Cap. 48 - Quiero estar contigo.

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El viendo chocaba con mi rostro mientras caminaba a casa. Mi mente iba en blanco cosa que agradecí ya que, si seguía pensando en Kagome, correría a buscarla.

Sus palabras me dejaron una pequeña calidez en el pecho, no estaba feliz por eso, anhelaba ser correspondido, pero no en estas circunstancias. Mi inseguridad me dio una respuesta a sus palabras de ella. Lo dijo por presión, lo que menos quería.
Estaba a unos metros de casa y un nombre se clavó en mi cabeza. Inuyasha. Algo paso en estos días y no estoy viendo. Necesito saberlo.

Al ingresar a casa lo vi sentado en la sala de estar. Se encontraba con la cabeza gacha y sus manos sobre su cabello. Me detuve frente a él.

-Lamento lo de hoy, no estaba entre mis planes cruzarme con ustedes.
-¿Qué ocurrió? -pregunté.
-¿Qué quieres decir?
-Hoy parecía todo normal entre ustedes, como si nada hubiese pasado. Hasta hace unas semanas ella no podía verte si quiera.
-Entiendo, eso es algo entre ella y yo. No te incumbe.
-¿Qué pasó entre ustedes?
-¿Por qué no se lo preguntas a ella?
-No me lo dirá, no quiero torturarla con su pasado tampoco.
-Entiendo. Si ella no te lo ha dicho debe haber una razón, no me meteré en eso.
-Habla.
-Sesshomaru-
-Si me consideras tu hermano me lo dirás.
-¿Chantaje? No caigas tan bajo, no hagas esto.
-Habla. No me obligues a recurrir a otros métodos.
-Bien. -asintió con la cabeza mientras se ponía de pie y se acercaba a un cuadro ubicado sobre un estante de madera.

Me sentía ansioso, su silencio no me agradaba nada. Sabría la historia completa y me daba miedo de cierta forma.

-Sabes, siempre creí que mamá me escuchaba y cuidaba cada noche. Su calidez y amor lo podía sentir en el aire de esta casa, a pesar de la ausencia de papá, sabía que mamá estaba aún con nosotros. Pero luego de las tonterías que hice, deje de sentirla. Me pregunto si llegara a perdonarme por mis errores.
-Inuyasha -
-Tienes un hermano demasiado idiota. Todo comenzó el día que la seguí. De hecho, fue en el instante que la vi, sabes que Kikyo nunca me correspondió y eso me llenaba de frustración, así que un día decidí olvidarla a toda costa con la primera chica que se me cruzó. Esa chica fue Kagome.
Dio un suspiro pesado -Al verla pude notar un ligero parecido físico con Kikyo, eso me llamó la atención en un principio. Todo comenzó muy rápido, yo quería olvidar a Kikyo y ella era tan ingenua que no parecía existir error aparente. Cuando iniciamos nuestra relación parecía todo ir perfecto, ella era feliz con los mínimos detalles, pero...
-¿Pero? -pregunté.
-Ella no era Kikyo. -apreté los puños por el coraje, desde que inició su relato no dejaba de compararla- me sentía desesperado, Kagome era tan dulce conmigo que me hacía sentir una basura. Estaba cegado por mi amor hacia Kikyo que no vi el daño que le hacía a Kagome con mis actos. Sabía que no estaba marchando bien la situación y ni así pude alejarme. Intenté hacerme a la idea de que Kagome era la indicada pero no podía dejar de ver a Kikyo en ella. Cuando caía en cuenta de que no lo era, cometí lo peor error...
-¿Qué error?
-Sesshomaru. Golpee a Kagome.

Mi vista se nubló, mis puños ardían por las ganas que tenía de golpearlo. Me acerque a él amenazante, pero alguien se adelantó tomándolo de los hombros haciendo que gire. Era papá.

-P-papá -un golpe seco impactó contra el rostro de Inuyasha. Con miedo alzo la vista y yo seguía en shock.
-¡No te atrevas a mirarme a los ojos, Inuyasha! ¡No mereces llenar mi apellido porque te queda demasiado grande! Un Taisho nunca ha levantado la mano a una mujer -me sentía aturdido por lo que ocurría, no pude hacer nada, solo me quedé callado- ¡¿Ves esto?! -preguntó mostrando su anillo- ¡esto significa lealtad, no a cualquier persona, es lealtad a la persona que tenemos a nuestro lado! ¡Tu madre mando a hacer estos anillos para que tú, imbécil, ames y respetes a tu pareja! ¡Eres una vergüenza! ¡¿Lo sabes?!
-L-lo sé.
-No sé si llamarte mi hijo, y me importa una mierda si me odias a partir de ahora por que la decepción que me has hecho sentir no se compara ni con un puñal. Siempre estuve orgulloso de mis hijos, pero ya no sé cómo mirarte a la cara. Yo gritaba a los cuatro vientos lo orgulloso que me hacía tenerlos de hijos y ahora me da vergüenza si quiera que tengas mi apellido.
Tantos años educándolos con lo mejor y me entero de esto. Tu madre estaría muy decepcionada. Donde quiera que esté debe estarte dando la espalda.

-P-papá-

-En estos momentos subes a tu habitación y tomas lo primero que veas, porque te largas de esta casa, te enviaré tan lejos que no sabrás ni como volver. ¡Porque está ya no es tu casa!
-P-pero papá.
-¡Cállate! Desde este momento... ¡ya no eres mi hijo!

No pude evitar las lágrimas al escuchar todo lo que acaba de ocurrir. No podía permitir esto.

-Papá, no hagas esto.
-Cállate Sesshomaru. A ti tampoco te quiero cerca de esa mujer. Mañana hablaré con su madre para pedirle perdón por tener un hijo tan imbécil y poco hombre. No dejaré esto así.
-Detente, mantengamos la calma, mi herma-
-¡¡Él ya no es tu hermano!! -gritó y luego giró hacia Inuyasha que seguía en el suelo viendo todo con temor -¡Ve por tus cosas! Toma lo que necesites y si no llevas nada no me importa, te iras sin zapatos si quiera.

Papá salió del lugar echo una furia y yo solo veía a Inuyasha que tenía el rostro sombrío junto a los golpes recibidos.

-¿Eres tú quien le hizo esos moretones verdad?
-¿Qué quieres decir?
-¿Cómo se acabó todo eso? ¿Qué le dijiste esa noche?
-Le mentí. Debía alejarme de ella y si tenía una peor imagen mía haría que me odie, prefería eso a seguir aferrándonos porque así como quería alejarme de ella, no podía hacerlo, eso se volvió en un círculo vicioso donde sabíamos que terminar era lo mejor pero ninguno daba el primer paso. Debía ser yo quien lo hacía, pero no fue la mejor manera, eso lo admito.

Lo tomé del cuello con la intención de golpearlo, pero no podía, no tenía fuerzas, solo lo vi con odio y rencor mientras lo asfixiaba o eso intentaba, no conseguía nada y él no me apartaba.
Lo solté y salí de casa, debía verla, pedirle perdón y sobre todo explicarle que yo no soy él, que ya comprendí todo, debía estar con ella.

Eres Mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora