Jane

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-Mi hermano es gilipollas. -Dije con firmeza.

-¿Qué ha hecho ahora? -Le mostré a Emma el móvil con el Instagram abierto. Acababa de publicar una historia donde aparecía en casa pidiendo compañía.

-Se ha saltado las clases y encima lo sube.

-¿Pero tu madre le sigue?

-No, pero sabe que yo lo veo. Es imbécil. Encima pidiendo que alguien le haga compañía... como suba a alguna tía a casa lo mato.

-Será que no lo ha hecho ya... -Emma puso los ojos en blanco.

-¿Qué dices? ¡Ni de coña!

-Por favor, Jane. No seas tan ingenua.

-Que puto asco... ¿qué coño ven en él?

-Pues que está tremendo.

-¡Tía! -Le pegué con fuerza en el hombro y ella se rió. Las demás estaban apartadas hablando con los chicos.

-¿Podemos ir ya con ellas?

-No quiero estar ahí. Ve tú si quieres.

-No voy a dejarte sola... pero es que son majos, no sé por qué no podemos ir con ellos. -Suspiré con fuerza.

-Venga, vamos. -Emma sonrió como una loca y se acercó dando saltitos hacia los demás.

-Hombre, la chica amable. -El chico de antes me reconoció enseguida.- ¿Te ha mordido la lengua el gato?

-¿Pasa algo? -Preguntaron las chicas.

-Nada, que vuestra amiga es muy simpática y le encanta que la gente nueva se siente a su lado.

-Estaba reservado. -Murmuré.

-Hay algo que se llama educación.

-Emma, me voy. Luego nos vemos. -Le susurré.

-Tía... -Me alejé antes de que pudiera detenerme. No tenía ganas de aguantar a tíos imbéciles que fueran de creídos por la vida.

Pensé en irme a casa y detener al estúpido de Marcus pero no quería empezar tan mal el día. Ni siquiera conocía a los profesores así que me metí en la biblioteca y me escondí entre los libros. 

Ocho MujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora