Cap. 56 - El mismo resultado.

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Desperté con más confianza y segura de lo que haría. Conversar con mamá me dio la seguridad y valentía que necesitaba para terminar con esta incómoda situación. Cometí un error y debía solucionarlo, cambiaria mi forma de actuar tan inmadura. Ya es hora de ser una nueva persona.
Me vestí y aliste para ir a la escuela donde hablaría con Sesshomaru. Mejor dicho, lo buscaría para arreglar todo.

Al llegar, fui de frente al salón de Sesshomaru donde me cruce con unas chicas que al reconocerme me sonrieron y me dijeron que él estaba adentro.
Cuando entré, los pocos alumnos que había salieron rápido dejándonos a solas. Estaba entretenido con sus audífonos y libro que no se había dado cuenta de que estábamos solos hasta que cerraron la puerta. Miro a su alrededor y luego levantó la vista viéndome justo frente a él.

—Kagome...
—Tengo clases seguidas, te veo en la tarde a las tres en punto en el parque de siempre. No faltes o iré a tu casa a buscarte.

Me acerque rápido y le di un corto beso en su mejilla. Di media vuelta y salí por donde vine, lo dejé tan sorprendido que no alcanzo a decir nada. No era necesario que me responda tampoco, sabía que iría porque conozco a ese chico. Tal vez está mas sorprendido por que tomé la iniciativa esta vez.

Mis clases fueron super pesadas, una peor que otra y cuando recién entendía la clase de matemática, ya me forzaban a aprender las clases de química. Siento como explota mi cabeza.

Como la guerrera que soy, aguante cada clase hasta el final, solo que cuando dibujaba para inglés, recordé que quería darle algo a Sesshomaru. De hecho, esperaría para entregárselo por su ingreso a la universidad, pero no puedo esperar más. Ahorre cada moneda para comprar algo a su altura. Y él es muy alto.
Como tardé por las clases, seguro ya estaba en su casa. Así que yo aproveche para irme a escondidas al centro comercial por el regalo.

Los encargados de la tienda ya me conocían, rondaba por el vitral y la señorita que atendía me conocía como la extraña que no compraba nada, pero juzgaba las cosas del vitral.

Cuando llegue a comprar el regalo, la señorita entendió muy bien la situación y me propuso darle un detalle único al regalo. ¡Sin duda tenía el regalo perfecto! Sonaba a chantaje para que Sesshomaru no se enoje, pero no lo era, al menos no del todo. Realmente deseaba darle ese presente solo que no tenía dinero, ahora sí.

Volví a casa y comí rápido para luego alistarme para mi cita con Sesshomaru.
Tomé el regalo y lo puse en una bolsa negra con un moño plateado. Todo listo para irme. Estaba tan feliz que podía sentir como volaba en mi camino al parque, todo tenia un brillo especial y con tonos coloridos. Sentía el dulce aroma de las florerías cerca, cosa que no había notado hasta hoy.

Tal vez mi muy buen humor, no me dejó ver que justo delante mío estaba mi gran amiga. Hablo de forma sarcástica. Odio a Lina. Me di cuenta de que estaba ahí cuando nos estrellamos.

—Lo siento.

—¿No puedes tener cuidado?
—Ya me disculpé —intenté pasar de largo, pero me tomó del brazo, la empuje para liberarme— vuelves a tocarme y no respondo.
—¿Qué pasa con esa actitud? —empezó a reír, parecía una loca, su actitud bipolar a veces daba miedo— ¿te dolió saber que sólo te utilizó?
—¿No tienes algo mejor que hacer?
—Ayer luego de su espectáculo en la escuela, me llamó, me explicó todo y créeme, haz quedado en ridículo luego de lo que sé. —Negué y me empecé a reír.
—Tus intentos son en vano, se acabó, piérdete en tus asuntos. —sin más me alejé de ella.
—Se lo de Inuyasha, me dijo que todo fue parte de su papel como hermano mayor. Su hermanito hizo una mala acción y él se vio obligado a limpiar lo que ensucio.
—¿Qué estas—
—Toda su vida tuvo que salvarlo de sus tonterías que hacía, ¿qué te hace pensar que no fuiste parte de eso también? Me dijo que se verían para terminarte, Tristan supo la verdad también y lo enfrentó, aunque no lo creas a ese idiota le gustas, aunque como dije, es idiota.
—No me interesa Tristan.
—Tienes razón, debe interesarte lo que tu noviecito dice de ti. En estos momentos Tristan lo enfrenta para sacarle la verdad, ve y escúchalo tu misma.

Le di la espalda y camine rápido hacia el punto exacto donde me reunía con Sesshomaru. Mi corazón latía fuerte incluso de forma dolorosa, parecía que solo se apuñalaba intentando reaccionar. Debía ver a Sesshomaru, quería escuchar de su boca que todo es mentira. Que Lina se volvió loca y así tendría una buena razón para golpearla como tanto quise.

A una distancia pude visualizar a Sesshomaru, el corazón se me contrajo, era verdad que estaba aquí con Tristan. Aunque intenté pasar por alto esta casualidad, los escuché hablar.

—Ella no me importa.
—¿Entonces solo la usaste? —preguntó Tristan. No intervine, sólo me quedé congelada en mi lugar. ¿A caso era verdad?
—Si es así, ¿qué te incumbe?

Estaba de espaldas a mí. ¿A caso debía estar ausente para saber realmente lo que quería?

—Nunca te importó. Solo la usas, ¿cuándo se lo dirás?

En la escena éramos los tres. Tristan, Sesshomaru y yo, pero realmente todo giraba alrededor de Sesshomaru y yo. No presté atención a nada más que no fuéramos nosotros. La vista se me volvió borrosa, mis lagrimas empezaron a caer a la expectativa de saber en qué momento debería saber la verdad. Necesitaba saber que tanto faltaba para que él sea sincero por fin.

—Ella no me importa, nunca me importó. ¿No es obvio? —no pude más. Quería correr lejos de aquí, pero mis pies se ordenaban solos, di un par de pasos llamando la atención de Tristan.
Sesshomaru volteo lentamente, pude verlo de nuevo, tenía el mismo rostro de siempre, no parecía sorprendido. Era verdad, tuve que esperar a estas alturas para saberlo.
Intentó acercarse a mí, pero retrocedí. No quería que me toque. No lo quería cerca, no quería que me abrace ni que me diga nada. No quería escuchar su voz, porque eso me rompería más el corazón.

—Kagome —me llamó. Negué con la cabeza y corrí a casa.

No veía por donde iba, olvidé por completo la ruta a casa, solo corría llamando la atención de algunas personas. A estas alturas no importaba, ya nada importaba.

No importa cuánto me esfuerce por ser feliz e ignorar lo que me hace daño, termino de la misma forma. La ecuación no necesita modificaciones, ni más o menos incógnitas. El resultado es el mismo aun cambiando los símbolos. Siempre termino con lágrimas en los ojos mientras corro a casa. Me sentía devastada, no podía respirar bien por el llanto y por mi esfuerzo por llegar a casa.

Logré llegar luego de un rato. Al abrir la puerta sentía como los brazos me dolían, me quité el abrigo y pude ver mi mayor miedo nuevamente en mi piel. Los moretones regresaron. Un fuerte dolor de cabeza me hizo tambalear, la bolsa que tenía en mis manos calló al suelo provocando un eco. Mamá corrió a mí y en ese momento el dolor se volvió insoportable. No recuerdo que pasó luego, mi último recuerdo fue cuando vi el brazalete de plata en el suelo junto al mensaje en ella.

Siempre te elegiré a ti. Te amo Sesshomaru.
♡Kagome♡

Eres Mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora