Cap. 46 - El paso al perdón.

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Narra Kagome (un día antes)

Me encontraba en mi habitación limpiando. Estaba reordenando algunas cosas que he ido apilando durante tantos meses, en mi armario justo arriba se dejó ver una caja. Al verlo varios recuerdos pasaron por mis ojos. Sabia que estaba ahí, sin embargo, lo ignoré y oculté de nuevo.

Ya no me faltaba mucho cuando mi teléfono sonó anunciando un mensaje. Estaba esperando un mensaje de Sesshomaru así que lo tomé, pero grande fue mi sorpresa al ver que no era el Taisho que pensaba.

Era Inuyasha.

Apague y volví a prender el teléfono esperando que sea algún error, pero no. Era él.
Deje el teléfono frente a mi mientras me sentaba a unos metros de él pensando si abrir su mensaje o no.
Habían pasado casi diez minutos cuando me armé de valor y vi el mensaje. Era directo y sin rodeos.

"Hola Kagome, soy Inuyasha, seguro papá te invitará a un evento junto a Sesshomaru, es algo importante y desearía que nos acompañes, él te lo comentara y tal vez te moleste mi presencia ahí así que quisiera hablar contigo antes para evitar inconvenientes. Espero tu confirmación."

¿Responder o bloquear? La razón por la que abrí el mensaje fue por curiosidad y porque mencionó a Sesshomaru.
Me recosté a pensar que hacer. Dar el siguiente paso a mi superación o seguir firme con mi odio hacia él. Lo que deseo es superar esto, es hermano de la persona que amo así que estamos condenados a vernos la cara por un buen tiempo, así que no hay opción.
Lo hago por Sesshomaru, lo hago por mi.

—Bien, ¿Cuándo nos vemos?

Al enviar el mensaje no pasó ni diez segundos cuando recibí la llamada de Sesshomaru. Era cierto, el evento parecía importante así que decidí ser una persona madura y no odiar a su familia solo por eso, tal vez Inuyasha era un imbécil pero no por eso debía juzgar a su padre y menos a Sesshomaru. No todos son iguales, quería creer eso.

Me sorprendí al saber que Inuyasha quería que hablemos hoy mismo así que me vestí con unos jeans negros y un abrigo azul. Tenía frío y no valía la pena arreglarme solo para verlo.

En el camino me confirmó el punto de reunión, al principio me recorrió un escalofrío al recordar que sitio era. Me detuve en la puerta pensando dos veces si verlo o no... Ya no había vuelta atrás ingrese y lo vi en la mesa cerca a la entrada, ambos nos vimos con sorpresa. Tenía sentimientos encontrados, angustia, sorpresa, miedo. Todo se me juntó, quería irme. Como movimiento involuntario acaricie mi mano donde me topé con el frío metal del anillo que me regaló Sesshomaru, lo que necesitaba de valentía lo obtuve al recordar a Sesshomaru.

Me senté frente a él sin apartar la vista, ha llegado el momento. Pasaron unos minutos y él mantenía sus ojos en el suelo con sus manos temblorosas sobre la mesa.

—Levanta la cara, atrévete a mirarme. —dije.
Se sobresalto al escucharme y sin dejar de temblar habló —No puedo tener la frente en alto cuando tengo delante a la persona a quien más lastimé.
—¿Entonces por qué tuvimos que estar uno frente al otro?
—Por qué lo mínimo que puedo hacer es pedirte perdón.
—Inuyasha— por fin levantó la vista y tenía los ojos un tanto rojos por las lágrimas retenidas.
—Tengo miedo. —dijo— Practique todo este tiempo como disculparme contigo y en ninguna ocasión pude llegar a hacerlo sin terminar llorando.
—Si no te nace, no lo hagas. Lo que más odiaría es un perdón poco sincero.
—Créeme es lo más sincero que pude haber dicho en mi vida, pero temo que si te lo digo terminaré arruinando todo y tal vez te haría más daño del que ya te hice.
—¿Qué te asegura a ti que no me hace daño siquiera tener en frente?
—Porque sé que nuestras vidas están enredadas por mí culpa, aunque tú y yo hagamos nuestras vidas a miles de kilómetros de distancia uno del otro, tenemos un pasado en común, uno que nos marcó la vida y sobre todo a ti. Sin desenredar ese hilo no podremos ser felices.
—Eres consciente de ello, me alegra.
—Cometí error tras error. Mi vida está llena de eso.
—Me destruiste la vida. —dije con amargura.
—Lo sé, desde que tengo uso de razón no hago más que hacer todo mal. Te prometí tanto y no pude hacerte feliz ni un maldito segundo. Me odio por eso.
—Arruinaste todo, no te pedía mucho Inuyasha, te pedí un poco de tu amor no quería nada más. Jugaste conmigo, me humillaste, me mentiste, me viste la cara cuando no te hice nada. Te di mi amor incondicional y te burlaste.
—Kagome...
—Destruiste mi vida en tantas ocasiones que me duele aceptar que era consciente de ello y no quise verlo. No quería aceptar que mi primer amor me golpeaba tanto el cuerpo como el corazón cada que podía.
—Repróchame todo lo que necesites, se bien que lo merezco.
—Odio no haber huido de ti y esperar a que me des el último puñal, odio haberme aferrado de ti cuando me diste la espalda... Yo...
—Ódiame.
—No. Lo que más odio es que no puedo odiarte como quisiera porque, aunque mi ser te tema y mi sangre me arda cuando te veo, no puedo desearte lo peor. Ahora menos que conocí una cara tuya que antes no vi.
—¿Qué quieres decir?
—Sesshomaru. Gracias a él supe que si algo te daño en el pasado no fue tu culpa. Eso es—
—¡No! Es mi culpa y punto. Sesshomaru hizo todo por mí y no fui capaz de tener la valentía de dejarte cuando sabía que esto no nos llevaría a ningún lado.
—Cómo sea. No puedo odiarte, si lo hiciera estaría sintiéndome feliz y orgullosa de tenerte aquí llorando y pidiéndome perdón. Pero no, me siento frustrada, triste y angustiada.
—¿Angustiada?
—Si, por que si intento odiarte solo conseguiré abrir más la herida. No puedo odiarte porque en el pasado te ame hasta enfermarme.
—Perdóname —dijo viéndome a los ojos con lágrimas— perdóname Kagome. De verdad yo...
—Inuyasha...
—N-no hice nada bien, solo arruino todo. T-te arruiné Kagome. Y la culpa de saber que te lastime me perseguirá por siempre.

Ocultó su rostro entre sus brazos mientras sollozaba, se veía indefenso. Parecía un niño pequeño, estaba sufriendo.
Se bien que debo odiarlo. No existe forma de olvidar lo que pasó ni cura para aliviar mi dolor, pero tampoco existe medicina para aliviar el dolor de él.
Sabía que estaba arrepentido, no lo vi sufrir, pero lo conozco tanto que estoy segura que él tampoco pudo dormir por lo ocurrido. Ambos sufríamos, yo con las secuelas y el por la culpa. Alguno de los dos debe dar el primer paso para soltar las sogas que nos atan. Él dio el primer paso para terminar lo nuestro. Yo debo hacerlo ahora.

—Nunca podré olvidar lo que me hiciste Inuyasha, pero no tengo el corazón para hacerte cargar el peso de la culpa —levantó el rostro y nunca sacare de mi cabeza esa imagen— te perdono Inuyasha.

Ambos nos vimos yo con una media sonrisa y él con las mejillas rojas de tanto llorar.

—Tener tu perdón me da tranquilidad, pero yo nunca me perdonaré por lo que te hice —dijo tomando mi mano— me mantendré lo suficientemente lejos para no molestarte, pero lo suficientemente cerca para tratar de enmendar mis errores.
—Este encuentro fue para soltarnos y ser felices. Intenta serlo, ¿de acuerdo?
—No será posible. Este encuentro te libera de mí, pero da comienzo a mi eterno castigo que estoy dispuesto a aceptar. Se feliz Kagome. Sesshomaru te dará la felicidad que no pude darte y tú lo harás muy feliz. Por fin pude verlo sonreír por las mañanas.
—Seré feliz Inuyasha. Gracias por esto.
—Gracias a ti.

Luego de eso cada uno se fue dándose la espalda. Al fin el hilo fue roto. Fui liberada de alguna forma, pero Inuyasha acaba de ser condenado.

Una vez que estuve de camino a casa, pude sentir como al respirar el aire logro llenar mis pulmones. Aquello que me asfixiaba por fin me soltó. Perdoné a Inuyasha y ahora podría dormir en paz sin ser atormentada por las pesadillas.

Eres Mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora