Capitulo 75

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Mis pies tocaron el pavimento sintiendo un pequeño mareo por la rápida aparición y las gotas de lluvia caer sobre mi cabello. La adrenalina comenzó a subir descontroladamente por mi cuerpo cuando escuché los primeros gritos del día sonar a mi alrededor.

Eran apenas las 6:00 de la tarde en un día nublado y bochornoso de Londres. El callejón Diagon se encontraba más transitado por la hora, pero a causa de nuestra presencia la gente comenzó a correr desapareciendo de nuestra vista en un cerrar de ojos.

Mire a Draco sostener su varita en alto intentando lucir amenazante ante la gente inocente. Su rostro y el mío se escondía detrás de una máscara característica de los mortifagos intentando cubrir nuestras identidades, aunque, probablemente era demasiado fácil descubrir ya la de Draco gracias a el color de su cabello. En cambio yo, llevaba mi cabello recogido y cada accesorio que me pudiera identificar había desaparecido.

A nuestras espaldas Bellatrix, Greyback y Philippe atacaban la tienda de varitas del señor Ollivander.
Comenzaban a tardar dentro más tiempo de lo acordado, mis manos comenzaban a sudar y mi pie golpeaba repetidamente el piso rogando porque se dieran prisa.

Alecto Carrow comenzó a reír a carcajadas a mi lado comenzando a lanzar infinidad de maldiciones. Mire en su dirección notando el duelo que comenzaba a tener Alecto contra Remus Lupin. Era de esperarse que la orden llegaría en un pestañeo a este lugar tan transcurrido.

—¡Por aquí!— mi antiguo profesor gritó llamando la atención de otras personas teniendo dificultad para desviar las maldiciones que recibía por parte de los dos hermanos Carrow.

Y el destino de verdad me odiaba.

George, Fred y Sirius Black llegaron deprisa comenzando a lanzar hechizos contra nosotros. Sabía que era obvio que los gemelos llegarían a defender siendo que trabajaban a unos cuantos metros y esa era la principal razón de porque está misión me tenía más que preocupada.

Amycus comenzó un duelo con Sirius Black como si se tratara de lo más divertido, entretenido y fácil.

George quedó frente a mí comenzando a lanzarme hechizos despiadadamente y con completo odio, yo sólo me atrevía a desviarlos con algo de miedo y sorpresa cada vez retrocediendo más para evitar lastimarlo.

Mí corazón se rompió al presenciar la escena. Habían pasado casi dos meses sin poder verlo y definitivamente este era un terrible reencuentro aunque sabía que él no tenía ni mínima idea de con quién estaba peleando.

Los tres mortifagos salieron a toda prisa de la tienda con Garrick Ollivander casi arrastrándose por el suelo.

—ya está hecho, vámonos.— Philippe habló alto desapareciendo después de Bellatrix.

Lancé mi primer hechizo provocando que George cayera hacia atrás sobre la acera, con la única intención de poder desaparecer sin que alguna maldición me tocara. Su mirada se encontró con la mía segundos antes de desaparecer.

Draco y yo llegamos al recibidor de la casa a la misma vez, quitándonos de inmediato las asfixiantes máscaras. Su respiración iba igual de acelerada que la mía.

—ven aquí.— me rodeó con sus brazos tratando de relajarme— Todo salió bien. Esta fue la última.

Suspiré sobre su pecho comenzando a regular mi pulso.

Había una junta de mortifagos en el comedor, me negué a ir dejando a Draco solo, siendo obligado por su padre a quedarse. Era demasiado traumatizante tener que presenciar a centímetros de distancia las barbaridades que le hacían a personas inocentes.

Me senté en mi escritorio mirando la nueva carta de George que había llegado por la mañana. Había acumulado ya trece cartas de él en los últimos dos meses y ninguna había obtenido respuesta de mi parte.

𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐒 | Draco Malfoy vs George Weasley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora