Cap. 9 - Fantasma del pasado

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Sesshomaru me dio de comer por un rato, al principio fue demasiado extraño, no me negué con la esperanza de que se cansara, pero no, comimos los dos y no parecía aburrirse, al contrario, estaba muy entretenido robándome las papas.

En el plato ya no había nada, lo que si había eran personas curiosas que nos miraban enternecidos, fue lo único incómodo. Sesshomaru no se daba cuenta, pero yo sí. Los ignoré tanto como pude. Ya había llamado suficiente la atención.

—Bien, ya comiste todo, pero aún te veo pensativa, así que iremos a caminar un poco —se levantó dejando dinero en la mesa y me llevó a rastras fuera del lugar, ¿desde cuándo le tengo la confianza como para hacer estas cosas? No, la pregunta es, ¿por qué se lo permito?
—Puedo caminar sola Sesshomaru —dije liberándome de su agarre, sólo me dedicó una sonrisa y seguimos caminando.

Salimos del centro comercial pero no sabía a dónde y creo que él tampoco, solo íbamos en un agradable silencio. Al menos hasta que volvió a hablar.

—Te quedaba muy bien ese vestido azul —fue tan inesperado que me detuve.
—No mientas —saliendo de la sorpresa acelere el paso para alcanzarlo.
—Como dices, puedo ser arrogante pero no mentiroso.
—No te creo —dije en voz baja.
—Mira por aquí podemos sentarnos —me tomo de la mano y empezamos a caminar en la dirección que señaló.

Nos detuvimos en una pequeña mesa con sillas bajo un árbol, no sabíamos donde estábamos así que inspeccionamos el lugar, o eso intenté ya que me distraje viéndolo.

Tiene cabello igual que el de Inuyasha, sus ojos tenían un color similar al de Inuyasha, pero no era él, sus ojos eran más pequeños y alargados, incluso más dorados, eran hermosos.

Parecía que leyó mi mente y dirigió su mirada hacia mí, de inmediato mire a otro lado.

—No soy Inuyasha, es más, me voy a presentar bien —se levanto para luego hacer una reverencia— Un gusto, soy Sesshomaru Taisho, estudio en la escuela donde antes ibas, estoy en el equipo de fútbol como delantero y mi número de teléfono es —tomo mi teléfono como su fuera propio para agendarse— Un placer.

Me pareció algo divertido y me levante imitando su acción.

—Soy Kagome Higurashi, cambie de escuela por motivos personales, soy antisocial, no tengo amigos salvo a Sango, sufro de crisis cuando me acerco a chicos que no conozco o que tengan que ver con mi pasado —arrepentida de lo que dije, me senté de nuevo. "Trágame tierra y escúpeme en mi cama". Pensé.
—¿Crisis? —me tomo de la mano— Háblame de eso —ordenó.
—No tengo por qué contarte eso —evadí a toda costa su mirada.
—Habla —ordenó nuevamente.

Lo mire seria, no sabía si debía contarle algo tan íntimo como eso, pero si quería saber lo idiota que fue su hermano se lo diría, no todo, claro— Cuando Inuyasha terminó conmigo la pase muy mal —empecé— me internaron porque no quería comer y mi cuerpo se debilitó, cuando salí me di cuenta de que cada que un chico que me acercaba mis manos temblaban o me costaba respirar, normalmente se me pasa luego de un rato pero si empeora debo tomar unas pastillas —me detuve para respirar un poco— Fui al médico pero dicen que es algo psicológico, me recetaron medicamentos pero no los tomo salvo que sea un caso extremo, creo que las cosas mentales no se solucionan con pastillas, o eso creo yo —todo el relato estuve con la mirada al suelo, tenía vergüenza, mucha.

—Valla —dijo levantándose— Eso explica muchas cosas —se sentó a mi lado pasando su brazo por mis hombros, decir algo como esto es difícil. Acepte su abrazo que parecía sincero. Me sentía mejor.
—Más te vale quedarte mudo porque nadie sabe de esto, sólo Sango y tu —advertí.
—No diré nada, pero tengo una pregunta —se separó y me miró a los ojos— ¿Tanto daño te hizo?

Eres Mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora