respondió la inglesa.

-Se pondrá bien -animó Dylan, viendo de reojo a Jennie- siempre encuentra la manera de seguir. No será diferente esta vez-.

Esperaron en la sala alrededor de media hora, hasta que la señora Manoban apareció.

-Chicos, les agradezco que hayan venido, pero es mejor que regresen a casa -suspiró cansada.

-¿Por qué? -finalmente la castaña habló- Yo me quedaré hasta que salga-.

-Ve a descansar -Chitthip puso una mano en su hombro, sonriéndole para tranquilizarla. Sabía que la chica era capaz de dormir ahí mismo en el suelo hasta tener noticias- Le realizarán una serie de estudios y no creo que la den de alta hasta descubrir qué le sucedió-.

-¿Qué clase de estudios?-.

-Una resonancia magnética, entre otros -hizo una mueca. -Por favor, cualquier cosa serás la primera en saberlo, pero no pueden quedarse -les dedicó una mirada de disculpa a los demás.

-¿Podemos verla? -preguntó Cole, pero sus esperanzas se vieron aplastadas cuando la mayor negó.

-Bien, nos vamos -Dylan dio unas cuantas palmaditas en la espalda a su hermano. -No importa la hora, llámenos si Lisa o usted necesitan algo -pidió.

-Lo haré-.

Todos se marcharon, entonces Chitthip pudo llorar libremente.

Si las sospechas del doctor resultaban ciertas, su pequeña no lograría llegar a Navidad.

















N/A:
Hola personitas, sólo quiero decir que preparen sus pañuelos, kleenex, rollos de papel, lo que sea.
Hasta la próxima.
Sean amables y agradecidos siempre.

-A.

One, Two, I Love You.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora