Cap. 28 - De regreso a casa, pero contigo.

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Este viaje ha sido una aventura total, incluso logró que Sesshomaru y Sango se lleven bien, cosa que es extraña ya que desde el día uno, estuvieron peleando por las cosas para hacer, no porque ambos quisieran hacerlo, al contrario.

—No soy tu empleada.
—Y yo tampoco soy tu sirviente, ¿por qué debo lavar tu ropa?
—¿A caso tu masculinidad se va a terminar porque laves la ropa?
—Lavare lo mío, no más.
—Entonces cocinare para Kagome y para mí, muérete de hambre.
—¡No me interesa! Yo puedo cocinar algo para mí.
—¿Terminarán de pelear pronto? —pregunté mirándolos con detenimiento.
—¡No! —gritaron al unísono.
—Bueno, entonces peleen lejos de la cabaña, ya me duele la cabeza de tanto escucharlos.

Al principio fue duro, el ruido era muy molesto y los dolores de cabeza eran insoportables, pero traté de llevar la fiesta en paz, al menos así se callarían, o eso creí.

—¡No puedo creer que la garrapata albina solo duerma!
—Le diste café anoche sabiendo que le afecta y le da insomnio.
—Aun así, hay mucho que hacer, ¡se despierta o me voy!
—¡Me largo yo! solucionen sus problemas.

Todo parecía ir de mal en peor hasta que descubrieron lo parecidos que eran, lamentablemente los polos iguales se repelen.

—¿Así que las espadas son mejores que los puños?
—Tus golpes bruscos no son más que eso, golpes bruscos. La esgrima requiere inteligencia y agilidad sobre todo elegancia. Cosa que te falta.
—Pues con mi puño puedo demostrarte que la fuerza tiene mucho que ver.
—No te golpeare, estás loca.
—¿Qué te hace pensar que dejaré si quiera que me toques un cabello? Andando niño rico, ¿o no quieres ensuciar tus manos?
—No quiero ir a la cárcel, es eso.
—Esto será un enfrentamiento, trata de no hacer puntos inválidos y verás que es divertido.
—Bien, si así me dejaras en paz.

Trate de alejarme de ellos para ver la interesante situación, sus golpes eran firmes, he visto como pelea antes y realmente es asombroso lo que puede hacer en la tarima, aunque en este caso la tarima es la habitación.
No quería rendirse tan fácil ya que su honor estaba en juego, pero de pronto un fuerte golpe impacto con su rostro lo que me preocupó y corrí a socorrerlo. Así es, Sesshomaru perdió.

—Maldita sea, eres buena.
—Ningún golpe me derribó si quiera me debilitó, que asco, hubiera peleado con un peluche incluso lo habría hecho mejor.
—Debes enseñarme unos golpes, lo digo en serio.
—Te enseñaré si vas por provisiones.
—Trato hecho, ya vuelvo.

Así como ellos empezaron a llevarse bien, Sesshomaru y yo tuvimos momentos solos donde conocimos algunas cosas del otro, resulta gracioso que el gran Sesshomaru Taisho le tema a algo tan pequeño como eso.

—¿Las alturas? —pregunté incrédula.
—Eso fue hace años, ¿acaso olvidas que me la pasaba en la terraza casi todos los días?
—Aun así, es raro, yo le temo a los insectos. Bueno, casi todos.
—¿Alguno que te guste?
—Las mariposas, son bonitas.
—Entiendo, dime, ¿cuál es el detalle más bonito que te han dado?
—Un abrazo.
—Valla, has tenido novios poco detallistas.
—Solo tuve un novio, y lo que más me dio fueron traumas.
—¿De verdad?
—Si, ¿tú has tenido novias?
—¿Novia? Solo una, pero fue un reto, decían que no podía conseguir novia nunca porque no hablaba con las chicas y eso me llevó a medidas extremas, conseguir una novia falsa por Internet.
—¿No era más fácil hablar con una chica directamente?
—Nop, la mayoría me tiene miedo, es raro por que escucho que dicen lo guapo y fantástico que soy pero nadie se me acerca.
—¿Alguna vez rechazaste a alguien?
—¿No sabes la historia?
—¿Qué historia?
—¿Estudiaste debajo de una piedra o qué? —negué con la cabeza— bien, una vez una chica me llevó al gran salón de gimnasio, se me declaró y tuve que rechazarla ya que ni siquiera me dijo su nombre. Tuve que decirle que no estaba interesado en lo absoluto, así no le daba falsas esperanzas. Para su mala suerte ese día habían puesto cámaras en todo el salón para grabar una obra de teatro. Toda la escuela supo del rechazo, pero parece que no lo supiste tú. Cambió de escuela después de eso.
—Eso lo explica, ¿alguna vez te enamoraste?
—Si, incluso lo estoy.
—¿De verdad?
—Así es, pero es demasiado despistada, y yo demasiado cobarde, tal vez en algún momento se lo diga. Si veo la oportunidad lo haré.
—Ya veo.

Esa conversación me dejó fría, por un momento creí que tendría oportunidad con él.

—Espero ella acepte tus sentimientos.
—Yo también.

Hubo momentos donde me demostró su verdadera personalidad. No era aquel joven amargado que conocí al principio, podría decir que no era ni cerca.

—Entonces ellos tomaron el balón y no pudieron hacer un gol teniendo el campo libre.
—Eran tus amigos, obvio no piensan —comentó Sango.
—Exterminadora solo escucha. Tu voz me irrita.
—Tu presencia me irrita.
—Cállense, sigue contando.
—Entonces cuando salimos todos los encerramos en el vestidor como venganza, realmente era para anotar un gol.
—¿No fue mucho? Es decir, encerrar a tres personas no creo que haya sido correcto.
—No te preocupes, no tardaron ni diez minutos en salir, malditos genios, encontraron la forma de librarse, aun así, en la escuela los bañamos en harina y agua. Fue divertido.
—Hicieron panqueques con ellos, con lo escasa que es la harina.
—Exterminadora, no te vuelvo a contar nada.

De todo el viaje no olvidaré el último día en el bosque, fue lo más hermoso.

—Este lugar me dejó buenos recuerdos.
—Así es, pero es mejor si comparto esos recuerdos contigo —dijo poniéndome roja de inmediato.
—¿Qué dices?
—Eres genial Kagome, fue divertido pasar este paseo contigo y con la exterminadora.
—Se llama Sango.
—Ella no me llama por mi nombre, ¿por qué debería hacerlo yo?
—Garrapata, ya está todo listo, hay que subir y apartar lugares.
—Bien ya vamos —respondí.
—¡Kagome, espera!
—¿Ocurre algo?
—No, sólo que —estaba nervioso, por un momento pensé que llegó el momento— nada, iré por mis cosas, ve con Sango, luego las alcanzo.

Debía mantener la sonrisa de ilusión que tenía en el rostro hasta que me di vuelta y me fui.
Sango estaba lista en su lugar y me senté a su lado a esperar a Sesshomaru.

—¿Estas bien? —preguntó.
—¿Qué? ¡Si! Estoy bien.
—¿Qué ocurre?
—Nada, no pasa nada.
—Te molestare todo el viaje hasta que me digas.
—Bien, lo que pasa es que —vi que en ese momento subía Sesshomaru así que tuve que improvisar— te cuento después en mi casa, ahora hay que dormir, falta mucho de viaje.
Parece que entendió el mensaje y no me discutió más.

Todo fue bonito, Sango dormía así que aproveche para ver por la ventana el paisaje. De reojo vi a Sesshomaru dormir.
Me quedé pensando como pasé de querer perder todo contacto con él y ahora estoy más que segura de lo que siento por él. El ambiente del bosque junto a su cálido abrazo y delicioso aroma me hizo quitar las vendas de mis ojos.

—Te amo Sesshomaru Taisho, aunque no sientas lo mismo por mí, aunque solo me veas como una amiga —pensé.
Hoy regresaba a casa, a mi habitación, pero no volvía sola, y esta vez no me refería solamente a Sango, esta vez volvía con Sesshomaru y un hermoso sentimiento en mi corazón.

Eres Mi MedicinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora