Cap. 27 - Caí y me enamoré.

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El primer día de viaje fue tomado para organizar las cosas de Sesshomaru, fácil no fue, ya que su cama estaba lejos de nuestra cabaña.

—¿No pudiste estar en una cabaña más lejos? —se quejó Sango, descansando un momento.
—No es mi culpa que me mandaran para esa cabaña.
—Sango, solo estas cargando las sábanas —dije.
—Igual.
—Te quejas mucho y no ayudas nada —comentó entre dientes Sesshomaru.
—¿Quieres que deje en el suelo estas sábanas blancas?
—No, pero podemos cambiar, tu llevas el mueble y yo las sábanas.
—Andando, no perderé mi tiempo contigo.

No pude evitar reír al escucharlos, aunque pelean casi todo el día, se ven adorables. Como perros y gatos.

Al llegar a la cabaña, acomodamos las cosas de Sesshomaru, bueno, eso hice yo, Sango se negaba a ayudar más. Mientras salía de la cabaña me quedé con Sesshomaru, él sacaba su ropa y yo preparaba su cama.

—Este lugar parece un hospedaje en medio de la nada. Es más creo que si lo es.
—De hecho sí, pero tenemos lo necesario para sobrevivir, si no te pierdes en el bosque claro.
—Vamos a penas dos días en este lugar, me volveré loco.
—Exageras.
—Kagome.
—Que pasa— levante la vista dándome cuenta de lo cerca que estaba el rostro de Sesshomaru— aléjate.
—L-lo siento, quería saber si conoces algún lado con señal en este lugar.
—Si, ve a la cabaña del guía, él sabe una forma de tener señal, o eso me han dicho.
—Iré de inmediato, gracias por ayudarme, volveré pronto.

Salió prácticamente corriendo y yo reí por lo adorable que se veía cuando entra en pánico, le dio un calorcito a mi corazón que me hizo suspirar por un momento. De inmediato la sonrisa de mi rostro desapareció.
"No puedo hacerte esto Sesshomaru, no puedo enamorarme de ti. No arriesgare tu felicidad a costa de la mía. No quiero ser egoísta"

Estaba por colocar una manta sobre su cama, pero su mochila estaba en medio así que intente apartarla, aunque de esta cayó una foto que levante de inmediato.
Reconocí rápidamente a Sesshomaru e Inuyasha, estaban juntos en el regazo de su madre, una hermosa mujer joven de cabello negro y ojos oscuros. A los niños no les podía poner más de cinco años, estaban felices junto a su madre, me sentí triste al pensar que tan hermosa imagen fue la última que pudieron tener.
Sesshomaru tenía una gran sonrisa en su rostro, mientras miraba a su madre, había amor en esos ojos, lo pude sentir. Incluso se me hacía familiar.

—¿Qué haces? —la repentina voz me hizo dar un brinco en mi lugar dejando caer la foto.
—Lo siento, iba a dejar aquí tu mochila y se cayó esta foto.
—Valla, no es cualquier foto. Es en el cumpleaños de papá. Dice que es su favorita a pesar de ser una fiesta para él y no aparece en ella.
—Déjame decirte que sonriendo te veías adorable.
—Me sigo viendo.
—No, ahora das miedo —dije riendo ante la cara que puso.
—¿Qué hice para hacer creer a las personas que doy miedo?
—Pues tu amable mirada puede ser la razón. Aparte tu actitud es otro punto en contra.
—Lamento lo de hace tiempo.
—¿Qué quieres decir?
—No te trate bien hace tiempo, y por alguna razón me siento culpable, tal vez pude hacer algo por ti.
—Olvida eso, no tiene que atormentar a nadie más que a mí.
—Cuentas conmigo ¿te gustaría hacer algo?
—¿Cómo qué?
—No sé, ir a pasear, molestar a Sango, contar historias.
—Molestar a Sango lo hago siempre y ya me aburrí de salir.
—Contar historias será.

Me tomó de la mano y me hizo ir hacia la cocina donde había dulces que trajo Sesshomaru. Nos pusimos uno frente a otro para iniciar la tarde de historias.

—OK, ¿empiezas tu?
—Supongo, ¿qué te gustaría saber? —dijo.
—Cuéntame de tu familia, si no te molesta.
—Para nada, ¿alguien en particular?
—Tu madre.
—Buena elección, ella se llamaba Izayoi, era muy hermosa, pero como viste, Inuyasha y yo nos parecemos más a mí padre, aunque cuando nacimos Inuyasha tenía el cabello negro, se le aclaró con los años, ahora somos tres gotas de agua, cosa que odio.
—¿Como es tu padre? Mi madre trabaja en su empresa.
—Así es, la empresa la fundó mi abuelo, la paso a mi padre y lo pasara a uno de sus hijos. Hacen autos lujosos a pedido de personas importantes, así mismo es dueño de una cadena de hoteles cinco estrellas. Es demasiado dinero por eso tiene gente que lo protege, no quiere que se repita la historia.
—¿A qué te refieres?
—Hace años cuando papá salió a la empresa, lo interceptaron unos tipos que le dispararon, pero mi padre es tan fuerte y esos tipos unos idiotas, la bala no le daño gravemente, pero pudo ser peor, en el momento del ataque, mi madre estaba por salir de casa estando con cinco meses de embarazo, escucho los disparos y se quedó dentro de la casa por fortuna. No quiere que nos hagan algo y eso lo llevó a tener guardaespaldas.
—¿Un ataque repentino?
—Si, mi padre se niega a meterse con gente peligrosa y eso es elaborar vehículos a narcotraficantes o mafias, así que se negó en ocasiones a realizar esos trabajos lo que le trajo enemigos. Pero esa fue la única vez, aun así, no se arriesga a que pase de nuevo.
—Valla, es una locura.
—Lo sé, pero nada de temer, nunca vi nada que atente contra la vida de alguien de mi familia, aparte de papá eso fue hace varios años.
—Entiendo.
—Bien te toca —me cruce de brazos a la espera de su pregunta— cuéntame lo que ocurrió con Inuyasha.
—¿No lo sabes? Toda la escuela lo sabía.
—¿Fue por Kikyo?
—Si. A él le gustaba ella, sólo diré eso.
—Aun así, tus crisis no son el resultado de eso.

No, pero si uno de los complementos. Pensé.

—Tuvimos malos ratos, la relación se descuidó, él entrenaba casi todos los días y no hablábamos.
—No sé si sea buena idea decirte esto, pero... Los días de entrenamiento eran dos veces a la semana y no duraban más de cuatro horas.
—Entiendo, entonces estuvieron juntos desde antes.

Tenía ese presentimiento, pero es tarde para quejarse y más para reclamarle.
No sé cuánto tiempo pase viendo a la nada, trataba de mantenerme serena, lo último que quería es tener una recaída.

—Tranquila, estoy aquí —dijo apoyando su mano sobre la mía. Nos miramos por un momento y le sonreí en respuesta.

Se bien que no debo enamorarme, pero no puedo evitarlo cuando está frente a mí con esa sonrisa engreída y esos ojos dorados viéndome como si inspeccionaran cada rincón de mi corazón.
No quería enamorarme, sabía bien las desventajas que existían en el proceso, pero también soy consciente de que puedes tener momentos bellos.
Aun así me negaba a vivir esto de nuevo, más cuando sé que él puede resultar lastimado. No estoy lista y no creo estarlo, pero en este momento no pude negarme a su cálido abrazo acompañado de dulces susurros.

—Tranquila, estoy aquí, ya no estarás sola de nuevo.

Y así fue como caí, me enamore de Sesshomaru Taisho.

Eres Mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora