Cap. 43 - Primer mes contigo.

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Narra Kagome

Los días después de esa tarde, mi mente entró en una especie de escudo emocional. Sentía el temor de ser engañada por Sesshomaru, así que me mantuve alerta en caso llega a ser verdad mis sospechas, de ser así no me dolería. Idea inteligente o demasiado idiota, aun no lo sabía.

Hoy cumplimos un mes juntos, le había preparado una carta junto a un dibujo del parque donde vamos casi siempre hecho por mí. Para poder sorprenderlo, tuvo que estar cada uno por su lado en la escuela, pero aun así quedamos en vernos por la tarde.

Salí de la escuela y fui a casa con tranquilidad, Sesshomaru me llamó, pero tuve que colgar por el repentino ruido que había donde me encontraba ¿a quién se le ocurre un festival en plena calle?
Llegue a casa y almorcé sin preocupaciones, incluso fui preparando lo que usaría para mi salida con Sesshomaru, iba usar unos pantalones negros junto a una blusa color azul. Mi color favorito. Aliste mi mochila con los regalos para no olvidarlos y espere que sea la hora indicada.

Había encontrado entretenido una serie así que entre risas sonó mi alarma para irme alistando.
Me di un relajante baño y me vestí. Aún tenía quince minutos así que me dedique a secar mi cabello hasta quedar completamente seco. Logré terminar de peinarme cuando sonó el timbre, tomé lo que necesitaba y baje algo ansiosa.
Me detuve a un metro de la puerta y me relajé, lentamente me acerqué para abrir con una actitud relajada sin demostrar mi emoción y los gritos internos.

—¿Te han dicho que eres muy puntual? —dije.
—Contigo siempre llego antes, con tal de verte.
—Te ves bien Sesshomaru.
—Y tú te ves preciosa Kagome, ¿está tu mamá?
—Si, iré por ella.

Fui a buscarla al comedor donde leía una revista de quien sabe qué pero el juego de ollas que salía en la portada se verían muy bien en la cocina.

—Mamá, Sesshomaru te llama.
—¿La novia no eres tú?
—Si, pero mi novio es demasiado educado, supongo que quiere que le des permiso para salir.
—Me lo esperaba de un Taisho.

Reía mientras caminaba a la entrada y si, él estaba normal y muy atractivo, hablaba con mamá mientras yo suspiraba escondida detrás de la puerta.
Una vez salí de casa, caminamos de la mano hacia el parque.

—¿Siempre pedirás permiso cuando salgamos? —pregunté.
—Claro que sí, quiero que tenga la confianza de que tengo buenas intenciones con su hija. ¿Está mal?
—Me parece tierno.
—Lo hago porque te amo Kagome.
—A veces me pregunto que hice para tenerte conmigo.
—Ser tu misma, tu forma de ser fue lo que flecho a mi corazón, nunca nadie me había retado como tú lo hiciste.
—Creí que te atrajo mi gran belleza.
—¿Bromeas? Tu belleza es difícil de pasar desapercibido, eres preciosa.
—Mira, ya llegamos.

Algo avergonzada busque que cortar el tema. Caminamos hacia unos asientos que había cerca.

La tarde paso volando, conversamos mucho y sobre todo reíamos de las ocurrencias del otro. Me contó de la vez que Sango le empezó a insultar sin darse cuenta de que un profesor estaba detrás de ella. Le llamaron la atención, pero Sesshomaru dijo que fue todo parte de una obra de teatro. Al final felicitaron a Sango por su interpretación.
Yo le conté como Sota, mi hermano, le tiene miedo a la oscuridad, que una vez mientras se daba un baño, se fue la luz y él creyó que se había quedado ciego porque no veía nada.
Ambos reíamos por nuestras anécdotas, hasta que recordé que Sesshomaru y yo no tenemos fotos juntos, al menos no luego de su competencia, es la única que tenemos.

—¿Nos tomamos una foto?
—¿Q-qué?
—Fotos. No tenemos muchas, solo una y yo quiero muchas fotos contigo.
—Está bien, aunque soy poco de tomarme fotos.
—No te preocupes por eso, si es una foto contigo la guardaré como un tesoro.

Saqué mi teléfono y abrí la cámara. Sesshomaru tenía razón, se veía algo apenado, pero luego de tres fotos empezó a sonreír. Fue divertido ya que lo vi tomar la iniciativa y terminó sacando su teléfono para tomarme fotos, aunque me negué no pude evitar que me tome fotos.
Antes de irnos, saqué los regalos que tenía para él, la carta junto a un cuadro con el dibujo del parque. Admito que tuve miedo, no quería decepcionarlo con mi regalo así que cerré los ojos cuando se lo di y espere su reacción.
Durante cinco segundos no dijo nada, solo se quedó quieto creo hasta que lentamente abrí uno de mis ojos y pude ver la escena más adorable de mi vida.
Tenía sus ojos algo cristalizados mientras con sus dedos pasaba lentamente sobre cada trazo del dibujo. La carta la guardó así que entendí que la leería luego. Cuando por fin levantó la mirada, sus ojos estaban brillantes y tenía una suave sonrisa que se hizo más grande hasta que desaparecieron el dorado de sus ojos.

—Es el regalo más bonito que me han dado, muchas gracias —dijo.
—Lamento si es muy poco, yo—
—¿Qué? Para mí es perfecto, es algo realizado con tus manos, eso le da más valor que cualquier objeto de lujo.
—Eres demasiado lindo conmigo.
—Te tengo un regalo también —abrí los ojos sorprendida, ya que delante mío estaba una caja color rosa.

Tenía nervios abrirlo y más cuando Sesshomaru me veía expectante.
Desate el lazo y levante la tapa para encontrarme con muchos dulces y una caja más pequeña en su interior.
Saque la caja pequeña y la abrí. Había dos llaveros de una especie de perro o lobo color blanco.
Los levanté y vi lo particular de estas, una tenía ojos dorados y el otro ojos color café. Eran hermosos.

—Uno es para ti y el otro para mí. Cuando me extrañes, presiona el botón que está debajo y escucharas mi voz.
—¿Y cuándo tú me extrañes?
—Quisiera que grabes algo para mí, pero solo si tú quieres. El hecho de compartir algo contigo ya lo hace único.
—Te grabare algo, pero en tu caso, lo escucharas cuando me extrañes muchísimo.
—Bien. Llévate mi llavero y me lo devuelves mañana, ¿te parece?
—Listo, te lo devuelvo mañana, gracias por el regalo Sesshomaru, es hermoso.
—Pero hay otra cosa.
—¿Qué cosa?

Lo vi sacar una caja aterciopelada color azul de su bolsillo. Lo abrió dejando ver un par de anillos plateados, no tenían escrito nada en la parte superior, pero eran preciosos.

—Recién cumplimos un mes juntos, uno de los muchos que nos faltan. Tal vez sea tonto y apresurado, pero sólo tú conseguiste que me llame la atención las cosas como estas. Por el exterior son simples, pero en su interior tiene grabado algo.
Vi detenidamente el anillo y era cierto, tenía grabado nuestras iniciales.

—No quise colocar mi nombre en tu anillo porque sería decir que me perteneces, y no, tanto tu como yo somos uno. Úsalo para que no olvides que por más difícil que sea la situación, cuentas conmigo, yo estoy contigo.
—Este detalle lo guardaré por el resto de mis días, gracias por tanto Sesshomaru.
—Gracias a ti hermosa por darme la oportunidad de amar y hacerte feliz.

Nos colocamos los anillos mientras admiramos nuestras manos juntas. Era feliz con él, ¿Cómo no serlo? Si solo necesito dos segundos con él para recordar que no estoy sola.
Esa tarde fue especial, no por los regalos, fue por el sentimiento y la emoción al escuchar cada una de sus palabras. Incluso nuestro primer beso debajo de ese árbol con la luz del sol alumbrando sobre nosotros.
Mi primer beso con Sesshomaru fue debajo de un frondoso árbol, por un momento olvidé que existía un mundo exterior, porque nuestro mundo en ese instante fue Sesshomaru y yo.

Eres Mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora