—¿Alguien ha visto a Lisa? —Jennie preguntaba a cada uno de sus compañeros dentro del salón.
No se había presentado a clases ese día, lo cual resultaba extraño, porque podría ser la persona más problemática académicamente hablando, pero jamás irresponsable.
Su preocupación crecía a medida que recibía respuestas negativas.
Empeoró cuando los siguientes tres días tampoco encontró aquel rostro familiar entre los alumnos.
No entendió nada de lo que los profesores explicaron en todas esas horas que pasaba sentada en esa butaca. Los veía gesticular y caminar de izquierda a derecha, aparentemente entusiasmados con los temas impartidos.
Para ella, hablaban en un idioma completamente distinto al suyo.
Después, al encontrarse en el pasillo que conducía a la salida, tuvo la sensación de que sus oídos se tapaban, como cuando te sumerges en el agua y sientes la presión en los tímpanos.
—¿Te sientes bien? —una chica vestida con un traje casual y converse negros, de manera despreocupada, se acercó al ver que su rostro perdía color.
—No. Necesito salir de aquí —respondió, sin importar que le estaba hablando a una completa desconocida.
—Puedo llevarte a tu casa, tengo auto —le ofreció, sacando las llaves del vehículo de uno de sus bolsillos del pantalón.
Aceptó, y quince minutos bastaron para encontrarse de pie en el porche de su casa.
Se despidió de la agradable chica, agradeciéndole una y otra vez.
Pasó de largo hasta su habitación, no sin antes avisar a su madre que ya se encontraba ahí, más por obligación que por costumbre.
Entre un enorme suspiro lleno de cansancio se dejó caer en la cama, quedándose dormida al instante.
Estaba teniendo el mejor de los sueños, hasta que la molesta voz de su alumna designada apareció.
—Despierta —era la palabra que repetía una y otra vez.
Con pereza, abrió los ojos, topándose con aquel conocido rostro, adornado con ojeras y labios resecos.
—¿Qué haces aquí? —era la segunda vez que entraba sin avisar.
—Tienes fiebre —Lisa tenía una mano en la frente de la castaña, pero ésta no se había percatado de ello. —¿Puedo quedarme? —preguntó con deje inocente.
Jennie desvió la vista hacia la ventana, dándose cuenta que la noche había caído.
Durmió más de la cuenta.
—¿Por qué insistes tanto? —respondió con otra pregunta.
Sabía de sobra que Lisa era una persona terca hasta la coronilla, sólo que aún no comprendía el por qué quería pasar tanto tiempo con ella.
—Necesitas a alguien —la pelinegra apartó su mano, metiendo ambas en los bolsillos traseros de sus jeans— y yo quiero cuidarte—.
Esas palabras rondaron por la mente de Jennie durante un buen rato, dejando a Lisa en espera de una respuesta mientras marcaba un ritmo constante en el piso con la punta de sus pies.
—Coloca el seguro a la puerta—.
Se recorrió al lado izquierdo de la cama, dejando un espacio pequeño para que Lisa se recostara, cosa que la pelinegra hizo gustosa después de hacer lo que Jennie le dijo y quitarse los zapatos.
—¿No tienes calor?—.
El silencio que se había instalado entre ambas fue interrumpido por la pelinegra. De sobra sabía que Jennie tenía escalofríos por la temperatura alta que atacaba su cuerpo, pero quería molestarla.
Al darse cuenta de sus palabras, un rubor se apoderó de sus mejillas.
—No—.
—Yo sí—.
—Mal por ti—.
—Me quitaré la ropa—.
Cuando el cerebro adormilado de Jennie procesó esa oración y se giró para detenerla, Lisa ya se encontraba en ropa interior.
—Buenas noches —un delgado brazo se situó sobre su cintura.
La sensación era demasiado buena para reclamar.
Al poco tiempo se durmió, dejando de lado el estrés que le había provocado la ausencia de la pelinegra.

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One, Two, I Love You.
Historia Corta"Cierra los ojos y cuenta hasta tres." Ranking: 🥇 Jenlisa 03/08/22 🥇 Jennie Kim 03/08/22 🥇 Lalisa Manoban 03/08/22 🥉 Lisa 13/08/22 🥇 Jennie 25/09/22 🥇 Blackpink 31/01/23