"me dijeron que doy mala suerte"
Dónde Changbin es un adorable híbrido de gato negro y tiene miedo de darle mala suerte a su lindo dueño, Minho.
๑Esta historia NO me pertenece, todos los créditos correspondientes a @Junchi95.
๑Gracias por permitirm...
Minho se estiró cómodamente en su cama, miró al lindo gatito somnoliento a su lado, Changbin se frotaba los ojitos con cansancio.
— Buenos días, Binnie— dijo el castaño, a lo que el gatito respondió con un ruido cansado—. ¿Desayunamos juntos?
Changbin asintió con cansancio.
— ¿Puedo desayunar en la cama? — preguntó, sus ojitos se abrieron un poco, sus largas y oscuras pestañas se ajitaron.
— Por supuesto, bebé— dijo Minho, besó su nariz sin poder resistirse.
El castaño se levantó, llendo a la cocina, tomando dos tazas, preparó primero el desayuno de Changbin, su leche especial para gatos e híbridos (ya que la leche normal le caía mal) con dos cucharadas de azúcar, calentada un minuto en el microondas para que estuviera cómodamente tibia.
Minho regresó al cuarto para darle su desayuno.
Changbin estaba sentado en la cama y se veía extrañamente ruborizado y parecía pensativo.
— Binnie, aquí está tu leche.
No fue sinó que Minho habló que el gatito se dió cuenta de la presencia en su habitación sus orejitas se alzaron con sorpresa.
— G-Gracias— murmuró, tomando la taza entre sus manos.
— ¿Estás bien?
Changbin asintió, aunque no convenció a Minho.
El castaño lo dejó, sin querer preguntarle qué pasaba, volvió a la cocina, a preparar su desayuno y sus cosas de la universidad.
Ese día era muy importante porque entregarían el trabajo que había hecho con Jeongin, más una presentación oral donde tendría que explicarle al profesor qué habían aprendido de todo lo investigado.
Repasaba el trabajo, con murmullos, mientras tomaba lo que quedaba de su capuchino.
— ¡Miau~~! ¡Mi-minho! ¡Miau!
Los maullidos desesperados de Changbin lo hicieron dejar todo aquello y correr hacia el cuarto, preocupado.
— ¡Bin! ¿Qué-?
Se detuvo bruscamente, Changbin temblaba, echo una bolita en el suelo cerca a la puerta, abrazaba a sus piernas y se escuchaban sollozos y maullidos, cada tanto, murmuraba el nombre de su humano.
— ¿Binnie?
Escuchaba sus respiraciones agitadas y se asustó, sin saber qué ocurría.
El castaño se sentó frente a él, acariciando su cabello y sus orejas con cariño, Changbin mordía su labio inferior con fuerza y sorvia su nariz.
— ¿Qué pasa, bebé? Me estás preocupando.
— Honnie... E-Estoy du-duro.
Minho abrió ampliamente sus ojos, no creía haber escuchado bien.
— ¿Qué?
Changbin alzó sus ojos tímidamente dejó de abrazar sus piernas para abrirlas, mostrando lo que decía a Minho.
Tanto Changbin como Minho dormían sólo con calzoncillos y con una remera liviana por el calor de la estación, y nada de aquello disimulaba un poco la erección que tenía el híbrido.
Minho alzó sus cejas, sorprendido.
Se distinguía perfectamente el miembro de su híbrido, duro debajo de la fina tela de los calzoncillos.
