Cap. 25 - Nostálgico sabor.

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Narra Sesshomaru

Llegó el día del viaje. Debía ir por Kagome y su amiga en veinte minutos así que subí mi equipaje al auto. Hoy conduciría uno de los hombres de papá así que aproveche en llevar a Kagome y Sango.
Después de lo que ocurrió en el parque de diversiones, decidí pisar tierra, Lina volvió y no negare que eso me movió el piso. Después de todo la niña muñeco de nieve, era una de las únicas niñas que si nos aceptó a Inuyasha y a mi luego de la muerte de mamá. Me enamoré de ella, pero nunca pasó nada, fue algo de niños.
Eso pasó ahora solo me interesa Kagome y hare lo posible por conseguir su cariño.

Tomé mi abrigo y subí al auto para ir a recoger a Kagome, espero nada se halla vuelto extraño. Mientras jugaba con mis dedos, el teléfono sonó.

—¿Bueno?
—Sesshomaru, soy yo, Lina —rodee los ojos y me di un golpe mental por no fijarme quien era antes de contestar.
—Oh, ¿que necesitas?
—¿Te gustaría ir a tomar un café conmigo?
—Debo ir a un viaje escolar, no puedo.
—Esos no son tan importantes, ven conmigo.
—No.
—Vamos Sesshi.
—No me digas así.
—Somos amigos de años, ¿por qué no puedo darte un apodo?
—No somos amigos de años.
—Ouch, eso dolió.
—Debo irme.
—Pero—
—Adiós.

No sé qué buscaba, no debí darle mi número. Ya es tarde para lamentarse.

—Debo cambiar de número —avise al conductor.
—Me encargare de eso joven.
—Déjalo así, cuando te avise lo haces.

Toque el timbre y espere a que abran la puerta. Kagome al principio no respondía mis llamadas y aunque lo hizo solo una vez y la siguiente fue por el incidente con Inuyasha, no volvimos a tener contacto.

Valla sorpresa me lleve cuando fue Sango quien abrió.

—¿Excusa de la fiebre? —pregunté.
—Esta arriba, solucionen este problema, tienes diez minutos antes de que nos deje el autobús.

Asentí con la cabeza y pase a la casa, la señora Higurashi estaba en la sala y me saludo con una sonrisa.
No es tan extraño ya que cuando fui a la empresa, la encontré justo cuando llevaba unos documentos y pude ayudarle e intercambiar palabras, ya no había tensión, me alegro mucho.

Pedí subir a buscar a Kagome y algo desconfiada aceptó, subí rápido y busque tan famosa puerta.
Era celeste con unas líneas rosa, un cartel de "No entrar" te recibía al estar frente a ella.

—¿Esta advertencia es para todos? —pregunte riendo.
—Si eres Sesshomaru, entonces sí.
—¿Cuántos Sesshomaru Taisho hay en este mundo?
—Afortunadamente sólo uno —respondió.
—¿Puedo pasar?
—Si te digo que estoy vistiéndome, ¿aun entraras? —me sonroje ante sus palabras.
—Tal vez esperaría unos cinco minutos a que termines.
—¿Solo cinco? Pervertido.
—Sango me dio diez minutos para solucionar lo que sea que ocurra aquí así que el tiempo se me hace corto.
—Pasa.

Algo temeroso, ingrese a la habitación.
Nunca antes había estado aquí, era todo diferente a lo que creí, tal vez esperaba un lugar más sombrío como la personalidad de Kagome, pero no, habían peluches rosas y patitos en su cama, un escritorio blanco con una lámpara de flor color amarillo, era demasiado adorable, colores brillantes.
¿A caso esto es la verdadera Kagome?

—¿Sorprendido? —recordé qué ella estaba aquí y la busque con la mirada, estaba alistando una mochila con quien sabe qué.
—Mucho, creí que vería esqueletos y telarañas —empezó a reír y yo me acerque a sus peluches— ¿patos?
—¿Por qué no?
—Tienes razón, un pato en la habitación de alguien le da un toque.
—No había una araña de peluche el día que lo compré.
—Eso lo explica —ambos reímos pero no estaba con la intensión de criticar su gusto por la decoración de interiores— Kagome.

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