Cap. 35 - Te quiero Sesshomaru.

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Narra Kagome

Hace unos minutos desperté, estoy mirando el infinito a través de mi techo. Analizando lo ocurrido y pellizcándome mi brazo de vez en cuando con la idea de que es un sueño. Llegué a creer que sólo fue producto de mi imaginación, pero no, un mensaje me hizo sonreír como tonta. Era Sesshomaru.

—Buenos días Kagome, te veo en la escuela, come bien y no tardes que quiero verte.

Busque su número y lo llamé, con la esperanza de que sea su voz quien me confirme este hermoso sueño hecho realidad. —¿Ansiosa por verme?

—No tanto como tú, Sesshomaru.
—Bueno, tienes razón. Estoy saliendo de casa, ¿llegaras pronto o voy por ti?
—Recién despierto.
—Entonces llegaras tarde, date prisa o no te dejaran entrar.
—Bien, aun así, déjame decirte que esto es raro.
—¿Qué quieres decir?
—¿De verdad te gusto?
—Por ti, dejaría de ser amargado.
—Valla, estás loco por mí.
—Así es, pero date prisa que llegaras tarde.
—Sango se volverá loca.
—Ella ya está loca, es posible que lo esté más?
Reí en respuesta —me alistare, te veo allá.
—Bien, nos vemos luego.

Corté la llamada y me dejé caer en la cama. Debía darme prisa ya que no me quedaba mucho tiempo y ya tenía suficientes tardanzas.
Me arreglé rápido y salí de casa, tenía una tonta sonrisa en la cara, no vi la necesidad de esconderla ya que tenía una razón para sonreír.

—Llegar tarde es lo tuyo, sin duda —comentó Sango.
—Eso parece, aun así, llegue y eso es lo importante.
—Bueno, por cierto, Sesshomaru fue llamado a dirección. ¿Sabes la razón?
—¿Qué? No, no lo sé.
—Ya veo, luego lo averiguamos, hay que ir a clases.

Asentí y la seguí al interior del lugar para separarnos e ir cada una a sus respectivos salones.

La mañana estuvo algo lenta, no me pude concentrar mucho ya que no dejaba de preguntarme sí Sesshomaru se metió en algún problema, lo dudaba ya que normalmente es tranquilo y no se mete con nadie, aun así, decidí esperar a verlo y preguntarle.

Cuando por fin pude salir al descanso, pude ver a Sesshomaru conversar con Sango. Ambos estaban en la entrada de la cafetería conversando, bueno, Sesshomaru fingía ignorar a Sango lo que hacía que ella le grite.

—¿Algún tema interesante de conversación? —dije, llamando su atención.
—Así es, tengo buenas noticias —dijo Sango.
—Parece que dentro de esa cabeza hay más que dar golpes a lo bruto —comentó Sesshomaru.
—Calla, bruto. ¡Me han seleccionado para tener una beca! ¡Dicen que tengo talento en las artes marciales y me eligieron!
—¡Amiga! ¡Qué buena noticia!
—¡¿Verdad que sí?! La garrapata estuvo allí cuando me nombraron, ¡soy feliz!
—Debemos celebrarlo, iré a tu casa por la tarde, ¿te parece?
—¡Genial!
—Por cierto, Sesshomaru, ¿por qué te llevaron a dirección?
—Nada importante, asuntos con mi padre, nada del otro mundo.
—Ya veo, hay que comer juntos, hay una mesa libre.

Los tres fuimos a una mesa que estaba cerca luego de tomar nuestros alimentos. La conversación era interesante, charlar de cómo Sango saltaba eufórica por la noticia y cómo Sesshomaru puede ser elegido para las competencias de esgrima. Todo estaba normal hasta que tocaron un tema en particular.

—No he visto a Lina en lo que va del día, ¿saben algo? —preguntó Sango.
—No realmente.
—Bueno, tampoco es que sea alguien importante.

El ambiente se volvió incómodo para mí, cosa que notó Sesshomaru ya que puso su mano sobre la mía dándome clara señal de que me apoyaba, le dediqué una sonrisa y traté de animarme.



Mis clases seguían, pero lamentablemente tuve que quedarme unas horas extra para ayudar a mi salón en decorar el salón de gimnasia, habría una presentación para grados menores y nos dieron la responsabilidad.
Eran las cuatro y media de la tarde así que salí de la escuela en dirección a casa, justo cuando cruce la salida, alguien pasó frente a mi casi estrellándose conmigo.

Eres Mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora