Bad Luck (MinBin)

noventa

Seungmin y Minho caminaron en silencio, aún a mitad de camino hasta el departamento del castaño, el mayor de los dos estaba con el ceño fruncido y evidentemente enojado.

Minho miraba al suelo con un puchero en los labios.

— Estoy esperando que me expliques por qué mierda pasó esto.... ¿Y qué coño le hiciste a SeungKwan?

— Se lo merece...

— Le dejaste un ojo morado y casi ciego, estúpido. Y parece que arrastraste su cara por el pavimento.

Minho rodó los ojos.

— Él es menos fuerte que tú, Minho, no puedes usar tus brazos contra ese fideo, ¿No pensaste que podrías haberlo matado?

— Eso quisiera...

— ¡Lee! — Seungmin lo empujó y Minho lo miró como si estuviera listo para pelear — ¿Y ahora qué mierda te pasa, amigo? ¿No estuviste en algo con él hace unos meses? ¿Y ahora lo golpeas?¿Qué mierda, Lee?

— ¿Al menos vas a escucharme? — preguntó Minho, furioso, en sus ojos aguantaba las lágrimas —. SeungKwan fue quien mató a Changbin.

Seungmin permaneció en silencio dos segundos enteros, sintiendo su pecho comprimirse por esas palabras, vió a Minho comenzar a llorar de nuevo.

— Él me lo dijo... — murmuró —. Antes de morir. ¿Sabes que toda su familia y amigos están metidos en miles de denuncias e investigaciones por maltrato?

Seungmin asintió lentamente.

— Lo siento, Minho, pero eso se sabe hace mucho... Incluso desde antes de que adoptaras a Changbin.

— ¿Se sabe? ¿O tú lo sabías?

— No, Minho, se sabe, sólo que eras un ciego de mierda y no querías escucharnos mientras te ibas con él por ahí...

Minho lo miró con cierto dolor, las lágrimas seguían cayendo.

— Y por eso todo terminó tan mal, ¿Sabes? — murmuró el castaño —. SeungKwan tenía celos de Changbin, y también poder, y muchas cosas malas a su alcance... ¿Y tengo que golpearlo para que deje de joderme la vida? ... Ya me quitó a Changbin, Seungmin, no lo quiero cerca, lo odio.... En serio lo odio— sollozó, y Seungmin sólo atino a abrazarlo con fuerza, mientras su amigo rompía en llanto, y él dejaba surguir lágrimas en silencio —. Quiero justicia, Min... — murmuró Minho, en cuando su llanto calmó un poco —. Bestias como él... No pueden seguir libres, quiero hacer algo, por Binnie... Y por los que todavía quedan...

Seungmin asintió, se separó un poco del abrazo, tomó su rostro para que alzara la mirada hacia él, los ojos llenos de lágrimas de ambos se encontraron.

— Voy a hacer que toda la Organización esté en esto, Minho, lo prometo... Esto no va a quedar así, pero no mates a nadie a golpes - — fue interrumpido por una tos, se alejó de su amigo con un empujón, girandose para toser hacia otro lado, doblándose ligeramente.

— Seungmin... — Minho se acercó a él con suavidad, sosteniendolo por los lados, mientras una expresión preocupada se instalaba en su rostro.

El otro negó, apartó la mano de su boca y limpió las pequeñas gotas de sangre en su pantalón antes de que Minho pudiera verlas, miéntras respiraba de forma agitada por la tos.

— ¿No es que estabas mejor?

Seungmin asintió.

— Lo estoy, en verdad... Pero la tos no se ha ido... Ya pasará — dijo, se volteó hacia él y sonrió ampliamente, se reincorporó de nuevo, apartándose un poco de su amigo — ¿Quieres que te acompañe hasta tu casa?

Minho lo pensó un momento, mordiendo su labio con nervios, hasta que finalmente negó.

— Puedes irte si quieres, Hyun y Lixie deben estar extrañandote.

— Sí.... Ya quisiera...

Minho alzó una ceja.

— ¿Pasó algo?

Seungmin negó.

— No... No sé, cuando sepa te cuento, ¿Bien? — dijo, apoyando una mano sobre su hombro —. Juntemonos pronto, te invito a una cena, cuando y en dónde quieras.

Minho rió un poco.

— ¿Como una cita?

Seungmin asintió.

— Acepto — dijo el castaño, asintiendo —. Hablemos mañana, y arreglamos, ¿Bien?

— Claro, lindo.

— Hasta luego, guapo.

Seungmin lanzó un beso volador hacia él, mientras se alejaba por otra calle, rumbo a su hogar, y escucha a Minho reír por eso.

A pesar de eso, su sonrisa no duró mas de una cuadra, viendo las luces de su casa a lo lejos, y recordando que sólo iba a terminar sintiéndose mal a morir, y sus híbridos no le iban a dar atención.

Y así volvió a entrar a su casa sintiendose sólo de nuevo.