ciento once

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— Jeon, tengo que cuidar de Changbin estos días, e ir al veterinario en cuanto pueda, Hyunjin y Felix, llama a Seungmin para preguntarle cómo está, y por la tarde llama a casa para ver si los pequeños no incendiaron mi hogar, ¿Bien? — le recordó Minho, en la entrada de la casa, tenía a un gatito negro en brazos que no paraba de moverse.

Changbin estaba asustado y emocionado al mismo tiempo, no le gustaba el veterinario, pero quería saber si podía tener gatitos con Minho, así que cambio a su forma animal y maullaba y daba vueltas en los brazos de su humano.

Minho le había dicho que no lo iba a llevar ese mismo día, y que antes tenía que tener una charla sería con él, pero el gatito ya veía eso como una gran oportunidad, un casi seguro "Si" y eso lo había alterado.

— Todo bien — dijo Jeongin, con una sonrisa amplia y con marcados hoyuelos.

— De acuerdo, llámame si necesitas algo — dijo Minho para despedirse, dando media vuelta para volver a su casa.

Jeongin cerró la puerta de golpe, antes de gritar:

— ¡Hyunjin!

El híbrido se asomó desde las escaleras que daban al primer piso, tenía su cola entre sus manos y la estrujaba un poco, sus orejas estaban bajas.

— ¿Listo para ir a ver a Seungmin?

— N-No sé si es una buena idea — murmuró en un balbuceo.

— ¿Por qué? Min está más que de acuerdo conque vayas a verlo.

Hyun negó.

— Minho se enojará, será incómodo, y Seungmin sólo lo hace por compromiso... Debe odiarme.

Jeongin lo vió con su vista baja y el tono dolido de su voz lo hizo sentir mal.

— ¿Por qué no se lo preguntas en persona?

— Porque no necesito escucharlo para saber que me odia.

— Nunca sabrás si en verdad te odia.

Hyunjin no dijo nada, notó que estaba tenso y a punto de darse vuelta para volver al cuarto y no salir, así que lo tomó del brazo y lo arrastró hasta la salida, tomando sus abrigos e ignorando los llamados del tigre y los pedidos de que lo deja ir, incluso durante todo el viaje hasta el hospital y hasta el momento en que quedaron frente a la puerta de su habitación de hospital.

— Jeongin... Por favor — Hyunjin tenía lágrimas en sus ojos y su voz estaba media rota — ¿Puedo ir a casa? No me siento bien... ¿No puede venir Fefi en mi lugar? A él lo quiere más.

— Hyunjin, todos te aman mucho y el único que dice que no te quieren eres tú mismo — dijo el moreno, tomando sus manos —. Estará todo bien, pruébalo.

Hyun sorbió su nariz un poco.

— Hace... Mucho que no lo veo, mucho.

— Pues lleva aquí un tiempo, hasta se sienten meses... Cómo cinco meses y dieciocho días.

Hyunjin asintió.

— ¿Por qué habían peleado? — preguntó Jeongin con suavidad.

— Él nos dijo que Changbin había muerto... Pero Lix y yo tenemos ese sentimiento, de saber cuándo le pasa algo a alguien que queremos, de la misma forma que sabemos cuándo Seungmin está triste y lo sentimos... Sentimos que algo estaba mal, sentimos que alguien mentía, sentimos que Changbin estaba allí en algún lado... Min siempre lo negó, y al final, quedamos los dos solos, porque sentíamos que había que hacer algo por nuestro amigo... Pero no podíamos hacer nada, y nuestra única persona que si podía no nos entendía, así que nos alejamos.

>> Y no lo notamos cuando comenzó a enfermar, no estábamos lo suficiente con él como para ver que le dolía hasta respirar... Todo porque estábamos pensando en nuestro amigo.

>> Y él rompió con nosotros y cómo no hacerlo... En verdad...

Jeongin asintió.

— Hyunie, todos cometen errores, y yo sé y Seungmin también lo sabe que ni tú ni Felix hubieran querido que su humano se enferme de este modo, son cosas que a veces pasan, que pasó en un mal momento para ustedes y complicó las cosas... Pero no lo hicieron a propósito.

>> Seungmin se está recuperando muy bien y sabrá entenderlos mejor que nadie, no los abandonará, y los va a cuidar como sólo él sabe hacer. Y va a saber perdonarlos también porque es lo suficientemente maduro para hacerlo.

>> Y tú y Felix deberían ser lo suficientemente maduros como para perdonarse a sí mismos, si Seungmin lo hace, ¿Por qué ustedes no?

Hyunjin miraba al suelo con un marcado puchero en sus labios.

— Vamos, que él también quiere verte.

— ¿En serio?

— Claro que sí, eres su pequeño tigre.






— Claro que sí, eres su pequeño tigre

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Bad Luck (MinBin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora