treinta

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— ¿Le diste un iPhone a tu gato?

— Es un tigre, Min— corrigió.

— Me entendiste.

Seungmin asintió, sonriendo con algo de burla.

— Tiene sus ventajas— dijo—. Me encanta la curiosidad de Hyunjin y todo, pero a veces es muy molesto, todo el día con preguntas, algunas que no sé responder. Esa es la principal, después hay otras, como contactarme cuando no estoy y tal.

>> Hyun todavía no sabe leer o escribir, pero puede manejar el iPhone por voz.

Minho suspiró.

— Aún no puedo creer que tú mascota tenga un mejor celular que yo.

Seungmin lo miró con el ceño fruncido, ese comentario y el tono que habia usado lo habian molestado.

A demás de referirse a su lindo híbrido y novio como "mascota" le parecía horrible, como si fuera un animal.

— Minho ¿Qué mierda te pasa? — dijo, se notaba el enojo en su voz—. Primero, Hyun no es una mascota, es una persona, es más que eso. Y qué si le dí un puto iPhone ¿Qué?, no te incumbe en lo que gasto mí dinero.

Seungmin soltó un resoplido, en serio le estaba molestando esa actitud de su amigo, la venía notando desde hacía un tiempo.

Minho solía ser muy tranquilo, y cariñoso con todos, pero últimamente había sentido que estaba más cambiado, sus palabras eran más bruscas y parecía estresado la mayoría del tiempo.

El castaño suspiró pesadamente.

— Bien, Seung, lo siento— murmuró, aunque su tono no era del todo creíble—. ¿Sabes? Olvida nuestra juntada, me llevaré a Changbin a casa, me voy, gracias.

Sin más se levantó del cómodo sillón, subiendo las escaleras hasta el cuarto de los híbridos, abriendo sin tocar la puerta, notó a su gatito correcteando detrás de un emocionado conejo marrón, que saltaba por todo el cuarto, mientras Hyunjin permanecía en forma humana, jugando con una pelota.

"Son felices con tan poco" pensó.

— Binnie— lo llamó, entrando a la habitación.

Los híbridos se detuvieron, el gato negro lo miró un segundo antes de cambiar al lindo humano con tiernas orejitas que se sacudían un poco por los nervios, que lo miraba con esos pequeños y brillantes ojitos y un ligero rubor en sus mejillas.

Minho sintió su corazón agitarce un momento, lo que lo obligó a hacer una pausa antes de hablar.

— Vamos a casa, gatito— dijo—. Toma lo que hayas traído.

Changbin asintió, antes de levantarse para tomar su abrigo, tirado en el suelo, y colocarse una gorrita de lana para ocultar sus orejitas.

Hyunjin se despidió de él con una sonrisa y moviendo su mano, por otro lado, Felix, quien siempre fue el más cariñoso, cambió para dejar un beso en su mejilla y sonreírle junto con un "Adiós, Binnie".

El gatito notó a su humano con el ceño fruncido, Minho tomó su mano con algo de fuerza, para atraerlo hacia él y pasar una mano sobre sus hombros, pegado a su cuerpo durante todo el camino hasta llegar al departamento.

Su expresión parecía molesta, no se molestó en disimularlo, y Changbin no dijo nada en todo el camino, mordiéndose el labio con nervios.

Ni bien cerró la puerta del departamento Minho lo besó con fuerza, de forma posesiva y atrapando su cuerpo contra la puerta, su lengua recorrió la cavidad bucal del híbrido, haciendo que los sentidos de ambos se nublaran, pero principalmente de Changbin, quién no duró más de unos segundos antes de comenzar a respirar de forma agitada, ronroneando con fuerza, sintiendo su rostro cada vez más caliente.

Minho se separó de golpe, ambos respirando profundamente.

Los ojitos de Changbin estaban algo enrrogecidos, sus labios rojos e inchados, entreabiertos, dejando escuchar mejor el ronroneo, su rostro como un tomate.

Minho sonrió por lo lindo que era, acaricio sus mejillas y notó los ojitos de Changbin viajar de sus ojos a sus labios, para volver arriba, evidentemente nervioso.

— Perdón por ser tan duro contigo, Binnie— dijo, limpió con su pulgar un pequeño resto de saliva que quedaba en los labios del híbrido—. A veces te necesito tanto, gatito. Me calmas mejor que cualquier otra cosa.

Se miraron sin decir nada, hasta que Minho se alejó de él, Changbin sintió frío, notó a su humano ir hacia la cocina, era tiempo para cenar, así que le pareció obvio que comenzaría a cocinar.

Lo siguió en silencio y lo observó sacar todo lo que utilizaría, lavarse las manos y comenzar.

— Honnie— lo llamó.

— ¿Hmm?

— Tú... ¿Me amas?

Minho miró sobre su hombro al híbrido.

— Claro que te amo, Binnie— dijo—. Te lo dije el otro día, ¿Por qué preguntas?

— Porque siempre me dices "Te quiero", sólo me dijiste "Te amo" una vez— murmuró.

— Supongo que es la costumbre— dijo el castaño—. ¿Quieres que te diga "Te amo"?

— Sí— lo escuchó—, por favor— murmuró más bajo.

Minho rió de ternura.

— Ven, Bin— dijo, mientras dejaba lo que preparaba para limpiarse un poco las manos con un trapo, escuchó los pasos del híbrido acercarse, hasta que vió a Changbin frente a frente.

Dejó un pequeño y tierno beso en sus labios, un beso delicado, sin nada de lenguas o movimientos bruscos, produciendo leves chasquidos con los mínimos alejamientos que hacían su baile de labios, durando unos cuantos segundos.

— Te amo— murmuró el castaño, al separarse, mirando los brillantes ojitos de su gatito.

Changbin sonrió, mostrando sus encías y haciendo que unas leves arrugas aparecieran alrededor de sus ojos, totalmente adorable.

Changbin se atrevió a dejar un corto beso en los labios de su humano.

— T-También te amo— murmuró.






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Bad Luck (MinBin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora