FINAL - Giro inesperado.

130 13 1
                                    

Todo estaba oscuro, no podía distinguir si estaba cerca o lejos de alguna salida. Odio la oscuridad, pero ahora me siento calmada, como si no me afectara nada. Alcanzo a escuchar murmullos que se oyen lejos, puedo distinguir a más de dos personas a mi alrededor. No me esfuerzo por salir de aquí, porque al fin puedo sentirme relajada, mi cabeza hizo silencio por un momento.

La sensación cambio drásticamente, ahora podía reconocer y sentir mi cuerpo. Mi brazo estaba húmedo y alguien lo sostenía con fuerza mientras lloraba aferrándose a mí.
Quise moverme, pero no pude hacerlo, el pánico se apoderó de mi cuando ni siquiera pude abrir los ojos.

La voz de mamá se escuchaba lejos. Un extraño sonido se escuchaba en un ritmo tranquilo. Sabía que mamá me sujetaba del brazo porque sólo ella me tomaba de la mano de esa forma, como cuando era pequeña y para ayudarme a caminar, o cuando caminamos hacia los restos de papá con una rosa blanca en nuestras manos.
Un par de lágrimas cayeron de mis ojos, no pude apartarlas y como si mamá entendiera, lo hizo por mí.

—Mi hermosa niña. Despierta cariño, mamá está aquí, no sabes cuanto te extraño.
"Mamá tengo miedo, no puedo moverme"
—Sabes, Sota te dejo unas cosas para cuando despiertes. Quería venir por la tarde, pero no soporto verlo llorar. Le dije que lo tendría al tanto y ahora llama cada hora para saber de ti.
"Mamá..."
—¿Que ocurrió mi niña? ¿Qué te hicieron? Los golpes me hicieron gritar de angustia, pero de un momento a otro desaparecieron, creo que mi mente me jugó una mala pasada.
"No. No pudiste ver los moretones"
—Despierta mi amor. Vamos a casa, p-por favor vuelve conmigo.

Hasta hace un instante deseaba quedarme así, tranquila y poder irme lejos como la luz que presencie hace un momento. Pero escuchar a mi madre llorar por mi culpa me hizo reaccionar, no podía irme, no aun. Ella me esperaba, podía alejarme de todo el mundo sin que noten mi ausencia, pero mi madre es capaz de esperarme la eternidad. Estaba dispuesta a soportar un poco más con tal de no ser la razón de su llanto. Junte toda mi fuerza para apretar su mano, lo conseguí y fue ahí que pude abrir los ojos con lentitud. Estaba de vuelta.

—Mamá...

Se alejo unos metros de mi por la sorpresa y luego me abrazo con mucha fuerza. Necesitaba esto.

—Volví mamá.
—Gracias a Dios, mi niña está conmigo, volviste.

Resultó que estuve inconsciente por unos días, logré regresar más rápido de lo normal, eso alegró a todo el mundo, especialmente a los doctores que me atendían.

Cuando desperté me realizaron unos estudios, pero no quitaba la mirada de preocupación que disimulaban frente a mamá. Algo andaba mal a pesar de todo y necesitaba saber que era.
Recordé lo ocurrido ese día y rápido busque mi teléfono, pero no estaba.

—Mamá, ¿no tienes mi teléfono contigo?
—No hija, creo que lo perdiste de camino a casa cuando te desmayaste. No estaba contigo cuando revisaron tu bolso.

Asentí con la cabeza. Ahora no podía comunicarme con Sesshomaru, debía hablar con él, aunque escuché claramente lo que decía, debo preguntarle directamente para saber que pasó.
Sentía un vacío en el pecho que no me dejó tranquila en todo el día.
No pude volver a casa así que me quedé en el hospital hasta el día siguiente que darían los resultados.

La oficina del doctor era completamente blanca, el olor a alcohol y medicamentos me picaba la nariz. ¿Qué clase de lugar era ese?

—Señora Higurashi, señorita Kagome. Lo lamentamos mucho—

Todo se vino abajo. Cuando pronunció esas tres palabras comprendí lo sola que estaba. Tenía a mamá, pero porque siento tan vacío el pecho. Soy una malagradecida, la peor hija del mundo. Quería ir a mi cama, necesitaba llorar.

Mi vida tomó un giro inesperado, aprendí muchas cosas los años siguientes, creí que ya no existía la posibilidad de llegar a Navidad, pero un milagro me salvó, no me sentía agradecida, pero odiaría ser la razón del llanto de mamá. De alguna forma creo que fue lo mejor.

Eres Mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora