ciento diecinueve

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Por la mañana se despertó sintiendo la nariz de Changbin frotandose en su cuello, cada tanto, pequeñas lamidas con su áspera lengua de gato le daban escalofríos al humano.

- ¿Ya te despertaste, Changbin? - preguntó Minho de forma irónica, a lo que el híbrido asintió, sus manos fueron a apretar la tela del pijama del castaño.

Minho tomó su mejilla y alzó el rostro de su novio, para mirar sus ojitos que suplicaban atención un segundo antes de unir sus labios en un beso profundo.

Juntó sus lenguas y se acomodó sobre él mientras escuchaba los suspiros agitados que lograban escapar de su húmedo beso.

Las manos del humano acariciaron el torso de Changbin, pasando por debajo de su remera.

- Minho... - Changbin jadeó su nombre -. Quítamela...

El nombrado obedeció, quitándole la remera que llevaba puesta, sus manos fueron al borde de la ropa interior del híbrido, que era la única prenda restante.

Por más que Changbin estaba muy sensible y con una necesidad enorme, más grande que nunca, de que Minho entrara en él, desnudó a su pareja tal como él había hecho, y disfrutó de los besos humedos y del roce de pieles, de las fricciones íntimas y de los cuantos chupetones que ambos se dedicaron.

Ya demasiado caliente, no pudo aguantar mucho más sus ganas.

- Minho... Te necesito adentro-  murmuró, entre suspiros, sus mejillas estaban muy rojas y sus labios muy hinchados.

- Todo lo que quieras, bebé - dijo el castaño, y fue cuando terminó de quitar el boxer del híbrido y el suyo, ya completamente desnudos en la privacidad del cuarto que compartían.

Una mano fue a acariciar el miembro del híbrido, mientras su otra mano se acercaba a su entrada, húmeda del lubricante natural de su pequeño.

Se entretuvo escuchando los gemidos de Changbin, sonrió al escucharlo decir su nombre, pidiendo por él de forma necesitada.

- Pronto, pequeño, no quiero lastimarte - murmuró, besando la punta de su nariz.

- E-En verdad no sabes... Cuánto te necesito...- murmuró, con cierta vergüenza.

Un celo no era como otras veces en las que se había calentado y solo quería acabar y ser libre de nuevo, era mucho más intenso, sentía un gran vacío en su estómago que le daba ciertas náuseas, demasiado calor, como si tuviera fiebre, y se sentía tan húmedo y desesperado que quería llorar.

- Estoy aquí, Bin - Minho retiró sus dedos de su interior, abrió las piernas de su novio, para colocarse entre ellas, y alzó un poco las caderas del híbrido para terminar de alinear su miembro con la entrada ya dilatada.

Se empujó hacia su interior con una pequeña embestida, haciendo que Changbin viniera un poco más alto, le continuaron varias más hasta que entró completamente en él.

- H-honnie...- Changbin gimió su nombre - Más fuerte - pidió, arqueando su espalda de placer cuando su novio le dió lo que pedía, golpeando un punto dulce y exitante.

Sus caderas golpeaban las lindas nalgas de su híbrido, haciendo aquel sonido tan característico, que se mezclaba con los suspiros y gemidos de ambos, cada tanto, el nombre del otro sonaba con tanto cariño y placer que los hacía disfrutar todo un poco más.

El humano buscó la mano del hibrido, entrelazando sus dedos, sus labios fueron hacia su cuello para besarlo de forma humeda y volver que marcar los chupetones, sentía que estaba por acabar pero Changbin seguia aun muy duro.

- Binnie... - Lo llamó como pudo, estaba tan cerca de su límite que apenas podía hablar coherente -. Ya casi termino - murmuró.

- A-Adentro, hazlo adentro - pidió, y recibió un asentimiento como respuesta.

Terminó dentro de él, como tantas otras veces, pero Changbin se sintió mucho más aliviado que las anteriores, se sintió tranquilo ante la cálida sensación de Minho al llenarlo por completo.

El humano tomó el miembro del híbrido, subiendo y bajando de este con ligera presión y masajeando su punta, mientras aún estaba dentro de él, llenándolo de su esencia, para finalmente hacerlo acabar en su mano, manchando su propio abdomen y recuperando el aire en suspiros pesados pero llenos de alivio.

- ¿Té gusto tus buenos días, Changbin? - dijo Minho, y el híbrido sonrió, asintiendo, se quedó embobado viendo sus lindas y rosadas encías, que siempre había amado.

Era lindo cómo cada vez que el gatito sonreía, mostrando sus lindas encías y sus blancos dientes y sus dos finos colmillitos, Minho solo podía pensar que daría su vida por esa sonrisa.

- ¿Crees que me dejaras desayunar ahora? Porque tengo hambre.

Changbin rió y asintió.

- Yo también tengo hambre... Vamos, humanito.






 Vamos, humanito

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Bad Luck (MinBin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora