Capítulo 34 - Un paseo por las nubes

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Valentina decidió quedarse unos minutos más en el gran sofá donde hacía apenas unos instantes estaba disfrutando de los mejores besos de su vida. Realmente quería ir hacia el área del apartamento donde seguramente encontraría a la morena pero verla en su elemento, con esa pizca de arrogancia y esa cadencia tan característicamente suya, probablemente no ayudaría a descender su temperatura corporal.

Juliana la había dejado caminando por las nubes y con casi todos los rincones de su anatomía en llamas, pues Valentina sentía cosquillas en zonas donde nunca creyó que se podía.

La cocinera no se sentía muy distinta pues el estado en el que la había dejado su invitada ameritaba una ducha fría, o dos.

Juliana jamás se imaginó siquiera que su cuerpo era capaz de levantar tanta temperatura, pues ciertamente con Amy no había experimentado ni la cuarta parte de las cosas que sentía cuando besaba a Valentina. O cuando la abrazaba, o cuando se sumergía en esos ojos tan hermosos, o cuando se perdía en el eco de su risa. En  definitiva todo acerca de Valentina era intoxicante y por sobre todas las cosas adictivo.

“Hola mi cielo, me extrañaste?” Preguntó Valentina mientras tomaba por la cintura y por detrás al objeto de su afecto, depositando su mentón en su hombro derecho. Había permanecido un largo rato en el sofá hasta que eventualmente las ganas de envolverse nuevamente en Juliana pudieron más que el intento por controlar su libido.

“Siempre te extraño morrita” Contestó dulcemente la morena mientras terminaba de picar unas verduras a velocidad chef profesional y Valentina simplemente se quedó asombrada.

“Y con qué delicia me sorprenderás hoy?” Preguntó realmente curiosa pues todo realmente olía muy bien, además de su cocinera obviamente.

“Hoy hay comida china” Anunció con cierta arrogancia la morena, lo cual fue inmediatamente percibido por su compañera.

“Mi segunda favorita” Contestó sonriendo tiernamente pues encontraba la actitud de Juliana simplemente adorable.

“Exactamente por ese motivo” Agregó Juliana sonriendo.

“Juls… la neta… en algún momento tienes que dejar de consentirme o nunca querré irme de aquí” Observó la rubia con total honestidad, realmente conmovida por cómo Juliana estaba atenta y cuidaba absoluta y celosamente cada detalle.

“Y eso sería tan malo?” Preguntó desprevenida la cocinera y en ese mismo instante se sonrojó profusamente. “Perdón Val… es que…” Ensayó una disculpa.

“No… no te disculpes Juls…” Insistió Valentina mientras ocultaba su rostro en el cuello de Juliana intensificando el agarre de sus brazos alrededor de su cintura. La verdad era que Valentina no estaba acostumbrada a que alguien fuera tan tierno con ella, Lucho ni siquiera reparaba en qué día de la semana tenía guardias, mucho menos en su ránking de comidas favoritas.

Ciertamente Juliana estaba decidida a convertirse en el centro de su universo y a velocidad récord. La rubia mordió inconscientemente su labio inferior pues moría por besar a su cocinera, pero entendía que no debería perturbarla y mucho menos en su tarea actual.

Juliana estaba literalmente haciendo un esfuerzo sobrehumano por no darse la vuelta y besar a su morrita de los ojos de cielo y no parar nunca más. Jamás había tolerado la cercanía de otra persona en la cocina, en su cocina, pero Valentina parecía ser la excepción a absolutamente todas sus reglas. Instintivamente aceleró el paso de su cuchilla pero sus cálculos esta vez le fallaron y terminó por cortarse su dedo índice izquierdo.

“Ouuuchhh… diablos!” Exclamó mientras alejaba súbitamente su mano de la tabla donde estaba la comida, pues la sangre estaba brotando profusamente de su dedo. Valentina se sobresaltó sin entender qué había ocurrido. Juliana inmediatamente tomó el trapo que colgaba de su hombro izquierdo y envolvió su mano con el, como era costumbre cada vez que algo así le sucedía.

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