El resto de su mañana transcurrió con total normalidad. Valentina descubrió las ventajas de su nueva cercanía al hospital, pues de la casa de Juliana estaba casi a la misma distancia que su nuevo hogar y Juliana descubrió las desventajas de dormir en el sofá ya que prácticamente todos los músculos de su cuerpo le dolían.
“Hola princesa!” Saludó Sergio a una pensativa Valentina, quien checaba su móvil por quinta vez en la misma hora.
“Hola Sergio” Saludó un tanto desanimada, pues eran ya las once y aún no sabía nada de su cocinera.
“En algún momento me vas a explicar qué, o mejor dicho, quién te tiene así?” Le preguntó mirándola fijo, dándole a entender que no tendría escapatoria esta vez.
“Ya... no inventes Sergio!” Trató de fingir malestar pues eso usualmente funcionaba cuando no quería hablar de algo.
“Mira… obviamente sé que cortaron con Lucho y dejame decirte que… por fin Valen… ustedes dos nunca funcionaron y nunca lo iban a hacer… obviamente él está mucho mejor y tú… pues te ves radiante esta mañana…” Le dijo sonriente y Valentina se sonrojó.
“Pero quiero que sepas que aún soy tu amigo y que puedes confiar en mí… como siempre, como cuando éramos niños. Sí, tengo una amistad con Lucho, pero créeme que sé separar las cosas y tú… bueno, tú eres mi mejor amiga y siempre has sido lo único constante en mi vida, así que aquí estaré cuando quieras contarme” Agregó sinceramente, le guiñó un ojo y se dió media vuelta en dirección a una de las tantas habitaciones, pues él también tenía su buena carga de pacientes.
Maldita sea Sergio… tienes que ser siempre tan tierno?? Pero no puedo aún… no puedo contarte que he conocido a la persona más maravillosa del universo, pues es muy pronto… Necesito más tiempo con ella… necesito TODO el tiempo con ella… Ya Juls, porqué no me escribes aún?... Valentina también siguió su camino con ese torbellino en su cabeza.
Juliana decidió sorprender a Valentina preparandole un delicioso almuerzo, ya que su clase de hoy era ni más ni menos que cocina italiana, por lo que fue fácil para ella decidir que le llevaría lo preparado al hospital. Sólo rogaba salir a tiempo y que la chica de los ojos de cielo no estuviera en quirófano ya.
La cocinera no podía aún entender cómo era posible extrañar tanto a alguien, nunca jamás le había sucedido algo así antes y sabía que estaba adentrándose en territorio nuevo para ella. Cómo podía ser que no la pudiese desalojar de su cabeza? Cómo explicar el sentir que le faltaba el aire cuando no la tenía cerca? Y cómo justificar la misma falta de aire cada vez que se sumergía en esos ojos que podrían derretir el polo norte si así lo quisieran? Hacía muy poquitas horas que había despertado con Valentina pegada a ella como una hermosa enredadera y sin embargo no paraba de preguntarse cuándo sería la próxima vez que la volvería a ver.
El tiempo transcurría dolorosamente lento para Valentina, inmersa en una montaña de historias clínicas que completar, laboratorios que reclamar, tomografías que checar y rondas que repetir. El horario de almuerzo se aproximaba y sabía que luego tenía previsto participar de una cirugía por lo que si quería llegar a preparar al paciente debía apurarse y mucho. Su beeper sonó y el código le resultó tremendamente extraño pues provenía de la recepción del hospital.
Qué diablos?... Pensó extrañada. Inmediatamente bajó los tres pisos que separaban el ala de neurocirugía de la recepción general.
“Buenos días! Me acaban de enviar un mensaje de aquí? Soy la Dra. Carvajal” Se presentó con la recepcionista.
“Buenos días Dra. Carvajal, sí efectivamente la llamamos. Dejaron este paquete para usted hace unos minutos. La señorita que lo dejó dijo que era personal pero que como no sabía en qué piso trabajaba usted si podíamos hacérselo llegar” Informó muy amablemente la chica.

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Yellow
FanfictionHola!! Esta es una historia pensada para usar los personajes de Amar a Muerte pero en un contexto completamente diferente, algo así como una versión mezclada y adaptada de Amar a Muerte y la película ¿Conoces a Joe Black? Espero que les guste! Si bi...