noventa y tres

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Al salir de aquella junta, el pelinegro se mordió el interior de la mejilla con nervios.

Tomó su celular y buscó el nombre de "SeungKwan" entre sus contactos, consideró que lo mejor era mandarle un mensaje, porque no sabía qué tan ocupado estaba, así que comenzó a escribirlo hasta que escuchó un leve chillido a sus pies.

Sus pasos se detuvieron, frunció el ceño, alzó su celular para mirar a sus pies, donde una ardilla de pelaje claro lo miraba fijamente.

— ¿Qué pasa, amiguito?

El animal respondió con un chillido.

— Muévete, ratita — Cheol dió un paso a un lado, para esquivarla, pero el animalito dió un salto y subió a su pierna, trepó por su ropa hasta sus brazos y por más que se sacudió para que se fuera, no hubo caso hasta que esta se fue sola, dando saltos, dejando a S.coups confundido y algo agitado por lo que había ocurrido —. Qué mierda... — murmuró, acomodó sus cabellos, y se tomó dos segundos para recordar qué estaba haciendo antes de eso, hasta recordar el mensaje a SeungKwan, miró a sus manos vacías, palpó sus bolsillos aunque no recordaba haberlo guardado —. Mí celular...

Se volteó sobre sus pies, buscando a aquel animalito del demonio mientras lo insultaba por lo bajo.

Encontró unos zapatos lustrosos, de un negro brillante y subió por el cuerpo del dueño de aquellos zapatos, llevaba un saco hasta debajo de sus rodillas, que apenas dejaba ver algo de su pantalón, un sombrero cubría parte de su rostro, en su hombro aquella ardilla inmunda, en su mano, el celular de S.coups.

— Choi Seungcheol — dijo, para su sorpresa no tuvo problemas para pronunciarlo —. Apodo, S.coups. Alias, el traidor.

El pelinegro lo miró con el ceño fruncido.

— ¿Quién te crees?

— Conozco tu historia — continuó aquel extraño —. Sé lo que hiciste, sé que fuiste tú quien inició el incendio en el refugio, también que fuiste tú quien entregó a Lee Changbin a las manos del tráfico.

Cheol quiso reír, por dentro, ese tono tan seguro le dio miedo, pero no lo dejó mostrar.

— ¿Me devuelves mí celular? Así me voy a la mierda y no tengo que soportar todas tus cosas-

— También sé que estás enamorado de Jisoo.

Se quedó sin palabras segundos completos, sintió el rubor subir a sus mejillas con vergüenza.

— ¿No te parece lindo que casi matas a quien más amas en todo el mundo por ese incendio?

Cheol negó.

— N-No sé de qué hablas.

— Claro, ni te importaba porque él estaba con Lee Minho en ese momento, quién iba a poner a salvo a su novio y al que ya quisieras que fuera tuyo también, porque esos dos no se iban a separar.

Seungcheol volvió al silencio.

— Dime, ¿Qué tan lindo se siente pensar de que hubiera pasado si Jisoo no hubiera salido de aquel incendio? — el hombre del saco notó cómo apretaba sus nudillos y sonrió — ¿Sientes la desesperación? Tienes suerte de que sea ficticia, ¿Pero sabes qué es real? Que arruinaste su felicidad.

El pelinegro mordió su labio inferior con fuerza.

— El pobre y rebelde gatito-humano huérfano, que sólo fue amado sanamente y cuidado mejor que nadie por su hermano mayor Changbin, quién después de nueve años de no verlo nunca más, finalmente lo reencuentra. Y tú se lo quitas — dijo, su voz sonaba grave y baja, hacia que Cheol sintiera frío hasta en los huesos —. Le rompiste el corazón, de nuevo, y ahora está roto para siempre, ¿Sabes por qué? Porque Changbin está muerto, por tu culpa.

Bad Luck (MinBin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora