Capitulo 74

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—no olvides escribirme.— George se negaba a dejarme ir por mi camino.

La estación se comenzaba a vaciar por completo mientras que George Weasley era presionado por sus tres hermanos para que se diera prisa.

—te prometo que lo haré. Ya ve, te están esperando.— le sonreí sujetando su mano.

—por favor, no busques a Malfoy.— volvió a hablar casi en susurro, peinando mi cabello hacia atrás.— Cariño, de verdad me preocupas. No quiero que algo malo te suceda por su culpa.— terminó de decir cuando notó cierto desacuerdo en mi rostro.

Valoraba la preocupación que estaban llegando a tener las personas conmigo. Hannah y George no habían sido los únicos en advertirme el no acercarme o buscar a Draco, pero en mi mente sonaba absurda esa advertencia cuando recordaba que ahora literalmente vivíamos en la misma casa.

—¡Date prisa!, mamá nos espera.— Ron se volvió a quejar por cuarta vez a unos metros de nosotros.

George se despidió con un fuerte abrazo alejándose y desapareciendo para por fin dejarme sola. Claro estaba que nadie pasaría a recibirme y llevarme a casa, aún así no me molestaba para nada, podía hacerlo yo misma en menos de cinco segundos.

Salí también por la barrera del andén, encontrándome con gente corriendo de un lado a otro muy apresurada tratando de no llegar tarde a sus destinos.

Muy difícilmente llegué hasta el baño cargando mi pesada maleta sin magia, encerrándome en un cubículo para que ningún muggle viera lo que estaba a punto de hacer. Cerré mis ojos concentrándome en imaginar la entrada de mi casa y en menos de lo esperado ya estaba de frente a ella sintiendo como el frió comenzaba a lastimar mi nariz por el cambio de clima.

Me sentí muy pequeña al ver y sentir la gran estructura de la casa, el cielo gris y la temperatura baja a pesar de ser verano. Las plantas, árboles y pasto que mi madre se había encargado de cuidar durante años ahora también permanecían grises y secos.

Entré por la grande puerta notando que la casa se encontraba en silencio, dejé caer mi maleta al piso sabiendo que en algún momento algún elfo la llevaría por mí.

—¡Claire!— la voz de Draco me relajó al instante. Bajó las escaleras corriendo sin preocuparse en agarrarse del barandal para evitar caer. A primera vista lucía radiante y completamente diferente a cómo lo había visto por última vez.— ¡Ya estás aquí!

Llegó hasta mí y rápidamente lo rodeé por los hombros en un abrazo. Sus brazos fueron con fuerza hasta mi cintura haciéndome despegar los pies del suelo para que yo quedara a su altura.

—¿Cómo estás?— me sostuve a sus hombros sin querer separarme de él.

—de maravilla.— respondió hundiéndose más en mi cuello. Olí de inmediato su perfume. Su cabello estaba limpio, suave y bien peinado. Además de su ropa bien acomodada y planchada.

Definitivamente este era el Draco que yo conocía.

—subamos.— Draco se separó de mí dejándome de nuevo sobre el suelo.— Yo te ayudaré con eso.

Sacó su varita de entre su pantalón para hacer levitar mi maleta por las escaleras. Tomó también mi mano, haciéndome caminar por detrás de él subiendo los interminables escalones.

—¿En dónde están todos?— mi mirada iba en dirección a cada una de las habitaciones por las que pasábamos. Todas parecían estar usándose sin embargo no había nadie dentro.

𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐒 | Draco Malfoy vs George Weasley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora