Cap. 39 - Tus brazos me reconfortan.

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Narra Sesshomaru.

Llego la hora de salir, tome mi mochila y aliste todo.
Logre calmarme un poco para poder ir en paz a buscar a Kagome, pero no duró mucho. Literalmente bajé las escaleras como si escapara de algo, como si llevara conmigo algo de valor y lo esté robando. Al llegar al primer piso uno de los hombres de mi padre estaba justo frente a mí.

—Joven, no tiene permitido salir.
—Quítate.
—Joven, no lo haga difícil, me dieron la indicación de que—
—No me importa.
—Sesshomaru —habló un tercero.

Detrás mío reconocí la voz del jefe de seguridad de la mansión. Apreté los ojos señalando al otro que se largue.

—Debo irme, no me impedirán salir de mi casa.
—Le hiciste un gran espectáculo al señor Taisho, no puedes salir así.
—No, no puedo quedarme. Tengo algo urgente.
—Sesshomaru—
—Es mi primera competencia, le pediré a la chica que me gusta que sea mi novia, nadie me impedirá lo que haré así que no olviden que ustedes son solo empleados.
—Sigo órdenes.
—No me importa, me voy y si se atreven a tocarme se arrepentirán.
—Bien, veo que no conseguiré nada, pero lleva un abrigo, parece que lloverá.
—Estoy bien así.
—Suerte.

Me detuve y voltee a verlo, estaba neutral, sus ojos con líneas por la edad me veían con algo de ternura mientras su traje negro completamente limpio se acercaba a mi para palmear mi hombro.

—Gracias.
—Trataré de buscar algún restaurante, tal vez puedas llevar a la chica a comer algo.
—No te preocupes, me las ingeniare.
—Lo intentaré, te llamaré cualquier cosa.

Salí de la casa algo asombrado. Sentía algo de confianza ahora, pero no podía olvidar lo ocurrido hace unas horas.

Camine con las manos en los bolsillos mientras jugaba con mis dedos por los nervios.
Vi la hora y se me hacía tarde, así que intente apresurarme, necesitaba ver a Kagome. Quería abrazarla, necesitaba que me diga que está todo bien.

Al verla frente a mí sentí lo que normalmente conocen como AMOR, ahora que se lo enamorado que estoy, todo es más sencillo. Es normal que se me acelere el corazón cuando la veo sonreír o como mi corazón se detiene cuando la tengo entre mis brazos.
No sabía que sería el premio si gano la competencia, no me importaba tampoco ya que verla deslumbrante como la vi cuando abrió la puerta me fue suficiente para querer verla por el resto de mi vida.
Esos hermosos ojos y esa tierna sonrisa es capaz de hacerme olvidar hasta de mi propio nombre.

—Mucho gusto, Sesshomaru tu futuro esposo, puedes llamarme amor de tu vida. —pensé, muy poeta, muy romántico. Y sobre todo muy tonto, así que no dije nada más que se veía preciosa, mucho más que ayer.

En el auto sostuve la mano de Kagome. Sango estaba perdida en su teléfono hablando, tal vez con el sujeto de la fiesta de la otra noche o quien sabe.
Yo solo pensaba en lo hermosa que se veía Kagome, mi Kagome, tal vez soy demasiado empalagoso, no es de mi propiedad. Pero quisiera ser dueño de esa sonrisa, al menos quisiera ser la razón de ella.

Al llegar estaba más nervioso que antes, traté de disimular con un poco de "Soy fuerte, nada me pasa" tonto Sesshomaru que ya no sabe que es disimular.

Me despedí de Kagome para irme a preparar. Había varios chicos con sus trajes listos para la competencia, unos más altos que yo y otros más pequeños.
Tomé mi teléfono para distraerme, aunque al escuchar la bulla y el ajetreo no conseguí más que estresarme.
Dieron la lista de enfrentamientos, mi cuerpo se tensó, pero, aun así, no podía evitar jugar con mis dedos.
Deseaba superar al menos los dos primeros contrincantes, solo eso ayudaría a no sentirme tan mal. Cuando salí a mi encuentro, en la multitud vi a Kagome junto a Sango, ambas me veían mientras agitaban sus manos y yo me hice el desentendido, agradecí que la máscara oculto mi sonrojo de la cara.
La primera pelea fue sencilla, gane por unos puntos y fue gracias a mi gran habilidad o a la torpeza del chico, no importa logre ganar.
Todo marchaba de maravilla, hasta que dijeron mi nombre como vencedor.

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