ciento dieciocho

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— Bien, Changbin, vamos a ver cómo está esa pancita — dijo Jisung, mientras colocaba un gel frío en su vientre para la ecografía.

— Mis tetas están más grandes — se quejó Changbin, haciendo reír a ambos, aunque el cambio era mínimo y ni siquiera Minho se había dado cuenta, probablemente sea solo parte de su imaginación.

—Bueno, eso puede ser una buena señal — dijo el veterinario, mientras en su computadora congelaba la imagen y tomaba unas medidas —. Estoy muy feliz de decirles que tu útero ya está desarrollado, Changbin, felicidades.

El híbrido sonrió y aplaudió.

— ¿Entonces? — preguntó Minho —. Ahora qué... ¿Qué debería pasar?

— Pues técnicamente, Changbin debería de tener un celo, para que sea exitoso, por ahora no hay mucho más — Jisung se encogió de hombros —. Las gatas pueden tener hasta dos celos al mes, pero los híbridos es un poco menos, una vez al mes o cada dos meses — explicó —. Vamos a dejar el tratamiento de hormonas, si continuamos con estas puede que los resultados sean exagerados.

>> Regresen en dos meses, si Changbin no ha tenido celos en ese periodo de tiempo, haremos una ecografía y un par de estudios y volveremos a usar hormonas, quizás necesite un poco más.

Para mala suerte de ambos, no podían tener paz y privacidad en el refugio, la casa volvió a recibir más híbridos huérfanos que necesitaban un hogar, fue cuando Minho tuvo que tomar la decisión entre la Organización o su familia.

Obviamente que elegiría a Changbin, a su felicidad, y a sus futuros hijos, a pesar de que le debía muchísimo a su querida Organización, tuvo que apartarse, en algún momento volvería, dejándole la casa a Mingyu, quién se volvió el dueño, y su única compañía que quedaba fue Jisoo, quien tampoco podían llevarse porque no tenían espacio.

A demás de que se iban porque querían privacidad así, ambos regresaron a su viejo departamento de tres ambientes.

La noche después de la mudanza, con todo repleto de cajas y bolsas, Minho despertó para notar que Changbin no estaba a su lado.

Igual que todas las veces que Changbin desaparecía de su lado sin razón, un escalofrío lo recorrió y sintió frío, algo asustado.

— ¿Gatito? — llamó, adormilado, frotó sus ojos y se levantó para buscarlo, caminó hacia el exterior de la habitación, y notó la luz encendida del baño, golpeó dos veces

— Minho... Te necesito — escuchó la voz de su gatito junto con un leve lloriqueo.

De inmediato abrió la puerta del baño para encontrar a Changbin echo una bolita detrás de la puerta.

— Gatito, ¿Qué te pasa? — se agachó frente a él acariciando sus mejillas.

— Minho, creo que estoy por entrar en celo — murmuró, y pequeñas lágrimas cayeron por sus mejillas.

— ¿En serio, Bin? — el híbrido asintió —. Oh eso esta muy bien, bebé, ¿Cómo te sientes?

— Tengo mucho calor y... Siento como todo es más sensible — dijo — y tu olor es muy lindo...

— Binnie, ¿Por qué lloras? — preguntó el castaño, lo tomó de los brazos y lo alzó para acercarlo a él, aunque el felino quiso mantener su distancia, sin entender el por qué, Minho lo dejó estar alejado, aunque quería abrazarlo y consolarlo como siempre hacía.

— Minho, tú... ¿Estás seguro que quieres tener hijos también? — preguntó — ¿Fue lo correcto hacer todo ese tratamiento...?

Changbin sollozó, Minho esperó a que terminara de hablar.

— ¿O hice todo mal y ya no me vas a querer si quedo embarazado y me dejas?

— Claro que no, Changbin — dijo, con una sonrisa —. Veo que estás muy sensible, Binnie — añadió, con cierta ternura.

— ¿Me quieres?

— Te amo mucho más de lo que podría describir, Changbin, eres la mejor persona y gatito que podría pedir en la vida, te amo tanto que las palabras no me alcanzan para decirte cuánto te amo.

Changbin asintió, sorbiendo su nariz y limpiando sus lágrimas.

— También te amo — murmuró.

— Oh, estás tan sentimental — dijo Minho y volvió a intentar abrazarlo, esta vez Changbin lo dejó y el híbrido se escondió en su pecho —. Sabes que mi corazón es completamente tuyo, Changbin, para siempre — besó su cabeza y al ver que el híbrido seguía sin reaccionar buscó una de sus orejas de gato para agarrarla con sus labios y tirar de ella como si lo estuviera mordiendo.

— Basta, idiota — Changbin agitó sus orejas para escaparse, golpeándolo en el pecho, el humano rió.

— ¿Vamos a la cama, Bin?

El híbrido asintió.

— Me quedé oliendote, hueles muy lindo.

— Tu hueles más lindo, seguramente, hueles a gato — olisqueó su cabello —. Y un poco a menta porque siempre te revuelcas en las plantas de la vecina.

Changbin rió ligeramente, y le pidió que no le dijera nada a la señora de al lado, mientras volvían a la cama para tener un par de horas más de sueño.






Changbin rió ligeramente, y le pidió que no le dijera nada a la señora de al lado, mientras volvían a la cama para tener un par de horas más de sueño

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esto ya casi acabaaa

Bad Luck (MinBin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora