Bad Luck (MinBin)

ciento dos

Incluso un par de horas después de despertar de la anestesia, Seungmin seguía algo dormido, al punto en que tardó un momento en escuchar su teléfono sonar a su lado.

Atendió sin ver el número, pero ya suponía quién era.

— ¿Minho?

— Hola, amor — respondió el castaño, haciéndolo reír —. Iré en un rato, perdón por no estar allí cuando despertaste, aún tengo que guiar al nuevo un poco, esta tarde iré, lo prometo.

— Tranquilo, no hay problema.

— ¿Cómo estás?

— La operación salió bien, sin complicaciones y ya me conectaron a una máquina nueva para que retire todo el líquido de los pulmones... Suena raro y horrible, pero no es tan feo, ya no me duele respirar y estoy mejor. Dijeron que iba a tardar unos días conectado a esto, hasta que retire todo el líquido, después de eso me desconectarán con otra cirugía y me darán el alta.

— Lo dices como si fuera comer helado, Seungmin.

— Si me quieres comprame helado al venir— dijo con una sonrisa amplia —. Chocolate, por favor.

— No cambies nunca, Min.

— No lo haré.

— Jeongin me dijo que irá a visitarte un rato, ah Changbin me está insistiendo en mandarte saludos.

— Qué lindo.

— Sí, sí, es hermoso para ti porque no te está clavando las garras.

— ¡Con fuerza, Changbin, arañale la cara!

— ¡Seungmin!

El mayor rió y Minho terminó cortando la llamada por una pelea con el felino la cual el otro escuchó solo los primeros forcejeos.

Fue un rato, quizás veinte minutos, antes de que la puerta de la habitación se abriera, Jeongin se asomó desde el pasillo.

— Hola, Jeong — saludó el otro desde la camilla, y le extrañó que el moreno no entrara, en cambio, le dedicó una sonrisa nerviosa.

— H-Hey.

— ¿Pasa algo?

El más alto dudó, antes de entrar a la habitación cargando algo en sus brazos como si de un bebé se tratara, mientras hablaba rápido.

— Lo siento, en serio, en serio, lo siento, pero es que está muy mal y ya no come y no le dije a nadie y Chan ya se habrá dado cuenta, pero Minho no lo sabe y no le digas a Minho pero-

— ¿Felix? — su corazón se aceleró al notar el amarronado pelaje envuelto en una manta que el moreno cargaba en brazos.

— Está muy mal — murmuró Jeongin, pequeños lloriqueos caninos comenzaban a escucharse, cada vez más altos y agudos, y apenas miraba a Seungmin, aguantando las ganas de llorar —. En serio te necesita, por favor.

Y por más que a Seungmin le rompía el corazón verlo después de que habían roto, le rompía más verlo mal, así que no dudó cuando extendió los brazos hacia el moreno para que le diera el híbrido.