Capítulo 45 - Innuendo

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Tal y como Juliana lo supuso esa noche sólo durmieron algunas horas, pues la mutua necesidad de continuar explorandose pudo más que los reiterados intentos de dominar sus instintos más básicos.

Los primeros vestigios de luz entraban por la gran ventana del cuarto de la cocinera, encontrando sus cuerpos desnudos totalmente entrelazados y sólo apenas cubiertos por una sábana. La evidencia de una increíble noche de pasión era irrefutable y estaba desperdigada por toda la habitación. Juliana apenas abrió los ojos cuando sonó la alarma de su móvil y Valentina ya estaba reaccionando ante el estímulo sonoro, probablemente más habituada a los sobresaltos y las pocas horas de sueño.

“Buen día mi amor” Sonrió la rubia y rápidamente se refugió aún más en el cuello de la morena besando todo lo que encontraba a su paso.

“Buen día hermosa” Contestó Juliana respirando profundo pues no era inmune a los labios de su novia.

Varios minutos de caricias y dulces besos transcurrieron hasta que ambas sabían que debían volver al mundo real o de otro modo Valentina tendría que buscarse un nuevo hospital y Juliana otro lugar donde estudiar.

“Me vas a enviar a la ducha?” Preguntó la rubia con cara de cachorrita perdida y Juliana sólo pudo soltar una carcajada.

“Pues claro morrita… tú no te das cuenta pero transpiras cual cerdito por las madrugadas” Contestó risueña, guiñandole un ojo y Valentina sólo pudo soltar el primer grito de indignación de la mañana.

“Juliana Valdés! Pues este cerdito…” Dijo Valentina mientras se zafaba de los brazos de su novia intentando fingir indignación y abandonaba la cama de un salto. “Se va a bañar solito…”

Juliana estaba riendo profusamente. “No me hagas eso mi vida…” Suplicó la morena.

“Pues que te sirva de lección para no hacerle más bullying matinal a este bello cerdito…” Agregó mientras entraba al baño pero dejando la puerta abierta.

“Ya morrita… entonces prepararé el desayuno…” Dijo con un enorme puchero y también abandonó la desordenada cama.

Valentina asomó su cabeza por la puerta mientras se sentía el agua de la ducha corriendo de fondo. “A dónde crees que vas?” Dijo sonriendo maliciosamente.

“Pues no era que debía aprender mi lección?” Se defendió la cocinera.

“Y yo te diré cuando considere que la has aprendido… ven aquí…” Sostuvo la rubia con una voz tantito más sensual.

Juliana no pudo evitar que todo su cuerpo reaccionara ante esa petición, viniendo de esa persona, en ese contexto y sobre todo usando ese tono de voz.

Dios esta niña me va a matar… Pensó automáticamente mientras sonreía ampliamente y todo su cuerpo se movía en dirección al centro gravitacional de su universo, dueña además de la voz más sexy del planeta.

Media hora después de tomar la mejor ducha de sus vidas estaban en la cocina intentando preparar algún tipo de desayuno rápido pues no faltaba mucho tiempo para que tuvieran que irse. Su nueva rutina matutina claramente tendría que sufrir algún reajuste si querían seguir duchandose juntas.

“Aquí tienes morrita… no es de mis mejores producciones pero…” Aclaró la morena depositando un plato de comida sobre el desayunador, al tiempo que Valentina apoyaba dos tazas enormes de café que acababa de preparar y se sentaba en el lado opuesto a la cocinera.

“Amor todo lo que preparas es delicioso, por el simple hecho de que lo preparaste tú” Contestó con voz y ojitos de enamorada, Juliana simplemente se derritió y se inclinó para depositar un breve y suave beso en esos labios carnosos que tanto disfrutaba morder.

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