Cap 21 - Medicina para el corazón.

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Narra Sesshomaru

Sentía que el corazón saldría de mi pecho en cualquier momento. Tengo tantos sentimientos encima que de apoco me volverán loco, la tristeza y frustración de no poder hacer algo por mi cuenta y la inmensa felicidad por estar en estos momentos en sus brazos. Antes creía que la angustia se iría solo ignorándola y fingiendo no importarte lo que te rodea, que equivocado estas Sesshomaru. En estos momentos estas sintiendo la calidez de un abrazo sincero que parece ser la única forma de reconfortar el corazón.
Sus delicadas manos no querían soltarme y yo tampoco quería que lo hiciera.

Quería el tiempo se detenga, pero no todo se tiene en esta vida, lo sabía.

—¿Te sientes mejor? —preguntó alejándose un poco de mi para acariciar mi mejilla.
—Si, gracias por esto.
—Un abrazo puede solucionar todo —volvió a abrazarme con fuerza.
—Te equivocas —la alejé de nuevo— solo tus abrazos pueden solucionar todo.
Vi un rubor en sus mejillas por mi repentino comentario —Debemos ir a casa, pero antes voy a cobrarte este abrazo.
La mire con la ceja levantada —¿Cuánto me cobraras?
—Una salida al parque de diversiones —ahora estaba sorprendido.
—No sabía que te gustaba ese lugar.
—Me gusta y hace mucho no voy, aparte puedes distraerte un rato. Animo Sesshomaru, no quiero ir sola.
—Está bien, pero ahora vamos a casa, llegaras tarde por mi culpa.
—No te preocupes, mañana por la noche te veo en el parque, Sango irá aparte.
—Bien, te acompaño a tu casa.

Extendí mi mano esperando que la tome para ir juntos, sin dudar lo hizo lo que me dibujo una sonrisa.
En el camino fuimos en silencio, como normalmente vamos. Estar a su lado es confortable, pero sujetar su mano lo hace mejor.
Todo con ella es mejor.

Sabía que me esperaba una larga conversación en casa, no lo iba a evadir, estaba listo para soportar sus gritos y mandar a la mierda la esgrima, porque nada me hace más feliz que Kagome, aunque ella me vea como un amigo, y yo como el amor de mi vida.


Ya frente a su casa solté su mano, iba a caminar, pero me abrazo de nuevo. ¿Eres consciente de lo que provocas en mí?

—No te deprimas, estoy contigo —dijo sin apartarse.
—Estoy bien, no te preocupes por mí.
—No me pidas eso.
—Tranquila —me solté ligeramente de su agarre para poder darle un beso en la frente.

No fue solo un beso, fue una promesa.

Te cuidare de todo, porque eso eres para mí, mi todo. No me alejes por favor, porque la única capaz de separarme de ti, serás tú misma —prometí en mi cabeza.

Me aleje de ella sin ver su rostro, camine en dirección a casa. Es hora de afrontar todo tenía que hacerlo. Ya no puedo huir. Prendí de nuevo el teléfono mientras caminaba.


Por un momento dudé si entrar a casa, sabía que papá estuvo intentando localizarme, apenas prendí el teléfono este no dejo de sonar por la cantidad de mensajes y llamadas perdidas que tenía.

Muy tarde para irme, debía afrontar lo que estaba por venir. Lentamente abrí la puerta cerrando con fuerza los ojos cuando esta hizo un ruido anunciando que iba a ingresar. Me adentré a la casa, aunque no di más de cinco pasos cuando fui atrapado entre los brazos de alguien más alto que yo. Era papá.

—Sesshomaru —susurró.
—¿Papá?

Un ligero golpe fue lo que recibí como respuesta.
—Me tenías preocupado Sesshomaru Taisho —dijo en voz seria.
—Lo lamento, no fue mi intensión.
—Lo mismo digo, ven a mi oficina con Inuyasha —ordenó.
—En seguida.

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