Capítulo 71 - Let's get lost

1.5K 266 54
                                    

“Touch me I'm cold, unable to control
Touch me I'm golden, and wild as the wind blows
And tumbling tumbling, don't go fascination”

(Canción recomendada de hoy Let’s get lost de Beck y Bat for Lashes, la pueden encontrar en Spotify)

Finalmente el momento con el que Valentina había fantaseado desde su llegada a ese hospital, su hospital, se estaba convirtiendo en realidad. 

La rubia no estaba totalmente segura de que la idea de tener a Juls en la casa de su papá fuera de las más brillantes que había concebido, pero por el momento era su única opción. 

Pues tendrá que funcionar… Meditó Valentina con ésa pequeña mueca que se registraba en su frente, señal de que algo le preocupaba. 

"Ya Valen… todo saldrá bien hermanita, ya verás…" Le aseguró Guille mientras le daba una pequeña palmada en su hombro derecho, leyendo a su hermana como un libro abierto. 

"Todo listo Dra. Carvajal… puede regresar a la habitación y en veinte minutos enviaremos un camillero por la Señorita Valdés" Le informó la amable señorita de la gerencia del hospital, luego de asegurarse que todos los gastos de la internación de su cocinera estaban cubiertos.

"Ya, muchas gracias…" Apenas respondió Valentina, pues continuaba enfrascada en el sinfín de pensamientos que habitaban su cabeza. 

Exactamente treinta minutos después Juliana, Valentina, Guillermo y Sergio se encontraban en el estacionamiento del hospital, con un gran carro negro estacionado a su disposición. 

"Pues muchas gracias Dr. Sergio" Juliana fue la primera en vocalizar las primeras palabras de agradecimiento, mientras extendía su mano en dirección al moreno con una gran sonrisa sobre ése ya hermoso rostro. 

Valentina no dejaba de observar a la mujer que amaba más que a nada en este mundo. Si bien todo parecía indicar que realmente se trataba de nada menos que un milagro, algo en Juliana, su Juliana, no terminaba de cuadrar. 

No eran los elementos aislados los que le parecían ajenos, pues la sonrisa de Juls en ése instante se parecía a la de siempre. Tampoco eran ésos hermosos ojos color chocolate, pues seguían tan profundos como el día en que los vio por primera vez. 

Pero Valentina estaba convencida de que no era la sumatoria de las partes, sino más bien el total el que no terminaba de convencerla.

"Sergio… chavo, realmente no tengo palabras para comenzar a expresar mi gratitud…" Era el turno de Guille de vocalizar lo que sentía, al tiempo que extendía sus brazos en dirección al muchacho. 

Valentina seguía observando la situación como si fuera una escena robada de una película, y no de la vida real. ¿Tanto había deseado y fantaseado con ése momento que ya no lo podía creer, y mucho menos disfrutar?

Ya chava… esto es real y está sucediendo… Juls sigue aquí contigo, así que comienza a disfrutar un poco más de esto que tienes frente tuyo… pues hace apenas tres días jamás hubieras creído que esto siquiera era posible… ya Valentina! YA! 

La rubia estaba batallando duro para salir de su trance y parecía funcionar pues apenas hizo contacto visual con su mejor amigo, dos gruesas lágrimas escaparon de sus ojos y Sergio no necesitó nada más para saber todo lo que su amiga quería decir pero no podía expresar aún en palabras.

"Te debo todo Sergio… ojalá algún día pueda devolverte el favor… gracias por sostenerme, eres mi otro hermano" Le susurró la rubia al oído de su amigo mientras se fundían en un abrazo. 

"No tienes nada que agradecer chava… nos vemos pronto y cualquier cosa me" 

"Te marco, al tiempo que traigo a Juls en tiempo récord…" Valentina interrumpió al moreno con una leve sonrisa y el muchacho sólo asintió, feliz de que su amiga parecía comprender su rol a la perfección. 

"Ya… vayan saliendo que Juliana necesita continuar con su descanso… las veo en tres días" Concluyó sonriente el moreno.

En poco más de una hora Valentina estaba atravesando las enormes puertas de la casa de su padre. Un inmenso nudo en su garganta pareció acomodarse allí para nunca más abandonarla, pues de todos los escenarios posibles en los que podría presentar su novia a su familia, ése debía ser sin dudas el más cruel de todos. 

"Neta Valentina… no estabas exagerando cuando dijiste que tu casa era enorme" Comentó la cocinera, con total soltura como era ya su costumbre, mientras circulaban por los pasillos de la mansión en busca de uno de los tantos cuartos de invitados, el más cercano a la habitación de Valentina. Por supuesto que ése detalle no era casualidad.

Valentina agradeció que su novia rompiera el tenso silencio con ése nuevo grado de liviandad del que parecía disponer. Todo le resultaba interesante y todo le generaba curiosidad, pero a la vez no se sentía como si todo fuese nuevo para la morena. Lo cual era absolutamente paradójico para la muchacha de los ojos de cielo. 

"Pues no suelo exagerar Juls…" Valentina respondió a la espera de la respuesta sarcástica que su novia seguramente le daría. Pero ésa respuesta nunca llegó. 

Pues qué vil manera tenía el universo de recordarle que aún tenía un largo camino por delante para recuperar algo de su novia. Si aún quedaba algo por recuperar. 

"Es aquí… Juls" Anunció la rubia, apenas capaz de hacer notar su voz pues se encontraba algo entrecortada. Nuevamente ése dolor, ése vacío en el centro de su pecho se hacía presente y hacía estragos con su capacidad de reacción. 

"Gracias Valentina…" Comentó la morena una vez que habían ingresado a la gran habitación. Sus ojos color chocolate habían cobrado un nuevo tinte de calidez, apenas reconocible para su novia. Algo acerca de ésa pizca de calor y la genuina gratitud que se desprendían de los ojos de Juliana, tomaron muy por sorpresa a Valentina. 

"No… pues… como crees… no tienes nada que" Valentina comenzó a trastabillar en su respuesta, francamente perdida en ésos ojos pues cuando estás en Siberia hasta el calor de un fósforo se parece al de una fogata. 

"No Valentina… de verdad, muchas gracias… creo que esto es lo más lindo que alguien ha hecho por mi en muchísimo tiempo… gracias" Juliana verbalizó al tiempo que se acercó a la hermosa mujer que estaba parada tan cerca y tan lejos a la vez. Sin premeditarlo y probablemente sin buscarlo, la cocinera invadió el espacio personal de Valentina y tomó ambas manos de la rubia entre las suyas.

Valentina no pudo evitar sobresaltarse con ése pequeño y a la vez gigantesco gesto de su cocinera. Jamás lo vio venir y a la vez la frialdad de esas manos eran el contraste perfecto a la calidez que se desprendía de esos mares color chocolate. 

Tranquila Valentina… no arruines todo chava… porfa no arruines todo… Valentina se repetía en su cabeza como un mantra, intentando por todos los medios no inclinarse hacia el centro de su universo y reclamar ésos labios que le resultaban tan familiares y tan lejanos a la vez.

_______________________________________

Okay... You can starts the violence now... 😱😀

Ya sé que desaparecí tantísimo, tantisisisimo tiempo y verdaderamente me disculpo por éso. Les daría una lista gigante de novedades pero no servirían de nada pues, me ausenté y por éso les pido que me disculpen. Creo que a veces uno necesita alejarse para después volver con más energía y nueva inspiración. Pero repito, no es excusa y nada justifica tanta ausencia.
Espero que les guste y que sinceramente muchas y muchos de ustedes sigan sanos y leyendo las historias de esta app, porque lamentablemente esta pandemia aún no ha terminado.
Acá empieza la tercera y última parte de esta historia 🙂 así que sus comentarios siempre fueron, son y serán muy bien recibidos.
Saludos a todos y buen martes!

YellowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora