Cap. 17 - Príncipe de blanco.

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Narra Kagome

Llevábamos unos quince minutos parados en el mismo lugar, me estaba desesperando y Sesshomaru seguía dudando si entrar al lugar.

-La escuela de esgrima va cerrar y no te decides si entrar o no -dije algo aburrida.
-Si entro aquí iré contra mi padre.
-Lo sé, pero estoy aquí, ahora entremos, el tiempo es corto.

Dicho esto, lo empuje para entrar. El lugar es hermoso, muy espacioso y se podía escuchar las espadas chocar una con otra, pude ver un brillo en los ojos de Sesshomaru. Estaba emocionado.

-¿Qué los trae por aquí? -preguntó un hombre de aproximadamente unos cuarenta años.
-Mi amigo viene para ser estudiante -dije señalando a Sesshomaru.
-¿No hablas? -preguntó el hombre.
-Lo siento, soy Sesshomaru Taisho, quisiera unirme.
-¿Taisho? Me suena. Bueno, soy el instructor, para poder unirte debo ver si tienes la capacidad.
-La verdad no tengo mucha-
-Una prueba o nada, no puedo perder mi tiempo -interrumpió.
-Él lo hará, ¿verdad?
-Está bien, ¿qué debo hacer? -preguntó por última vez y luego se fueron a los vestidores para que Sesshomaru pueda arreglarse para la prueba. Creí que le haría realizar algún movimiento en particular, pero el entrenador tenía otra cosa en mente.
-¿Enfrentamiento? -pregunté- no sé si él conozca lo suficiente para enfrentarse a un estudiante de usted.
-Eso lo veremos, quiero ver sus cualidades -no dije más. Solo queda esperar a Sesshomaru. Esperaba que lo hiciera bien.

Mientras esperaba, me entretuve con mi teléfono, veía fotos de gatitos y algunos libros, quería comprar algunos ya que leer por Internet o en el celular cada vez me deja más ciega. El sonido de la puerta de los vestidores me hizo levantar la mirada. La puerta se abrió dejando ver a un elegante joven, podía jurar que a su alrededor había flores y brillo. Se aproximo a nosotros un Sesshomaru algo despeinado pero elegante con un traje completamente blanco.

Estaba impactada, tenía la boca ligeramente abierta mientras presenciaba una obra de arte dirigirse a mí, pasaba su mano por su cabello despeinándolo más en un intento de peinarlo. Sujetaba en una de sus manos una fina espada, esto parecía una escena de anime.
El color blanco, negro, azul, rojo, gris, verde, amarillo, todos los colores le caen a la perfección. Tuve que darme una cachetada mental para apartar la vista de él.

-Estoy listo, ¿qué debo hacer? -preguntó Sesshomaru.
-Llamaré a mi estudiante tendrán un pequeño enfrentamiento.
-Nunca llegué a hacer esto pero daré lo mejor de mi -respondió.
-Me alegra escuchar eso, mira -dijo apuntando detrás de él- les presento a mi mejor estudiante.
-Hola, es un placer, soy Aiko, seré su oponente en esta ocasión -dijo dando una reverencia- pero que hermosa señorita, un placer, ¿usted es? -preguntó frente a mí para tomar mi mano.
-Eso no es importante, es conmigo con quien debe hablar -saltó a la defensiva Sesshomaru. Apartándome del joven de cabello morado. Era guapo, debía admitirlo, pero no pude ver más ya que tenía a Sesshomaru en frente.
-Aiko, ¿no ves que es su novia? -dijo entre risas el instructor.
-No soy su novia -fue lo único que pude decir mientras me escondía detrás de Sesshomaru.
-Entonces ¿puede darme su número?
-No -habló Sesshomaru con voz fuerte y firme.
-No alarguemos esto, vallan a ubicarse.

Ambos asintieron y se alejaron en dirección a sus puestos.
Se colocaron una especie de máscara en la cabeza, y se pusieron en posición de combate.
No preste atención a las indicaciones del instructor, ya que no podía apartar la vista de Sesshomaru. Aun no salía de mi impresión, realmente se veía como un príncipe, o un supermodelo, ¿acaso lo era y nunca me lo dijo?

El enfrentamiento inicio, cada uno de los movimientos de Sesshomaru eran precisos, limpios, sin duda y seguros. Durante todo este tiempo no perdió su porte elegante, seguía siendo ante mis ojos el mismo de siempre solo que una máscara cubría su cabeza. Era una competencia reñida, los puntos estaban parejos hasta que llegó el punto final. Sesshomaru con un movimiento rápido y esquivando la espada del otro, dio un último golpe dándole la victoria.
No podía ver su rostro por la máscara, pero cuando se la quitó vi una fina capa de sudor que caía por su frente, tenía la respiración ligeramente agitada. Cuando cruzamos miradas me regalo una sonrisa y no pude evitar apartar la vista de él por el inevitable sonrojo que me provocó.

-¡Qué maravilla! Tienes mucho talento Taisho, sin duda eres bienvenido a esta humilde escuela.
-Muchas gracias, sería un honor convertirme en su alumno -respondió Sesshomaru con una sonrisa mientras daba una reverencia.
-Entonces vamos a registrarte, sígueme -ambos caminaron hacia la oficina y yo quise quedarme para no estorbar pero Sesshomaru no pensaba lo mismo ya que me jalo del brazo y me llevó con él.
-Si te dejo sola ese peli morado estará detrás tuyo -lo mire con el ceño fruncido, pero terminé riendo por lo que dijo.

El registro fue rápido, hablaron de precios y Sesshomaru no mostró un cambio de opinión, aceptó todo sin oponerse.
Fue a vestirse después de eso, lo esperé un momento que no fue más de cinco minutos.
Salimos del lugar en silencio, estaba algo nerviosa, y no entendía la razón, solo vi a Sesshomaru más guapo que nunca mientras realizaba el deporte que más le gusta, no era nada del otro mundo.

-Estas muy callada -rompió el silencio Sesshomaru.
-Lo siento, solo estoy un poco cansada.
-Pero fui yo quien peleó, no tú -dijo entre risas.
-Lo sé, sobre eso, lo hiciste muy bien, ¿de verdad nunca fuiste a una escuela?
-Solo he visto videos en Internet, nunca lo practiqué realmente.
-Ya veo.
-Pero ahora tengo hambre, vamos a comer, yo invito.
-¿Como podría decirle que no a una invitación a comer?
-Solo acepta, vamos.
-Bien, hay un restaurante cerca.
-Andando. -Me tomo la mano y caminamos.

Hablamos de cosas triviales, desde lo difícil que fue el examen, de lo insoportable que es Tristan y de horrible que era el color de cabello del tal Aiko.

-No era feo, me gustó su cabello -dije.
-Que pésimo gusto, se veía horrible.
-Exagerado.

Entramos al restaurante con nombre raro, "El dolor de un adiós" y nos ubicamos en una mesa cerca la ventana.

-El nombre del lugar no atraería muchos clientes -dijo Sesshomaru.
-Me gusta, o ¿a ti no te duele un adiós? -pregunté.
-Si, pero no hablemos de cosas tristes ahora.
-Está bien, ordenemos, muero de hambre.
-Lo sabía, ordena primero, ya vuelvo.

Se levantó y yo me concentre en buscar lo mejor del menú. Al final decidí esperar a Sesshomaru, estaba tardando un poco así que volví a concentrarme en el menú.

-¿Ordenaste? -preguntó Sesshomaru haciéndome dar un brinco por el susto.
-Estoy en eso.

No dijo nada, estaba escribiendo en su teléfono sin pronunciar ninguna palabra.
Pude ver que estaba algo extraño, al menos el que salió de la escuela de esgrima sonreía, este que tengo enfrente no.

-¿Pasa algo? -pregunté tapando con mi mano su teléfono.
-Es papá, no estará de acuerdo con que valla a la escuela de esgrima.
-¿Y por qué no? -ahora si estaba enojada.
-Tranquila, olvídalo -suspiró- igual iré, esa pelea si me costó.
-Qué bueno, igual sabes que tienes mi apoyo.
-Lo sé, gracias por estar conmigo en esto.
-Es lo mínimo que puedo hacer -sonreí cuando nos miramos.

Estuvimos un rato conversando mientras comíamos, estar con él es divertido en cierta forma, puedes hablar sobre cosas sin importancia como también todo lo contrario.

Pasaron un par de horas, ya estábamos camino a nuestras casas. Insistió en acompañarme, no pude negarme después de todo, no hay nada mejor que hablar con Sesshomaru, no interrumpe, solo guarda silencio cuando le cuento algo y da su opinión al terminar.

Si me hubieran preguntando unos meses atrás, con quien podría hablar por el resto de mi vida, seria Sango, pero ahora estoy debatiendo entre ella y Sesshomaru.

Eres Mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora