cincuenta y siete

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— ¿Más café? — ofreció Jeongin, alzando la cafetera mientras miraba al castaño.

Minho alzó la vista de sus apuntes y asintió.

— Sí, por favor—dijo, miró todos sus papeles y suspiró—. No voy a terminar con esto nunca... Nunca desapruebes una materia promocional, Jeongin.

— No está en mis planes, pero gracias— dijo el moreno, sonriendo, mientras recargaba la taza de Minho con más café—. Recuérdame por qué no fuiste a la presentación del trabajo.

— Changbin fingió estar en celo porque era martes trece— dijo el castaño como si nada, recibió la taza de café y tomó un sorbo con tranquilidad.

— ¿Qué?

— Oh, pues, Binnie es muy especial— dijo—. Y su amigo Hyunjin le llenó la cabeza desde cachorro, como es un gato negro piensa que me da mala suerte y quiere protegerme de cosas malas que me pasen porque se siente culpable por darme mala suerte.

Jeongin rió.

— Eso es tan adorable— dijo, Minho asintió un poco.

— Es bastante molesto a veces— dice—. Cuando salimos no me deja pasar debajo de las escaleras, y siempre mira el suelo para evitar pisar grietas y tal... Y muchas veces me pidió comprar amuletos o buscar tréboles de cuatro hojas en el suelo... Yo no creo en esas cosas, Jeong.

— Yo tampoco, con sinceridad— dijo, se encogió de hombros—. En la vida hay desventuras y casualidades, pero está muy lejos de la suerte.

— Ve a explicarle eso a Changbin— dijo Minho con una risita—. Ya no se lo discuto, es como una parte de él. Y qué tal Chan, ¿Tiene algo así... No sé, curioso?

— Pues... Cuando se asusta se esconde en mi cuello— dice, y ríe un poco—. Dice que es su lugar favorito... O sino... Le gustan mucho los espejos, es muy lindo, pero no hay nada comparable a Changbin y su mala suerte.

Minho asintió.

— Quizás es muy único— dijo Jeongin, haciendo sonreír a ambos.

— Jeong, ¿Podría preguntarte de algo? Quizás es muy personal para tí, dime si no quieres decir nada.

Jeongin asintió.

— Claro, Ho, dilo.

— ¿Cómo fue que encontraste a Chan?

Jeongin asintió, algo incómodo.

— Pues... Hace unos cinco años, cuando aún estaba en secundaria, habíamos armado un grupo escolar para apoyar a los híbridos— dijo—. No hacíamos demasiado, pero hacemos algo, ya sabes, protestas, marchas, racudabamos dinero y cada tanto colaborabamos con algún híbrido callejero que necesite tratamiento veterinario o ayuda.

>> Encontré a Chan luego de una de las marchas, fue frente a un prostíbulo ilegal de híbridos, fue luego de la marcha que la policía y autoridades del gobierno nos prestaron atención y lo cerraron, detuvieron a unos pocos que estaban adentro y rescataron a los híbridos que quedaban.

>> Me estaba marchando de allí hacia mí casa, y estaba más que feliz, como nunca antes, cuando a unas tres cuadras de allí noté a algo moverse entre la basura.

>> Chan estaba allí, en su forma humana, llevaba desde la noche en ese lugar, estaba a pocas horas de morir de hambre y de deshidratación... Es lo que siempre hacen con los híbridos, los dejan morir cuando ya pierden el interés.

Minho notó que había lágrimas en los ojos del moreno.

— Lo llevé en brazos hasta el primer veterinario que encontré y te juro que lloré por días— dijo—. Muchas veces dudé si él lo lograría, pero ya lo ves, anda correteando detrás de un gato negro con mala suerte— sonrió un poco—. Y lo amo, no podría amarlo más.

— Me encanta que seas tan positivo, Jeong.

— Fue un final feliz, Ho, no todos tienen la misma fortuna, es algo para estar positivos— dijo—. ¿Por qué preguntas?

Minho se encogió de hombros.

— Yo... No sé nada del pasado de Changbin, nada antes de que apareciera metido en una caja... Pero creo que su pasado no es muy bonito tampoco.

>> Cuando lo llevé al veterinario descubrí que estuvo en un proceso de fertilización.

— Esos son ilegales— Minho asintió—. Están en el mismo mundo de la exploración ilegal, la trata y el mercado de híbridos.

— Lo sé— dijo el castaño—. Tengo miedo por él, Jeong, no sé... ¿Qué pasaría si ese mundo lo vuelve a encontrar? No quiero que le hagan nada...

Jeongin asintió.

— Entiendo tu miedo, Minho— dijo—. Pero lo que dices es completamente evitable, cuídalo bien, con todo tu corazón y protegelo de esas cosas.

>> Mira a Chan, él también estuvo allí y es completamente libre.

Minho asintió, quiso hablar de nuevo pero escuchó un correteo a su espalda, la risa de Changbin llegó hasta sus oídos y sus orejas se asomaron por el lado del umbral de la puerta.

— Binnie, puedo verte— dijo, riendo, el pelinegro asomó sus ojos hacia adentro, dándole ternura a los dos—. ¿Que quieres gatito?

— ¿Puedes jugar conmigo, Honnie?— pidió—. Chan se aburrió y se fue a dormir...

El castaño rió con ternura, dejó sus apuntes de lado y fue hasta él, dejando un tierno beso en su cabeza.

— Claro que sí.

— ¡Bien! Mira, Chan me dió este cosito, y no sé qué aprieta que sale un... ¡Ahí está!

Minho rió con ganas aparenta el botón del pequeño láser, Changbin cambió rápidamente a su forma de gato mientras perseguía ese estúpido punto rojo por toda la sala.






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Bad Luck (MinBin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora