Salí de casa tan rápido como pude, estaba dispuesto a correr a verla con tal de abrazarla. Toda mi vida estuve detrás de Inuyasha para cuidar sus pasos y evitar que se meta en problemas ¿Cómo pude pasar por alto algo como esto? Me sentía el tipo más idiota del mundo. Deje de lado mis problemas para cuidar que Inuyasha no sufra, pero deje que él sea el causante del sufrimiento de una niña tan dulce como Kagome, deje que fuera detrás de ella aun sabiendo que él amaba a Kikyo, no hice nada más que ver de lejos.
Lo supe desde el principio y no hice nada, fue espectador en esta tortura y no hice mas que quedarme quieto y callado. Les di la espalda por el dolor de saber que no podía ser yo ya la razón de las tiernas sonrisas de Kagome. Al final me termine arrepintiendo de no haberla seguido yo ese día. Permití que todo esto pasara. Debía hacer algo, no puede quedarse esto así.
El viento chocaba con mi rostro a medida que corría. Debía tener cuidado de igual manera, pero eso no importaba, solo quería verla.
Una vez frente a la puerta, y con las manos temblorosas, toque dos veces esperando que la madre de Kagome me dé la oportunidad de hablar con ella.—Sesshomaru...
—Señora Higurashi, por favor, debo hablar con Kagome.
—Está en su habitación, no sé qué ocurrió para que esté de esa forma...
—Puedo solucionar esto, por favor.
—Bien, te permitiré esto.Agradecí y subí las escaleras de dos en dos. Al girar el rostro pude verla frente a mí. Me vio con sorpresa, aún con lágrimas en los ojos.
Durante el camino analice y traté de pensar cual sería mi forma de verla ahora que se toda la verdad. Si bien antes me dolía el hecho de que lloro amargamente por Inuyasha, ahora me duele más saber que tuvo que aguantar los golpes solo por la idea de amarlo. Alguien de sentimientos tan sinceros y bonitos tuvo que soportar ese maltrato junto a la humillación de ser engañada. Mi hermosa azabache pasó por eso y yo no pude hacer nada para ayudarle.—Sesshomaru, que—
Me acerque a ella hasta interrumpí sus palabras con un beso. Uno donde esperaba darle seguridad y calma, aunque al final solo fue para darme seguridad a mí mismo. La seguridad de saber que nadie más le hará daño. Me separe de ella y la tome en mis brazos con miedo.
—Perdóname Kagome. Perdóname por ser tan idiota y no ver lo que pasaba.
—¿Quién te lo—
—Eso no importa, lo sé. Quisiera haberlo sabido de ti, pero me volvía loco no entender que ocurría, ver como llegabas a verme con miedo de vez en cuando, yo...
—Está bien. Ven conmigo.Me tomo de la mano y me llevo a su habitación, pude ver el lugar desordenado. Fue extraño ya que ella no era así.
—¿Qué ocurrió?
—Estaba buscando algo, logré encontrarlo y quiero deshacerme de eso.Vi en su escritorio y estaba una caja color negro, supuse era eso ya que es lo único que no va acorde a lo demás de la habitación. Ella se acercaba lentamente a su escritorio con algo de miedo. No entendía bien que pasaba, pero no la dejaría sola, no de nuevo.
—¿Kagome? —no me respondió, solo lo tomó y se acercó a mí.
—Aquí guardo lo que pasó durante esa relación. Inuyasha y yo decidimos soltar ese pasado para que cada uno sea feliz por su cuenta. Hace unos días me reuní con él por eso, lo que me dijo quiero guardarlo para mí. Desde ese momento me libere de ese peso y trato de llevar las cosas en calma con él. Solo por el bien de nosotros.
—Entiendo, los vi ese día.
—¿En serio? ¿Por qué no dijiste nada?
—Desde el principio decidí respetar las cosas que me decías y lo que no. Aunque ahora ya lo sepa y no por ti, lo lamento.
—Mi pasado es algo que me pertenece, pero nuestro presente es algo que compartimos. Ahora te contaré la historia, si aun quieres saberlo.
—Si eso me ayudará a mi propósito de hacerte feliz, te escucharé atento.Me dio una tenue sonrisa y coloco la caja en su cama para sentarse al lado.
—Aquí hay unos recuerdos de ese entonces. Quise darle estos regalos a Inuyasha, pero no tuve la oportunidad ya que los desprecio cuando se los ofrecí. Es normal porque nunca tuvo intención de amarme.
Dentro había cartas y regalos, parecían cosas materiales pero eran más que eso. Kagome guardaba el amor que sentía por Inuyasha en esa caja. Guardo sus ilusiones y promesas dentro de una caja negra que ahora tiene confianza para enseñarme.
No me dolía que lo hiciera, me dolía imaginarla llorando mientras guardaba cada uno de los recuerdos ahí.Esa noche me quedé al lado de Kagome, durmió abrazada a mí y yo de ella. Pude cuidar sus sueños durante toda la noche y sin intenciones de arruinarlo, solo nos quedamos abrazados.
Los años de existencia de nosotros los humanos fueron muchos, el arte existió desde el momento que fue plasmado en una piedra. Su evolución tuvo grandes variaciones y definiciones. La belleza del arte es sin duda algo excepcional y especial. No todos la interpretan de la misma forma y no todos lo ven igual. De lo que estoy seguro es de que no hay más grande belleza que el rostro tranquilo de una mujer que pasó por tanto. No hay nada más hermoso que ver a Kagome dormir tranquila y lo mejor, conmigo.Kagome decidió deshacerse de la caja, no me dijo como, solo que lo haría. Se quedó dormida luego de eso.
Yo no pude dormir mucho, si bien ahora estaba al lado de Kagome, perdí a mi único hermano, y me duele saber que no pude hacer nada por ninguno de los dos. No pude poner freno a Inuyasha y no pude llévame lejos a Kagome. Solo fui un espectador y es un peso que llevaré por siempre.
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Eres Mi Medicina
Teen FictionSu primer gran amor resulto ser una experiencia toxica llena de falsas ilusiones. Sin darse cuenta que cerca había alguien amándola en secreto, escondiéndose tras una mascara de supuesto odio. Ambos tenían un pasado difícil, lo que complica todo int...