Yellow

Capítulo 54 - No light, no light

“But would you leave me
If I told you what I’ve done
And would you leave me
If I told you what I’ve become”
-Florence and the Machine
 
“Juls… Juls amor… qué tienes?!” La desesperación en la voz de Valentina era palpable, dada la cantidad de tiempo que había transcurrido ya con la cocinera en la misma posición y con el mismo gesto de dolor, o aun mayor.

Pero Juliana no era capaz de verbalizar nada en ese instante pues nunca jamás en su vida había experimentado tremendo dolor. A decir verdad nunca había estado lo suficientemente enferma para comprar pero nada se asemejaba a lo que estaba experimentando. Era como si alguien estuviera clavando un gran manojo de alfileres en el centro de su cabeza y no había nada que ella pudiera hacer al respecto.

“Amor… mirame… Juls” Los instintos de Valentina habían logrado agudizarse y salir del trance en el que se encontraba para finalmente focalizarse y que su costado médico tomara las riendas del asunto. Inmediatamente se bajó del sofá y muy suavemente tomó los codos de su novia para girar el cuerpo y la cabeza de la morena hacia el borde del sofá. Necesitaba por todos los medios lograr que Juliana focalizara en algo para poder siquiera comenzar a revisarla.

“Juls… Juls… mi vida… necesito que me mires” Suplicó la rubia una vez que logró reposicionar a su novia frente suyo. Juliana parecía comenzar a dar señales de mejoría pues por lo menos logró concentrarse en la voz de su novia y no tanto en el dolor. Apenas la morena hizo un mínimo contacto visual Valentina supo que algo no estaba bien, no podía precisar qué por supuesto, pero su instinto le decía a gritos que su novia no estaba bien y que urgentemente debía llevarla al hospital. Cómo convencerla, pues eso sin duda sería un arduo trabajo pero uno del que sabía que no debía desistir.

“Juls… Tienes historial de migrañas?” Preguntó Valentina francamente preocupada.

“N-no…” Apenas pudo contestar la cocinera pues sentía como todo si estuviera comenzando a vivir un sueño, veía a Valentina frente suyo pero su voz le sonaba cada vez más distante, ese hermoso rostro cada vez más borroso, y ese distintivo e inmovilizante dolor no le permitía pensar, ni moverse. No entendía aún qué le estaba sucediendo pero podía sentir con bastante claridad el ritmo pulsátil de su sangre bombeando en sus oídos. Se sentía mareada, como aturdida, al borde de caer a un precipicio del que temía no poder volver a salir.

“Alguna vez te había pasado algo así? Alguna vez sentiste un dolor como este en tu cabeza? Siguió preguntando Valentina, pero apenas Juliana movió su cabeza asintiendo a la pregunta otra vez dejó escapar un quejido de intenso dolor, nuevamente cubriendo ambos lados de su cabeza con sus manos, esta vez incapaz de verbalizar una sola palabra. Valentina podía ver el rotundo dolor y el miedo que habitaban en esos hermosos ojos color café.

“Juls… Juls! Esperame tantito si? Voy a llamar a una ambulancia… y mientras busco algunas cosas para revisarte…” Anunció la rubia y cuando se levantaba de la pequeña mesa frente a su gran sofá pudo sentir como Juliana tomó con bastante dificultad una de sus manos. No era su intención negarse más bien Valentina pudo leer el miedo y la confusión en esos inmensos ojos. “Amor… todo estará bien, ya regreso… pero necesito pedir un traslado y comenzar a revisarte para saber exactamente qué tienes… confía en mi… ya regreso” Valentina intentó sonar lo más convincente que pudo y besó la frente de su novia con todo el amor y la seguridad que era capaz de transmitir en ese instante.

La realidad era que nunca antes en su vida había sentido tanto miedo, claramente si esto se tratara de otro paciente sus palabras hubieran sonado bastante más convincentes pero algo le decía que Juliana no estaba bien y sentía que nada de lo que había aprendido en su facultad o en sus dos años de residencia la podían ayudar. Y nada la asustaba más en ese instante que la idea de algo malo pudiera sucederle al centro de su universo.