XV.

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—Jane— la llamó, pero fue ignorada— Jane —repitió un poco más fuerte.

—Hola —saludó y continuó con lo suyo.

Tenía una hora libre, por lo que decidió ir a las bancas del gimnasio y adelantar algunas tareas.

—¿Cómo estás? —tomó asiento a su lado.

—Bien —se encogió de hombros, sin ganas de mantener una conversación con la chica.

—¿Has visto a Lisa? —se animó a preguntar.

La pelinegra no asistía a clases desde hace tres días, y eso sólo provocó que la preocupación y la ansiedad por saber qué ocurría creciera dentro de Moonbyul.

—No —respondió tajante.

—¿Sucede algo?—.

El comportamiento de Jennie no pasó desapercibido, y como buena amiga, quiso buscar una solución rápidamente.

—No entiendo —dejó su cuaderno a un lado y quedó cara a cara con la mayor— ¿No era que tú y Lisa se odiaban? ¿Por qué de repente las veo hablando tan íntimamente frente a mi casa antes de marcharse? —se cruzó de brazos.

¿Estaba celosa? Si, y no tenía la intención de ocultarlo.

Su inseguridad aumentó al ver cómo Moonbyul se ponía nerviosa y pasaban los segundos, pero no respondía.

—¿No responderás? — dejó caer los brazos a los costados.

A Moonbyul no le gustaba ocultar las cosas, mucho menos a Jennie, pero debía confiar en Lisa.

—No tengo derecho a sentirme así —rió sin ganas— ¿Por qué lo hace tan complicado?—.

—Ella tiene sus razones para actuar así —se encogió de hombros— debes darle tiempo —no sabiá qué más decir.

—A veces tengo miedo, porque tiempo es lo que menos tenemos —la miró, y Moonbyul se encogió en su asiento ante aquella mirada penetrante. —Lisa no quiere vivir —soltó— ella iba a terminar con todo, ¿sabes por qué no lo hizo? —preguntó, la mayor negó— Porque en mí vio una segunda oportunidad —sus ojos se humedecieron. —Pero siento que a la vez se encadenó a una vida de sufrimiento, una vida que ella no quiere, y sólo sigue aquí por mí. No es que yo sea importante, me refiero a que lo hace por compromiso —la primera lágrima cayó libremente, seguida de otras más— se obligó a sí misma a seguir adelante porque cree que a mi lado le puede esperar un futuro maravilloso —sollozó y Moonbyul la atrajo hacia ella—. Yo no estoy segura de eso —se cubrió el rostro con las manos— la quiero, te juro que la quiero y sé que puedo llegar a enamorarme de ella porque es tan linda, porque cuando estamos juntas el mundo parece no ser tan malo, como si todo lo bueno estuviese oculto y sólo se necesita rebuscar un poco para encontrarlo. Pero tengo miedo que no sea suficiente, que ella se dé por vencida porque se equivocó conmigo—.

La mayor se mantuvo callada, procesando la nueva información, encajando algunas piezas en el desastroso rompecabezas que era la relación de su amiga y la pelinegra.

—Debes hablar con ella —la alentó— dile todo lo que sientes, lo que te preocupa. Ayúdala y ayúdate. Si crees que no funcionará, lo mejor es alejarte —la castaña quiso interrumpir, pero no se lo permitió. —No lo digo con mala intención, pero no te puedes romper para reconstruir y sustituir las piezas rotas que ella perdió. De eso no se trata—.

Jennie lo sabía, pero no encontraba otra manera de aligerar la carga en sus hombros.

¿Valía la pena perderse para salvar un alma en pena?

One, Two, I Love You.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora