Capítulo 18 - Better than chocolate

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Valentina llegó finalmente a su casa luego de conducir por un par de horas sin tener un destino claro, eso siempre la ayudaba a limpiar su cabeza cuando estaba muy cargada.

Sin embargo en dos de cada tres semáforos en los que detenía su coche miraba su celular y literalmente tenía que usar toda su fuerza de voluntad para no marcarle a su cocinera.

Se sentía fatal por cómo se había ido, así sin dar explicaciones, básicamente huyendo como una rata. Esa no era ella, no la habían criado así. También sabía que muy posiblemente no iba a poder parar de besar los labios más bonitos del mundo, pero ella aún tenía novio y no quería iniciar algo desde un lugar de culpa o resentimiento. Tampoco la habían criado así y ciertamente ninguno de los tres involucrados se lo merecía.

Lucho podía ser un verdadero patán algunas veces pero en el fondo era un buen hombre y un gran amigo. Quizás algún día volverían a serlo.

Ay Valentina… ahora si ya la regaste chava... Pensó mientras se tumbaba en su cama, mordiendo su labio inferior y exhalando profundamente.

“Ay Valentina…” Repitió pero esta vez en voz alta a la soledad de su cuarto.

Su cerebro estaba sobrecargado. Por una parte no podía parar de sentir ese cosquilleo en todo su cuerpo y estremecerse cada vez que revivía los besos que le había dado a Juliana. Algo totalmente foráneo para ella pues nunca jamás en toda su vida dos simples besos la habían llevado a ese estado, y sinceramente no podía entender cómo nadie nunca le había advertido que algo así existía.

Por otro lado Valentina casi no se podía contener las ganas de salir nuevamente corriendo de allí, volver donde estaba la mujer más maravillosa que había conocido y rogarle que otra vez la hiciera volar. Literalmente no sabía cómo o porqué había ocurrido todo esto pero no se arrepentía en lo más mínimo. Tampoco sabía cómo iba a hacer para explicarle todo a Juliana y aún tener una oportunidad con ella.

Rogaré si es necesario… Pensó suspirando.

Y por último estaba la realidad, su realidad. Para empezar tenía novio. Desde luego que Lucho ya tenía los días contados mucho antes de que conociera a su cocinera, pero no dejaba de ser algo más a resolver si de verdad iba a intentar proponerse tener algo con Juliana.

Y también estaba su maldito apellido y la persecución mediática que podía generarse en torno a ellos. Viva prueba de eso era su hermano Guillermo y sus pocos pero frustrados intentos de tener relaciones normales y sanas. Cómo someter a Juliana a todo eso; probablemente la chica ni tenía real dimensión de con quién estaba compartiendo su tiempo.

“Maldición…” Dijo Valentina descargando su frustración e interrumpiendo el silencio que la envolvía.

Y aún así, aún después de todos los análisis posibles Valentina no podía negar la manera en la que aún se sentía y todo lo que Juliana había provocado en ella. Y no sólo sus besos.

Todo.

Sus hermosos y profundos ojos, como la derretía esa sonrisa, ese pequeño hoyuelo en su mentón que la enloquecía, su calidez, su inteligencia, su innegable sensibilidad, su increíble talento, su ingenio, su capacidad de hacerla reír hasta no poder respirar. Todo literalmente la atraía a ella. Juliana se había convertido en su nuevo centro de gravedad y no había absolutamente nada que pudiera hacer al respecto.

Ya Juliana, ya… puedes salir de mi cabeza porfa? Aunque más no sean cinco minutos... Mientras Valentina intentaba sin éxito coaccionar a sus minions mentales a que la ayuden a dejar de pensar en su cocinera sintió vibrar su móvil sobre su escritorio. Se levantó de un salto de su cama y casi lo tira al piso de la ansiedad por desbloquear el aparato.

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